Desgraciadamente, actualmente nuestra sociedad tiene una cierta facilidad a la hora de perseguir a aquellas mujeres que hablan abiertamente sobre sexo o que afirman tener una vida sexual activa. Es extrañamente fácil etiquetar a una mujer de “fresca” cuando habla sin tapujos sobre el tema y hacen uso de su libertad.
Cuando tenemos antes nosotros a una persona promiscua, solemos hacer suposiciones sobre su carácter o su estilo de vida, suposiciones que además de ser muy injustas son totalmente inacertadas.
¿Qué tal si desenmascaramos algunos mitos?
1- Las mujeres promiscuas tienen mayor probabilidad de sufrir enfermedades de transmisión sexual
Si una mujer tiene relaciones 100 veces con una misma persona no parece haber mucho peligro, sin embargo, cuando otras personas son añadidas a la ecuación, de repente aparece la incógnita de una posible enfermedad de transmisión sexual.
En primer lugar y ante todo, realizarse pruebas de ETS es fundamental, no importa cuántas parejas tengas. En segundo lugar, contraer una ETS no te convierte en una persona menos válida o inferior a los demás.
Esta creencia proviene de la idea de que el número de parejas sexuales se relaciona directamente con la pureza de una mujer. Es por eso que muchas chicas crecen aprendiendo que solo debería tener sexo con una persona, y preferiblemente después del matrimonio, y aún así, primero debería de estar profundamente enamorada de la otra persona.
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Esto no quiere decir que quién disfrute del guste del sexo no crea en una relación monógama y en el amor verdadero. No es un intento de ridiculizar la manera más tradicional y común de contemplar el sexo y una relación, se trata de hacer énfasis en que no se debe ridiculizar a aquellas personas que practiquen unas conductas sexuales diferentes a las de la mayoría.
Una mujer que ha estado casada durante 30 años puede contraer una ETS si su pareja tiene una aventura y ésta no lo sabe. Una mujer que ha dormido con 30 personas puede contrar una ETS si no utiliza protección e incluso si lo hace.
Cualquier persona puede contraer una ETS debido a la falta de protección y comunicación. Una conducta sexual sana no tiene nada que ver con el número de personas con el que mantengamos relaciones sexuales. La clave está en la apertura, la honestidad y el diálogo que mantengamos con la otra parte implicada.
2- Las mujeres promiscuas se acuestan con todo el mundo
Existe una creencia popular que afirma que las mujeres que hablan sin problemas sobre sexo se “tiran” todo lo que se mueve.
En parte esto se debe a la fantasía del género masculino sobre que existe un mundo ideal donde todas las mujeres se mueren por tener sexo con el primer hombre que vean. Nada más lejos de la realidad.
Muchos factores tienen que ver con la atracción sexual como la mirada, la química, la compatibilidad y un largo etc. Eso hace que todos nosotros seamos al menos un poco exigentes.
Está claro que todos disfrutamos del sexo, pero no por eso nos acostamos con cualquiera si eso nos asegura un orgasmo.
3- Las mujeres promiscuas no tienen moral
Nuestra sociedad tiene un extraño complejo en lo que a sexualidad y moralidad se refiere. Aparentemente si una mujer tiene relaciones con muchas personas, fracasa en casi todos los aspectos de la vida social, y por supuesto, su carácter y personalidad están arruinados para siempre.
Las mujeres más liberales son peligrosas porque su falta de moral indica rebeldía a la hora de seguir las reglas establecidas por la sociedad, lo que significa que tienen menos posibilidades de ser dominada por las normas patriarcales que debe seguir cualquier mujer que se respete.
Los años treinta ya pasaron, las mujeres ya no se casan con sus novios de instituto y tienen sexo con ellos solo para poder tener hijos. Vivimos en un mundo en el que a la mujer se le concede suficiente independencia e información para poder saber explorar su cuerpo y sus gustos.
La idea de que la actividad sexual o el deseo de buscar placer sexual esté intrínsecamente ligado a la inmoralidad es solo una forma de despertar sentimientos de culpa en niñas y mujeres por algo que deben sentir totalmente natural.
4- Las mujeres promicuas decepcionan a su familias
Se trata de un tema bastante delicado. Si una mujer es tachada de “fresca”, esta será la característica que destaque y sea más importante sobre todo los demás aspectos que la definen como personas. Puede ser una abogada de prestigio, pero si su familia se entera de que lleva una vida sexual abierta la mirarán con desprecio y no sentirán orgullo por tus logros.
Desgraciadamente, todavía vivimos en una sociedad donde la gente piensa que la conducta sexual de una mujer supone la vergüenza de su familia. Si practicas mucho sexo, supuestamente tus padres han hecho algo mal contigo.
Esta afirmación no tiene ningún sentido ya que tus gustos sexuales no tienen ninguna influencia en la capacidad que tiene cada persona para tener éxito en la vida, o fracasar en cualquier otro aspecto social.
Tu vida sexual es completamente independiente del resto de tu vida, incluida la familiar.
Incluso si lo hacen con buenas intenciones, tu familia no tienen por qué interrogarte o juzgarte por tu vida sexual, especialmente si eres adulta. Si están dispuestos a renegar de ti o a juzgarte constantemente, quizás sea el motivo de que tengáis una seria conversación al respecto.
5- Las mujeres promiscuas son adictas al sexo
Las mujeres frescas siempre se ven como seductoras insaciables que harán todo lo posible para poder acostarse con alguien. Al parecer, una mujer no puede disfrutar del sexo a menos de que el sexo no ocupe cada uno de sus pensamientos o su vida gire en torno a él.
Se puede disfrutar de las relaciones sexuales sin ser adicto a ellas. Cada persona elige cuándo y con quién practicar sexo, no existe ninguna fuerza incontrolable que nos obligue a tener sexo con la primera persona que veamos.
6- Las mujeres promiscuas solo se preocupan por sí mismas
Cada vez que una mujer da prioridad a sus propias necesidades y deseos son acusadas de narcisistas. Tener una vida sexual activa no es una señal de egoísmo, simplemente significa tener claro lo que quieres y no tener problemas en conseguirlo. La gente no debería de burlarse de ti por eso.
En todo caso, deberían de admirar la forma en la que conoces tu cuerpo y tu sexualidad para poder disfrutar de ello. Tu vida sexual no disminuye la capacidad de amar o de ser emocionalmente afectiva.
Las personas que hacen una suposición tan amplia y personal sobre tu vida basándose en algo tan superficial como el sexo, probablemente no merecen estar a tu lado.
7- Las mujeres promiscuas no son dignas de respeto
Esta es el aspecto más perjudicial por el momento. Al estar rodeada de comentarios tóxicos relacionados con la promiscuidad, es muy facil interiorizar ese tipo de vergüenza y sentirse identificada con esos estereotipos que intentan imponer la sociedad de tal forma que pensemos mal sobre nosotras mismas.
No permitas que tu entorno te dicte cómo percibirte a ti misma o a la forma en la que vives tu vida. La frecuencia con la que cada persona practica sexo no determina tu valor como ser humano.
Pudes caminar con la cabeza bien alta e ignorar todos esos argumentos de poca monta sin sentido alguno. Nadie tiene por qué juzgar tu vida sexual sin tu consentimiento.
Sé promiscua o no. Tú eres la que tiene que tomar la decisión al respecto y mereces ser respetada sea cual sea la opción elegida.
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