Revista Ciencia

7 razones para no ser católico, parte II

Por Daniel_galarza
"He creado muchos horrores en mi imaginación, pero ninguno supera la maldad de la Iglesia Católica." H. P. Lovecraft.

"El Vaticano es una organización que excomulga mujeres por intentar ordenarse sacerdotes, pero no excomulga sacerdotes varones por violar niños. Excomulga a médicos que realizan abortos para salvar la vida de la madre, incluso si la madres es una niña de 9 años violada por su padrastro y embarazada de gemelos, pero no excomulgó ni a un solo miembro del Tercer Reich por cometer genocidio. ¿Realmente estamos obligados a considerar semejante inversión de prioridades como un marco moral alternativo?" Sam Harris.



7 razones para no ser católico, parte II
Después de dejar este top inconcluso por un pequeño tiempo (solo siete meses, ¿qué son siete meses en estos días?), tanto por ociosidad como por falta de tiempo, por fin les traigo mis últimas cuatro razones para no ser católico. Para el interesado puede ver acá la primera parte de este top.
Si usted es ateo y considera que la Iglesia católica es un tumor gigante en el siglo XXI, probablemente este escrito solo será, cuando mucho, refrescante para sus convicciones personales. Pero me siento más interesado en hacer llegar mis letras a católicos que, 1) son racionales y de mente abierta, capaces de distinguir un buen argumento, 2) tienen curiosidad por saber por qué algunas personas consideran a la iglesia a la que pertenece como nociva y peligrosa, y 3) razonará críticamente sus creencias buscando contrastarlas con el mundo real. Si usted es católico y cree que cumple con esos tres requisitos, lo invito a la lectura. Si usted es un ateo además de anticatólico (de los racionales, claro), le invitó a que comparta este humilde top 7 con amigos suyos que sean católicos y que piense cumplen con los tres requisitos.
Sin más que decir de mi parte, espero disfruten la segunda parte de este top.

4. La iglesia falseo su historia. El nombre completo de la institución conocida como "iglesia católica" es Iglesia católica apostólica romana. Apostólica, porque se supone es la heredera del apóstol Pedro (el supuesto primer papa), en la que los actuales sacerdotes hacen de apóstoles; y romana porque se supone es la heredera del imperio romano desde que el emperador Constantino hizo que el cristianismo fuera la religión oficial del imperio, creando así esta institución regidora de la moral del estado.
Si bien no existe ni una prueba histórica de que, para empezar, haya existido el apóstol Pedro (ni mucho menos que haya sido el primer papa... vamos, que la iglesia como tal se origina en los siglos III-IV d.C.), por siglos se dio por verdadera la supuesta herencia del imperio romano a la iglesia católica, debido a un documento conocido como la Donación de Constantino.
La Donación era un documento en el que se afirma que el emperador Constantino (a quien se le agradece ser el que puso al cristianismo como religión de estado) donaba el Imperio Romano al papa Silvestre I como agradecimiento por convertir al emperador al cristianismo, además de haberlo curado milagrosamente de lepra. Por siglos, cada vez que la legitimidad de la iglesia como heredera del Imperio era cuestionada, el papado se ocupaba de presumir la Donación como el documento que daba fe de su legitimidad.
Todo parecía ir de maravilla hasta que en 1440, el humanista italiano Lorenzo Valla demostró que el documento era una falsificación descarada. Las sospechas de la falsedad del documento se tenían presentes desde el año 1000, cuando el emperador Otón III manifestó sus dudas. En su "Discourse on the Forgery of the Alleged Donation of Constantine", Valla mostraba una serie de anacronismos históricos que dejaban pocas dudas sobre la falsedad de la Donación. Algunos de estos anacronismos se cuentan: el documento se refiere a Bizancio como una provincia, cuando en el siglo IV (fecha en la que Constantino debió escribir la Donación) solo era una ciudad; en el documento, Constantino se refiere a templos en Roma que, cuando este emperador vivió, ni siquiera existían; la Donación habla de "Judea", siendo que dicho término ni siquiera era usado en el tiempo de Constantino (las tierras de Jesús eran conocidas como Palestina). Valla se le pasó mencionar también el pequeño detalle de que Constantino nunca tuvo lepra, y que por tanto Silvestre I nunca pudo haberlo curado milagrosamente.

7 razones para no ser católico, parte II

Bautismo de Constantino, tradicionalmente atribuida a Rafael, pintada entre 1517-1524.


La Donación de Constantino fue probablemente una falsificación del 756 d.C. (año en que el documento apareció por primera vez), año en el que por cierto, se da una conveniente alianza entre la iglesia y el Imperio franco. La Donación simplemente le dio mayor legitimidad a esta alianza política. La demostración de Valla sobre la falsedad del documento fue ignorada y suprimida por el Vaticano, cediendo los Estados Pontificios a Italia hasta 1929.
Pero la Donación solo fue uno de los varios documentos falsificados por la iglesia. También se ha ocupado de falsear la historia del cristianismo en sí, tal como los textos de Flavio Josefo, un historiador judío que milagrosamente posee documentos que hablan de un Jesucristo sobrenatural (siendo que Josefo era un anticristiano) o el divertido caso del sudario de Turín. Cuestiónese esto amigo católico: si la iglesia en verdad es la auténtica heredera de las enseñanzas divinas, ¿por qué ha necesitado falsear con tantas ansias su legitimidad? Y bueno mi amigo católico, si aún tiene dudas, siga leyendo el siguiente punto.

Véase también: Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica, de Pepe Rodríguez, Ediciones B; "The Donation of Constantine", artículo del Museum of Hoaxes.
3. Piense en los escándalos que no se comentan. Como ya se ha comentado, la iglesia ha llamado la atención (y la indignación social) por una serie de crímenes contra la humanidad a lo largo de toda su historia. Desde tiempos lejanos, como las cruzadas y la inquisición, hasta sucesos más actuales, desde su complicidad con fascistas como Hitler, Mussolini y Pinochet hasta los monstruos encubiertos, como la madre Teresa y Marcial Maciel.
Pero la cola que la iglesia arrastra para que todo el siglo XXI la pise es más larga de lo que muchos piensan. Basta mencionar tres ejemplos: la edad legal en el Vaticano para casarse hasta hace poco tiempo, los chantajes con la caridad y su complicidad escalofriante en el genocidio de Ruanda. Comencemos.
¿Se ha sentido asqueado de las miles de denuncias de sacerdotes pederastas en los últimos años? (Tal vez podemos mencionar de pasada la escandalosa edad en la que las niñas pueden casarse en algunos países islámicos).Seguramente usted debe pensar que la mayoría de las autoridades eclesiásticas que viven en el Vaticano también debieron de sentirse asqueados e indignados con semejantes crímenes perpetrados (y encubiertos) dentro de su institución, ¿no? Bueno, tal vez para ellos la idea de que un adulto mayor se meta con un menor de edad es menos escandaloso de lo que podemos llegar a pensar. Y es que la edad mínima para casarse con la bendición del papa dentro del Vaticano era, hasta hace poco, a partir de los 12 años de edad. En julio de 2013 el papa Francisco elevó la edad de consentimiento, como una de sus varias "reformas", hasta los 18 años de edad. Antes de eso, era posible casarse con un niño o una niña de 12 años, si este así lo consentía también. El periodista Nathan Wold en su artículo "10 Secrets the Catholic Church hopes you've forgotten" nos dice que:

Esta alarmante baja de edad de consentimiento puede explicar por qué la Iglesia católica a menudo no tiene en cuenta el abuso infantil llevado a cabo por la pedofilia de los sacerdotes. Los funcionarios de la iglesia de alto nivel como el secretario del Estado del Vaticano han afirmado que la homosexualidad es la culpable del abuso de menores por parte de sus sacerdotes, no la pedofilia, llamando a la homosexualidad una "patología."
Otro dato "curioso" de la iglesia es su historial hipócrita de políticas de caridad más que cuestionables. Si bien la iglesia dona millones de dólares en obras de caridad al rededor del mundo, los analistas piensan que estas son más una táctica de publicidad que verdaderos casos de altruismo desinteresado. Las últimas noticias (escándalos, diría yo) en EEUU parecen darles la razón a los que se muestran escépticos antes las intenciones de la iglesia. En 2009, por ejemplo, la iglesia amenazó al estado de Washington, DC, si la ciudad aprobaba una ley para permitir el matrimonio de personas del mismo sexo. Cuando Washington no retrocedió y se legalizó el matrimonio igualitario, las Caridades católicas del estado dejaron de proporcionar apoyos a todos los cónyuges por igual (homosexuales y heterosexuales por igual). Así se evitaban problemas legales por discriminar a las parejas del mismo sexo. Ejemplos así hay varios, en los que la iglesia utiliza sus influencias o amenaza con dejar de ayudar, a cambio que se mantenga algún viejo supuesto dentro de la sociedad. ¿Cómo vería estas acciones Jesucristo, si es que existiera?

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Ruanda, 1994.

Por último, pero no menos importante, cabe recordar la complicidad de la iglesia en la masacre de Ruanda. En 1994 el gobierno de Ruanda (África central) se ocupó de eliminar a por lo menos 500, 000 personas del pueblo tutsi (minoría en el país, a diferencia del hegemónico pueblo hutu, quienes ocupaban el gobierno) en un lapso de cuatro meses en el que corrían ríos de sangre. Después de "concluido" el derramamiento de sangre, el mundo entero buscaba los culpables de este espeluznante crímen contra la humanidad. El International Criminal Tribunal for Rwanda, encargado de buscar y juzgar a los culpables, encontró conexión entre los asesinatos y varios líderes religiosos de distintas denominaciones cristianas, entre ellas, claro, la Iglesia católica. Aún más, se descubrió que muchos de los culpables del genocidio lograron escapar del país por medio de los "favores" de la iglesia, al más puro estilo de la "ruta de las ratas", en las que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis y fascistas escapaban con ayuda de sacerdotes que simpatizaban con estas ideologías de muerte.
Aunque se ha demostrado que muchos clérigos (anglicanos, católicos y de otras denominaciones) sí ayudaron a escapar de la masacre a los tutsi, también es cierto que existen pruebas de peso que demuestran la culpabilidad de clérigos en la masacre, y la complicidad del Vaticano para ayuda a escapar a estos criminales. Tal vez el caso más icónico de esta lamentable historia sea el del padre Athanase Seromba. Durante el tiempo del genocidio, Seromba persuadió a unos 2,000 tutsis para que buscaran refugio dentro de la iglesia a su cargo. El 6 de Abril del 94, una vez que había reunido 2,000 tutsis dentro del edificio, Seromba ordenó con éste, junto con todas las personas dentro. Después de que la iglesia fue demolida, el padre Seromba y sus secuaces dispararon contra los sobrevivientes.
Usted de seguro pensará en este instante, "pero es el crimen de un hombre, no puedes culpar a la iglesia". Sí, pero al igual que los casos de pedarastas, la iglesia estuvo más que enterada de todo el caso. Después de terminado el genocidio, el asesino Athanase Seromba escapó de Ruanda con la ayuda de sacerdotes simpatizantes con rumbo a Florencia, Italia, donde siguió ejerciendo como sacerdote con un nombre falso. Seromba fue detenido en 2002 cuando el Tribunal por Ruanda lo encontró viviendo plácidamente en Italia. El fiscal jefe del tribunal afirmó que el Vaticano había hecho hasta lo imposible para evitar que extraditaran a Seromba. Defendiendo a este asesino, el Vaticano informó que Seromba "estuvo haciendo buenas obras en Italia". Si usted no siente náuseas al saber esto, amigo católico, le pediré que considere esto: ¿está de acuerdo en formar parte a una institución que protege asesinos, los esconde y encima de todo, los defiende?
Han pasado ya 21 años de la masacre de Ruanda y hasta el día de hoy, la iglesia sigue sin pedir perdón.

Véase más: "10 Secrets the Catholic Church hopes you've forgotten", artículo de Nathan Wold en Listverse; "The Catholic church must apologise for its role in Rwanda's genocide", artículo de Chris McGreal en The Guardian.

2. La iglesia frenó la investigación por siglos (y sigue siendo anticientífica).

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El juicio a Galileo es probablemente
una de las escenas más representativas
de la eterna lucha entre religión y ciencia.

Hasta ahora hemos visto los hechos históricos que incriminan a la iglesia en una serie de escandalosos crímenes y estafas imposibles de negar. Pero, ¿qué hay sobre la relación entre la iglesia católica y la investigación científica moderna? Esta es tanto una pregunta filosófica como una cuestión social. Es bien sabido que en el pasado, la Iglesia católica se ha ocupado de condenar las revoluciones científicas, llegando a juzgar a aquellos que mostraron pensamientos opuestos a la doctrina oficial. Los casos de Giordano Bruno, Nicolás Copérnico y Galileo Galilei son tal vez los ejemplos paradigmáticos de la lucha de la iglesia contra el avance de la ciencia.
Sin embargo, cualquiera que esté al tanto de los mejores institutos de ciencias en el mundo sabría que el Vaticano es reconocido internacionalmente por el apoyo y el fomento a la investigación científica en tiempos actuales. La Compañía de Jesús (Orden jesuita), la Academia Pontificia de Ciencias (de la que Stephen Hawking es miembro vitalicio) y el Observatorio Vaticano, son tres instituciones que se dedican al avance del conocimiento científico en el mundo, con aportes invaluables y proyectos de investigación originales. Incluso en los colegios católicos es posible ver un nivel de educación científica comparable al de cualquier escuela laica. La historia moderna del papado también parece demostrar que la iglesia le ha dejado el camino libre a la ciencia, retractándose y pidiendo disculpas a casos vergonzosos como el de Galileo y aceptando la evidencia que demuestra teoría de la evolución. Los católicos cultos se sienten orgullosos también de George Lemaitre, el astrónomo considerado (junto a George Gamow) padre de la teoría del Big Bang; Lemaitre era astrónomo y también sacerdote católico. ¡El actual papa Francisco tiene título de Técnico químico! Francisco es jesuita.
Podríamos afirmar entonces que, en lo que respecta a la promoción y la investigación científica, el Vaticano es un ejemplo a seguir, ¿no? Tal vez el lector católico pensará que soy un necio anti-católico al responder que no, la Iglesia católica sigue siendo una de las instituciones que más anticiencia produce en todo el mundo. 

Cabe señalar primeramente algunas confusiones (y contradicciones) sobre la teoría de la evolución y la doctrina católica. Aunque la iglesia acepta la evolución como un hecho, posee dos dogmas que, de aceptarse de manera coherente la evolución, no tendrían por qué existir: la intervención divina en la evolución (doctrina conocida como evolución teísta) y el dogma del pecado original (junto con la salvación de Jesús al eliminarlo). La evolución teísta es la versión dios de los huecos de las personas religiosas más sensatas, tales como los científicos del Vaticano, el jesuita Teilhard de Chardin y el genetista cristiano Francis Collins.

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Jesús vs Darwin. Porque uno busca salvarnos y el otro busca saber.

Consiste en afirmar que, si bien es un hecho que la evolución ocurre por mecanismos puramente naturales, tuvo que haber una "causa primera" o "primer motor" que originase la vida y, una vez esta comenzó a existir pudo comenzar a evolucionar adaptándose a su entorno. Esta forma de comprender la vida y su evolución no es anticientífica estrictamente hablando, pero sí es innecesaria al ser un punto de vista no parsimonioso, es decir, contrario a lo que la ciencia busca: producir explicaciones simples y suficientes. La razón por la que se dice que es aquí donde intervino Dios y no antes o después, tiene poco o nada que ver con el grueso del conocimiento científico; se trata simplemente de un intento por conciliar lo irreconciliable: la creencia en un dios personal y el hecho de que todo fenómeno que observamos puede ser explicado por medio de mecanismos naturales. Los teístas evolutivos, de hecho, son activistas contrarios del creacionismo y sus variantes. La postura oficial de la iglesia es justamente ésta. Pero el promover la evolución teísta como algo verdadero o como la visión más virtuosa en el debate evolución vs creación, no es más que un ejercicio retórico no científico. Las razones para pensar que el origen de la vida tuvo una causa consciente son nulas, igual que las evidencias. Pero es ahí donde los teístas evolutivos saltan y dicen "sí, pero tampoco tienes pruebas en contra." Y así, es como acabamos discutiendo sobre si debemos creer o no en dragones de garage.
Por otro lado, y aún más contradictorio, está la doctrina del pecado original, el cual supone la existencia de Adán y Eva, existencia imposible desde el punto de vista científico. De acuerdo a la Biblia y a las enseñanzas del catecismo, el pecado original fue el que cometieron los primeros humanos (Adán y Eva) al desobedecer la orden directa de Dios. A causa de esto, Dios castigó a raza humana con la expulsión del paraíso, obligando así a los hombres a trabajar para comer, mientras que las mujeres tendrían en adelante que sufrir el dolor de parto. Pero gracias a que Dios es tan bueno, prometió mandar un redentor para salvar al hombre del pecado original. Para los cristianos, ese redentor no es otro sino Jesucristo. Pero detengámonos por un momento. Puede ser "lógico" que muchas denominaciones cristianas nieguen la evolución ya que esta echa por tierra toda esta fantasía teológica, pero, ¿cómo es posible mantener el mito bíblico de Adán y Eva, y el pecado original, mientras que se acepta que la evolución es un hecho comprobado por la ciencia? Esto solo es posible si eres católico, así de inconsistente tiene que ser tu razonamiento.
Y es que, si aceptas los hechos científicos, como la evolución, no te queda otra más que desechar mitos como el de Adán y Eva, y si haces eso, entonces tienes que aceptar que el pecado original es una creencia que no se sostiene, y si aceptas eso, entonces no tiene sentido que Jesús nos salve (¿de qué, si no existe el pecado original?); y si Jesús no nos salvará de nada, entonces, no tiene razón de ser la Iglesia católica que se dice ser la representante de Dios en la Tierra. ¿Comprenden qué clase de lío provocó Darwin a los teólogos? Para la iglesia, lo mejor es no insistir en el tema, ya que un pleito con la ciencia no le vendría bien a su imagen pública.
Como vemos, doctrinas como la del pecado original y la salvación de Jesús, dos dogmas básicos del catolicismo (y de todo el cristianismo en sí), son contradictorios con los hechos y las teorías científicas. ¿Y qué podríamos decir de la resurrección, los milagros, las canonizaciones o la transubstanciación (la creencia en que, literalmente, durante una misa el vino y el pan se convierten en sangre y cuerpo humano, respectivamente)? O ¿por qué no se habla de grandes neurocientíficos del Vaticano produciendo nuevos conocimientos? ¿Será porque la Iglesia sostiene que la mente (el alma) es una sustancia distinta del cuerpo y, por tanto, imposible de conocer? ¿Y qué hay con los exorcistas, que incluso tienen seminarios sobre cómo deshacerse de los demonios? ¿Qué criterios utilizan para diferenciar "científicamente" la esquizofrenia o la epilepsia de la posesión demoníaca?
Si nuestras bases se encuentran podridas, atrapadas en sueños dogmáticos y sobrenaturales propios del mundo medieval, no esperen que les crea que su institución es moderna y compatible con la ciencia actual, pues evidentemente no lo es.

Véase más: "Catholic church" entrada en la RationalWiki; Religión y ciencia, de Bertrand Russell, FCE.
1. Jesús no fundó la iglesia. Por fin hemos llegado a la razón número uno de este conteo regresivo. Tal vez para mis amigos ateos pueda parecerles un poco extraño que esta razón no tenga mucho que ver con la historia (sangrienta) de la iglesia, ni con sus contradicciones con el conocimiento científico. Esta es más una razón (a)teológica o filosófica, aunque claro que tiene que ver con la historia de la iglesia y con la (in)coherencia interna de sus postulados. Igualmente, recuerde que este top está hecho para católicos de mente abierta que quieren averiguar con total sinceridad si sus creencias tienen un sustento más allá de la fe.
7 razones para no ser católico, parte II
Piense esto amigo católico: la iglesia a la que pertenece asegura desde tiempos medievales que es la heredera de las enseñanzas del apóstol Pedro, y por tanto, herederos de la enseñanza de Jesús. Sin embargo, la existencia que demuestra que el apóstol Pedro estuvo en Roma enseñando, que fue crucificado de cabeza y que se siguieron sus enseñanzas, es, básicamente, nula. No hablemos ya de la existencia histórica del apóstol Pedro, o aún, de la existencia de Jesucristo (lo que mejor dejaré para otra entrada). Trate de pensar que vive en el siglo I de nuestra era, que se encuentra en Judea conquistada por los romanos, con un pueblo miserable que tiene que pagar tributo a sus conquistadores, en veces, tributos insostenibles.
Por un momento imagine esa situación llena de miseria y hambre, de injusticias que se atribuyen a los romanos, hombres extranjeros que sin derecho se aprovechan de sus tierras. ¿No le parecería natural que en tiempos así se piense en un salvador, es decir, alguien que los liberará porque pertenece a una comunidad pobre y unida, que desprecia a los extranjeros por conquistarlos a ustedes, por no representar sus costumbres ni sus creencias? ¿Considera que en momentos así sería imposible no tener fe en que llegaría algún salvador? Si responde afirmativamente, tengo que informarle que usted pensó más o menos lo mismo que los hombres del siglo I pensaban sobre los romanos y sobre el futuro de un pueblo que se consideraba hijo de Abraham: Israel. Ese es el contexto histórico en el que pudo haber vivido uno de los varios profetas que en ese entonces deambulaban con pequeños grupos de seguidores. Tal vez ese profeta sin nada realmente importante, llevaba un nombre que hoy podríamos traducir como Jesús. Sin embargo, este hipotético profeta no le hablaba a un mundo occidental globalizado. Es improbable que este hombre haya tenido en su mente un mensaje que pasara más allá de las fronteras de lo que hoy es Israel, ya que seguramente no conocía mucho más allá (tal como la mayoría de las personas de su región). Es improbable que pensara en el continente Americano ya que estaba bastante lejos de saber siquiera de su existencia.
El mensaje de salvación y libertad iba para esa gente que pagaba impuestos a los romanos. En toda la literatura del cristianismo primitivo, en los cuatro evangelios canónicos, así como en los apócrifos, no hay una sola huella, un solo rastro que demuestre que (de representar alguno de estos documentos las enseñanzas de este hombre, escritas décadas después de su muerte), tuviera en su mente la creación de una nueva iglesia, distinta de la judía. Claro, en escritos cristianos más cercanos al mundo medieval y a la consolidación de la iglesia es más común encontrar textos que diferencian lo que ya se denomina "cristianismo" del judaísmo. Pero la palabra cristianismo, con toda seguridad, fue una palabra que ni este hombre ni sus hipotéticos discípulos llegaron a escuchar alguna vez.

7 razones para no ser católico, parte II

Un librito divertido, crítico y
altamente recomendable
para todas las edades.

Los judíos del siglo I no estaban en contra de sus costumbres ni de sus creencias. Tampoco esperaban la creación de una nueva iglesia; a lo mucho, esperaban reformas dentro de la que ya tenían, la cual se mostraba cómplice de los romanos. Ni siquiera sectas radicales, como la de los esenios, buscaban crear una nueva religión. ¿Por qué buscarían algo así? La iglesia a la que usted pertenece, le ha mentido a usted y a su comunidad de creyentes, pues es incapaz de encontrar alguna prueba o algún lazo lógico entre su fundación y las enseñanzas de ese hipotético hombre que sería la inspiración de la emergencia de una nueva religión, décadas después de que había dejado de existir. La Iglesia católica es el cristianismo institucionalizado por el Imperio romano hacia los siglos III y IV de nuestra era, una institucionalización que ocurrió después de que el emperador Constantino se volviera cristiano, y después de darse cuenta que el cristianismo era un conjunto demasiado diversificado de grupos y doctrinas, en veces, opuestas. Había que darle orden y coherencia si esta iba a ser la nueva religión oficial del imperio.
De seguro comenzaron las dudas en su cabeza, y se pregunta si no le estoy tomando el pelo con una historia inventada. Bien, no se preocupe, jamás ha sido mi intención engañarlo, y jamás lo será. Lo anterior, se encuentra bien documentado por la disciplina de la Historia. En el 313 de nuestra era, el emperador Constantino volvió al cristianismo la religión oficial por medio del Edicto de Milán. Tiempo más tarde, en el 325, este mismo emperador (que, nótese, existió aproximadamente trescientos años después de la muerte de quien se supone inspiró al cristianismo) convocó el Primer Concilio de Nicea, en el que se otorgó legitimidad al cristianismo en el Imperio romano. ¿Notó el enorme saltó histórico que dimos desde este hipotético profeta con pocos seguidores, hasta la legalización de la religión cristiana, la cual jamás conoció nuestro profeta hipotético? Y eso que aún no es posible hablar de la Iglesia católica apostólica romana ya acabada (ni tampoco será necesario).
El punto importante que debería comprender de la historia, mi amigo católico, es que lo más cercano a las enseñanzas de este profeta hipotético fueron las muchas sectas cristianas de finales del siglo I y principios del siglo II, y eso que estas ya estaban demasiado separadas de esas hipotéticas enseñanzas primeras, ya que estos grupos ya no se consideraban judíos. Las enseñanzas de este profeta hipotético, de haber existido, se perdieron en la historia junto con las prédicas de otro montón de profetas de la misma época. Las biografías que actualmente se tienen que hacen alusión a ese profeta, son solo especulación teológica producida en base a textos que este profeta jamás pudo leer, ya que él ya estaba muerto. No tuvo manera de saber si se estaban escribiendo sus auténticas enseñanzas o si estaban hablando de las ideas de alguien más. Si tenemos en cuenta todo esto, podemos asegurar que, basados en los hechos históricos y en la coherencia del razonamiento crítico que se deriva de éstos, no hay manera de afirmar con bases de que este profeta hipotético, que en nuestro tiempo es sinónimo del ficticio Jesucristo, haya siquiera concebido en su mente crear la religión cristiana, mucho menos fundar la iglesia católica. Este sencillo razonamiento, mi amigo católico, nos lleva a descartar el cristianismo como doctrina directa de Jesús y a la Iglesia como heredera de sus enseñanzas.

Véase más: Mentiras fundamentales de la iglesia católica, de Pepe Rodríguez, Ediciones B.


Si después de haber terminado de leer todo el escrito, aún cree que la Iglesia católica es legítima, que es una institución necesaria en el siglo XXI y que además es la santa heredera de las enseñanzas de Dios, que debe determinar nuestros códigos morales, mi amigo católico, lo invito a que por favor me muestre argumentos válidos y evidencias sólidas para sostener tales creencias. De otro modo, creo que sería interesante que le presentara este escrito al sacerdote de su iglesia más cercana.

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