Quería hablar hoy sobre la memoria, al hilo de ciertas informaciones que han salido publicadas, y me he encontrado con un texto que define mucho mejor que cualquier análisis lo que quería plantear. Creo que deja muchas cosas para reflexionar. El autor es Roger Rodríguez, de Uruguay (espero que, si alguna vez llegas hasta aquí, no te moleste que te lo haya cogido prestado)
Pancarta de inocencia
Mi amiga me cuenta que evitan que su nieto de 6 años vea informativos o tv, más que en dibujitos animados. Pero el 20 de mayo cuando los padres miraban la marcha del silencio, preguntó: “¿Porque llevan esas fotos?”. “Porque son seres muy queridos que murieron”, le respondieron. El niño, sin que se dieran cuenta, fue a la mesa de luz de mi amiga a buscar la foto de su abuelo, al que nunca llegó a conocer y se paró con ella frente a la pantalla. “No (quisieron explicarle), al Tata no lo mataron”. El niño miró a su abuela. “Pero yo también lo quiero mucho, Lala”, dijo. Los padres y la abuela, emocionados, hicieron silencio, esperanzados de que algún día lo comprenda. Mi amiga, me dice que ese día entendió de otra forma el valor de la memoria.
De: Roger Rodríguez
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