Una vez más llegan los calores y con ellos un acontecimiento cinematográfico de primer orden, la Muestra de Cine de Lavapiés, nada menos que en su séptima edición. ¡Cómo pasan los años!
Del 26 de junio al siete de julio este barrio madrileño se convierte en una fiesta del cine gracias al esfuerzo de unos cuantos vecinos y colectivos, que se pasan todo el año currando para hacerlo posible.
Son decenas las películas que se proyectan en todo tipo de espacios, así que lo mejor es consultar la programación, pero solo para dejar constancia del nivelazo decir que se podrán ver entre otras "Un profeta (Un prophète)" de Jacques Audiard, "Tres días con la familia (Tres dies amb la família)" de Mar Coll, "Las playas de Agnès (Les plages d'Agnès)" de Agnès Varda, "El secreto de sus ojos" de Juan José Campanella, "Los ladrones viejos" de Everardo González, "Joe Strummer: Vida y muerte de un cantante (Joe Strummer: The Future Is Unwritten)" de Julien Temple, "Historias extraordinarias" de Mariano Llinás, "Capitalismo: Una historia de amor (Capitalism: A Love Story)" de Michael Moore, "Garbo, el espía" de Edmon Roch, "Celda 211" de Daniel Monzón, "Frozen River (Río Helado)" de Courtney Hunt... y también "El emigrante" de Chaplin o "La mudanza" de Keaton.
Para los que no conozcan esta experiencia, una visita a su web nos sitúa enseguida en las inquietudes de las gentes que están detrás de todo esto. Mucho cine claro, pero no cualquier cine, siempre trabajos comprometidos, cintas que provoquen la reflexión o que saquen a la luz problemas existentes en las cuatro esquinas del globo. Pero también mucho texto, tienen cosas que decir de lo que pasa a su alrededor y el cine es un instrumento para decirlas. Y también para tramarse, muchas referencias a otros proyectos. Y una selección de espacios de proyección que no tiene nada de casual, nada menos que doce, desde la Filmoteca Española, donde inauguran, pasando por colegios publicos, asociaciones culturales, centros sociales okupados y por supuesto la mismísima calle. Lamentablemente esta año han perdido su lugar emblemático de proyección, El Solar, pero a cambio tienen La Tabacalera.
Y una filosofía que lo impregna todo, cine gratis, cultura libre. Solo ellos saben el esfuerzo que supone conseguir que las distribuidoras cedan los derechos para proyectar de forma pública sin cobrar ni un duro, y desde luego hay que agradecer a las que lo hacen, que no son muchas. Poca gente como ellos conocen de primera mano lo vacío del discurso de los derechos de la autoría, cuando se encuentran como este año con autores dispuestos a que se proyecten sus películas, como Carlos Reygadas e Isaki Lacuesta, y productoras o distribuidoras que lo impiden. Ni ellos mismos saben cómo se puede organizar todo este tinglado cada año sin contar con ningún tipo de ayuda económica (que creo que no la quieren, por cierto)...
Y no solo eso, además hacen visibles un buen montón de autoproducciones, nada menos que 228 obras les han llegado en esta edición, y talleres para niños, y debates, y fiesta...
En fin, que si tenéis la oportunidad no dejéis de asistir a este milagro.