Colimbo grande (Gavia immer)
Cumplimos años (séptima temporada de "No Sin Mis Prismáticos") y el colimbo grande con plumaje nupcial que se encuentra en Laredo estos días me parece perfecto para adornar esta entrada especial.
Aprovecho para colgar un relato que me pidieron para otra página de Naturaleza y no había puesto todavía en nuestro blog.
BUSCANDO LA FELICIDAD
A TRAVÉS DE UNOS PRISMÁTICOS
Cualquier afición vivida con
pasión es fuente de inmensas satisfacciones y puede llegar a convertirse en uno
de los ejes alrededor de los que gire tu vida. Soy una persona con curiosidad
por casi todo y con aficiones muy variadas pero, ninguna de ellas, me ha
atrapado con la intensidad que lo ha hecho la observación de aves. ¿Qué tienen
las aves que me han absorbido la sesera de esta manera? Sería demasiado extenso y quizás pesado detallar todos los motivos de esta atracción casi irracional que prácticamente dirige
mi vida, ya que cada día descubro alguno diferente, pero sí puedo explicar
someramente los que me parecen más evidentes y sencillos de comprender para alguien
ajeno a este mundo de “pajareros”.
En primer lugar me parece que el
contacto con la Naturaleza en general es la mejor forma de conocernos a
nosotros mismos y, en un mundo tan tecnológico y cada vez más artificial, la
búsqueda de lo salvaje te devuelve a lo ancestral, te muestra lo que
verdaderamente eres, sin aditamentos. Observando a la fauna salvaje puedes
descifrar comportamientos que pueden resultar conmovedoramente similares a los
nuestros, por mucho que tratemos de maquillar ingenuamente a los nuestros de
humanidad. Y qué mejor manera de acercarse a los orígenes que a través de las
aves, el grupo de animales más sencillo de estudiar y observar por su número
contenido de especies (poco más de 500 en Europa por ejemplo), su visibilidad,
gracias a que en su mayoría son diurnas, y su ubicuidad, merced a su prodigiosa
facultad para volar que las ha repartido por todo el Planeta.
A esa toma de contacto con el
mundo real que adivinamos mientras observamos aves añadiría el goce hedonista durante
los avistamientos ya que nuestros emplumados amigos están dotados de una
belleza y elegancia que satisfaría al más exigente artista, con especies que
parecen diseñadas exclusivamente para deleite de nuestros sentidos. Su dominio del
canto merecería capítulo aparte, lenguaje universal que, para disfrutarlo, no es
necesario más que dejarse llevar por la belleza de sus conciertos en escenarios
maravillosos.
Cómo no extasiarse con su dominio del vuelo,
desde el vertiginoso y zumbón colibrí al planeado increíble de las águilas,
sueño del hombre desde tiempo inmemorial y que apenas hemos conseguido imitar
torpemente. Gracias a su prodigiosa capacidad aérea nos podemos encontrar aves
en los lugares más insospechados incluso en nuestras más populosas urbes y esto
es algo que no debemos dejar pasar por alto. Gracias a ello podemos disfrutar
de nuestra afición en cualquier lugar del mundo y, así, no tendrás oportunidad
de aburrirte en ninguna de las vacaciones que organice tu pareja, sean donde
sean. ¡No sin mis prismáticos!
Hagamos hincapié en el vuelo de
las aves. Muchas veces no tienes que ir a buscar especies raras a lugares
recónditos porque se encargan ellas mismas, por razones que muchas veces se nos
escapan, de aparecer justo al lado de tu pueblo para disfrute de los
aficionados locales. Y si tienes la suerte de encontrar tú mismo esa especie
poco común, el entusiasmo y la recarga de autoestima como ornitólogo amateur es
inconmensurable, difícil de describir. Debe ser algo similar a la fascinación
que siente el científico ante un descubrimiento trascendente, pero a escala de
aficionado. De hecho la labor del simple apasionado a las aves que colabora
mandando observaciones, participando en censos o ayudando a las asociaciones en
trabajos de campo, puede considerarse ciencia; ciencia ciudadana la llaman.
Cuando más disfruto de la observación
de aves es durante esas raras ocasiones en las que pareces conseguir integrarte
totalmente con el entorno, y la Naturaleza fluye a tu alrededor, las aves se
comportan con naturalidad, como si no fueses más que parte del decorado, y tu
estado de relax y de evasión de lo cotidiano es casi absoluto. Algunos lo
comparan con el yoga… pero esto, la verdad sea dicha, es algo que se me escapa.
Existen motivos más mundanos para
aficionarse a la observación de aves como puede ser realizar una actividad
física al aire libre, dependiendo de la especie que queramos localizar,
contactar con otros aficionados para organizar excursiones… o todo lo
contrario; hacer las observaciones desde el mismo coche, sin bajarnos de él tan
siquiera, y en la más absoluta soledad. Porque esta afición se adapta a tu
personalidad como un guante. Sólo tienes que saber quién eres: El observador
solitario o el sociable que elige ir en bandadas; el que comparte sus avistamientos o el que
se los guarda; el que presume, el desconfiado, el fotógrafo, el curioso, el viajero, el de su local patch, el envidioso, el generoso, el buscador de rarezas, el
que tiene la lista más grande, el que tiene un blog y, por último, el que, simplemente, disfruta
con los ojos de un niño fascinado lo que la Naturaleza tiene a bien ofrecernos…
que no es poco.
FIN
Colimbo grande (Gavia immer)
Finalizo como suele ser habitual cada año con algunos datos del blog:
1.030 entradas
3.655 comentarios
248 seguidores (un tesoro)
623.000 páginas vistas
Muchísimas gracias por seguir ahí... espero sorprenderos de aquí al verano con algo que tengo entre manos.
¡¡Feliz pajareo!!