Revista Historia

7º Ciclo de Estudios do Rito Moderno / Francés.. Academia Vº Imperio. Porto 2019.

Por Vguerra
7º Ciclo de Estudios do Rito Moderno / Francés.. Academia Vº Imperio. Porto 2019.

Victor Guerra y  Rui Albuquerque durante la intervención.En Porto, (Portugal) entre el 15 y 16 de Noviembre del 2019, se estuvo debatiendo sobre  un tema importante.:Liberdade Absoluta de Consciência na fundação do Rito Moderno FrancêsEn dicha convocatoria, tuve la oportunidad de presentar la siguiente comunicación:La Libertad de Conciencia en los «Modernos»: planteamientos e interrogantes.

Estimada audiencia, Hermanos/as, en vuestros grados y cualidades.Una vez más dar las gracias a la Academia Vº Imperio, y a su alma mater, Belmiro Sousa, por esta nueva participación en este foro que cada día está subiendo más el listón de las exigencias.Sí en su dia hemos hablado de Rituales y Fraternidad, y de Espiritualidad, ritos y rituales, hoy la exigencia es doble, en tanto que se han de asumir dos realidades  distintas como fue la fundación primigenia de la Gran Logia de Londres  de 1717 y sus desarrollos en pro de la «república universal de los masones», y la ingente batalla por la  Libertad de Conciencia, la cual se ha de entender cómo  parte de la vulgata constitucionalista que marca una de las grandes conquistas de la modernidad. Por tanto, esta 7ª Academia Vº Imperio nos propone que abordemos la posible ligazón entre ambos conceptos y realidades, tarea nada fácil, pues para comprobar dicha importancia debemos hacer la prueba del algodón, pues la realidad es que resulta muy diferente de un lugar a otro.Si ponemos en el buscador de Google los conceptos “Libertad de Conciencia y Masonería”, veremos que en castellano solo tiene unas 13 referencias, y resultan ser de lo más variopintas, y si quitamos masonería y ponemos “Rito Moderno”, veremos que el resultado es cero referencias.Si realizamos la misma operación, pero en lengua portuguesa, la operación nos dice que tampoco hay referencia alguna, aunque si quitamos las comillas de búsqueda concreta y específica nos asaltan unas 286.000 referencias que citan o bien “masonería” o bien “libertad de conciencia” por separado,Si vertemos la búsqueda a la lengua francesa, pues sucede casi que lo mismo, salvo que el resultado con los dos términos por separado se eleva a 948.000 referencias y la mayor parte de las reseñas se refieren a la Libertad de Conciencia y el Gran Oriente de Francia (GOdF), pero sobre todo en lo referido a 1877.  Y si colocamos el concepto de “Rite Moderne” veremos que el resultado de nuevo vuelve a ser de  cero referencias, y si colocamos en sustitución de Rite Moderne, el concepto “rite Française” veremos que de nuevo las referencias se disparan hasta un conjunto de 2.600.000 resultados, con una importante referencial al GOdF y a 1877, y a los altos Grados del Rito Francés.Curiosas paradojas, que nos indican que los conceptos propuestos pueden parecer neutros y hasta asumidos por casi todos, pero esto no deja de ser una de las muchas trampas que presenta la cuestión.Por la prueba del algodón vemos que la libertad de conciencia y la masonería, se vinculan como una cuestión sobrevenida en Francia, y en una época muy concreta, como es 1877, que es cuando el pastor protestante Frederic Desmond plantea la abolición del GADU en el seno de los trabajos masónicos, y por tanto la libertad de conciencia y de religión se ha ligado de forma cuasi automática al Gran Oriente de Francia, excluyendo  por supuesto otras posibles ligazones, como pudiera  hacerse con la primigenia fundación de 1717, y la inclinación de los »Modernos» desde antiguo por su  apuesta por la libertad de conciencia y de religión.En esa trampa vemos que caen también muchos de nuestros propios Hermanos, puesto que se pueden ver en la red numerosas planchas masónicas que no parecen tener ojos para otra cosa que, para la acción de 1877 a modo de parangón total, dejando de lado toda vocación por el esclarecimiento histórico, pues en resumidas cuentas la Libertad de Conciencia parece haber quedado ligada al GOdF y a 1877.En todo caso la cuestión planteada por la Academia Vº Imperio, tiene un largo historial de debates que se originan tiempo atrás, y que nos remontan a la aspiración de una libertad christiana  que se dio en Inglaterra en el siglo XVII con la aparición de la Reforma protestante, lo cual conllevó toda una serie de actos políticos y religiosos que se dieron fundamentalmente en Inglaterra, partiendo de los presupuestos conceptuales de Pierre Bayle y Baruch Espinoza, emplazados ambos autores en el libre examen y en la libertad de culto, los cuales cada uno desde su particular posición van a  plantear la opción de «disolver el estatus veritativo de la religión revelada en el espacio público, rechazando el influjo de la verdad revelada en el orden político a fin de poner en marcha la libertad de conciencia moderna». (Alvear Téllez.2013).Con una continuidad histórica en el ámbito intelectual que van a heredar la Ilustración, en cuyos pliegues se desenvuelven conceptos como la tolerancia y el libre examen, a modo de una formulación contra esa misma verdad revelada,y la imperante y omnipresente ley  de la moral cristiana.Ideas que retomarán, pensadores como Locke, Montesquieu, sin dejar de lado a Voltaire y Rousseau, y la presencia en este corolario de los «Enciclopedistas» todos los cuales se embarcaron en dichos dilemas, cuya disección dará a cada uno la ración de paternidad que se merece en esta amplia y diversa tartaleta que va desde la libertad de Conciencia a la libertad de creencias.Debates que tendrán su continuación en el seno del liberalismo ideológico que plantearon Tocqueville y Stuart Mill, donde la libertad de conciencia se convierte en una «estrategia ideológica y política como herramienta para disolver la unidad de los Estados cristianos y facilitar el advenimiento del Estado Laico».Lo cual desembocará finalmente en las tesis existencialistas encabezadas por Nietzsche y Sartre, los cuales postulan cerrando el ciclo un ateísmo militante frente a esa libertad de conciencia que luchaba contra el dominio de las mentalidades por medio del control religioso.En el fondo estamos hablando de un fundamento moderno, de creyentes y no creyentes, recogido en el derecho positivo que interpreta la libertad de conciencia a modo de «no tener conciencia respecto a la ley moral y la libertad del hombre antes Dios y la religión revelada». ¿Es eso cierto…, Dada la ambigüedad o imprecisión de algunos términos?Por otro lado, dichas cuestiones han sido materia de fuertes debates entre los entes jurídicos-constitucionalistas a la hora de definir los extremos de estos dilemas que a su vez se convertían en una radical arma arromadiza entre los Estados y las Iglesias, los cuales casi todos se han visto concernidos por estos embates, esencialmente la iglesia católica.Libertad de Conciencia que podemos definir, tal como nos platean estudiosos de la materia como Dionisio Llamazares y Souto Paz: «es la capacidad o facultad para percibir la propia identidad personal como radical libertad… sintiéndose sujeto único al que ha de referirse todos los cambios trasformaciones y acciones, con una libertad de creencia que hoy reconoce y garantiza la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la su versión plural de pensamiento, conciencia, religión y creencia o convicciones y que se refiere a ese ámbito de autonomía  personal que alberga la propia concepción del mundo  y de sí mismo».Este sería un resumen bastante generalista de la cuestión, de la cual nos quedaría fuera la posición y reacción de las distintas iglesias, sobre todo la católica, ante las ideas de modernidad que ponían, y ponen aún hoy, en solfa al poder religioso, pues hemos de participar de la opinión de que esa aspiración a la libertas christiana llega esencialmente de la mano de la Reforma protestante de raíz luterana y calvinista, la cual va a estar muy presente  en el mundo masónico del siglo XVIII y sobre todo en el siglo XIX de muy distintos modos.Eso sí, formando parte de la fuerza central y espiritual del liberalismo en la medida que los masones se va constituir en los defensores, al menos una parte de estos, de las libertades modernas, lo cual andando el tiempo pasará a constituir una referencia institucional de la llamada masonería liberal adogmática.Por lo general, tenemos la costumbre de pensar que la masonería encarnaba todos esos estadios de los que venimos hablando, ignorando que la institución masónica del siglo XVIII no asumía de forma activa, como hoy lo hacen diversas instituciones masónicas algunos planteamientos, como pudiera ser la defensa de la Libertad de Conciencia, o constituirse en bandera y garante de los valores republicanos. Debemos pensar que esos valores los encarnaban los propios masones y los trasmitían como parte su bagaje personal a la sociabilidad a la que pertenecían, en este caso a la masonería.Es innegable que los primigenios masones del siglo XVIII, los que fundaron la Gran Logia de Londres en 1717, parte de ellos encarnaron los primeros postulados acerca del incipiente concepto de libertad de conciencia, en tanto que eran hijos de la Reforma protestante, por tanto, en sus genes sociales políticos y religiosos se encontraban esa aspiración a la Libertas christiana, que sin embargo dejaba fuera a otros muchos hombres y mujeres.Recordemos que las Constituciones de 1723, llamadas de Anderson, ya se dejaba indicado que: «El Masón está obligado por su carácter a obedecer la ley moral, y si debidamente comprende el Arte, no será jamás un estúpido ateo ni un libertino irreligioso».Hay que acordarse que en ese momento el acento estaba colocado en la «religión natural», lo que venía a significar en ese siglo XVIII, el paradigma de una libertad de conciencia, que aún no concebía la «no creencia».Pero no cabe duda que a pesar de ese axioma,  desde esa primera fundación se estaban colocando las bases para afirmar sobre ellas el gran pilar de la Libertad de Conciencia, pues en esas mismas Constituciones, y en el mismo artículo  se dice: « se considera hoy mucho más conveniente obligarlos tan sólo a profesar aquella religión que todo hombre acepta, dejando a cada uno libre en sus individuales opiniones; es decir, que han de ser hombres probos y rectos, de honor y honradez, cualquiera que sea el credo o denominación que los distinga».En ese sentido debo explicar el contexto histórico para comprender las dificultades que mediaron en todo ese desarrollo.Una fundación la de 1717 que arranca con el apoyo de cuatro logias operativas, compuestas por miembros del gremio de la piedra en general de extracción católica, los cuales tenían como referencia profesional y moral, los ya famosos Old Charges muchos de ellos de ascendencia católica. Estos miembros de la masa operativa se iban sintiendo cada día  más extraños en el seno de la Gran Logia, pues cada vez era más nítido que tras la fundación  era lógico que su tiempo estuviera agonizando, la disolución de los gremios, lo  en parte hace que la masa operativa de la Gran Logia de Londres de carácter católico dejara paso en pro de la convivencia, la cual había costada tantas vidas en las variadas guerras de religión, y es de suponer que regañadientes al poderoso influjo  de los gentleman hijos de la Reforma protestante, los cuales irán imponiendo sus ideas de modernidad, las cuales ya se estaban  presentes en  los ámbitos intelectuales.Ya no se trataba de luchas entre católicos y protestantes, o entre jacobitas y hannoverianos, que también, sino el trabajo de ir superando los viejos clichés religiosos y políticos, para de este modo reunir lo disperso, bajo el yugo de la tolerancia, para de este modo caminar hacia una incipiente concepción de la libertad de conciencia y religión como objetivo, en un no lejano horizonte donde se deberían encontrar todos, aunque fuera bajo un «seudo-concepto de la tolerancia  de geometría variable» , como indica el maestro Charles Porset.Estamos acostumbrados a ver y analizar el siglo XVIII masónico, bajo el prisma político, de estuardistas contra hannoverianos, o aristócratas tories de ascendencia papista contra los activos burgueses whigs   protestantes, sin dejar de lado las luchas entre jacobitas y protestantes y estos últimos entre sí, pues el sector evangélico estaba muy dividido, en distintas facciones: anglicanos, luteranos, calvinistas, presbiterianos, disidenters… etc., Lo cual me lleva a pensar que sería interesante analizar todo el entramado masónico y su desarrollo, bajo otro prisma al menos para el siglo XVIII y en Inglaterra y Francia  y dentro del contexto masónico, y para ello planteo que se haga desde la óptica religiosa entendiendo esta como lo es para los protestantes, como una simbiosis política-religiosa que rige y  ordena la moral de la sociedad.Tal vez desde esta perspectiva podríamos observar algunas cuestiones, y encontrar   ciertas explicaciones a cuestiones que se dan el seno de la masonería que damos como sobreentendidas, las cuales responde en ocasiones a formas del quehacer y entender la vida social y masónica de aquellos momentos.Por poner un ejemplo que no haga entender dicho axioma, indicar que muy a menudo se nos habla, o hemos leído sobre la cuestión de la descristianización de los rituales por parte de los «Modernos», y por tanto hemos asumido esta cuestión como parte de la de explicación histórica masónica, cuando en realidad no es tan cierto. En primer lugar, deberíamos saber ¿En qué momento se está indicando tal cosa, y de qué sector parte la acusación…? a imputación de descristianización ritual por parte de los «Modernos»,  parte  de 1751 cuando se crea la segunda Gran Logia, denominada  Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra, la cual encabezará  el católico Laurence Dermott, o sea la denominada  cotidianamente de los «Antiguos», cuya componente social estaba compuesta por irlandeses emigrados a Inglaterra, en su mayoría de ascendencia católica, los cuales en sus rituales incorporaran como tal, las famosas plegarias en la Apertura y Cierre de los Trabajos.. Cuestión típica que ha quedado como una forma singular de la ritualidad de los llamados «Antiguos», y como tal dentro del sistema del REAA.Por tanto, a juicio de estos, («Antiguos»),  los rituales de sus antagonistas  los Modernos, estaban “descristianizados” aunque tal vez esta calificación pueda responder más bien no solo a una visión anglosajona  de aquellos momentos, sino perpetuada  por una visión continental del conflicto, sin olvidar que tal vez esa falta de las plegarias pudiera venir motivada  por la propia visión de reformismo protestante de desechar los elementos más católizantes del mundo masónico, o simplemente, y es algo que no ha parecido ocurrírsele a nadie, y es que tal vez  nunca hubiera habido plegarias, al menos hasta la llegada de la Logia de los Antiguos.Ojo claro ejemplo que podemos tener es lo relativo al mobiliario de la logia, y cuyos parámetros nos aportan el conocimiento de la existencia, en ese contexto del siglo XVIII, de en un cierto pragmatismo inglés y evidentemente situado fuera de los contextos sacrales.Me explico, cuando se analiza por ejemplo las logias a través de las distintas herramientas rituales inglesas (Antiguos Deberes, divulgaciones, proto-rituales) vemos  que parte del mobiliario de la logia lo componían  pues por ejemplo lo que los ingleses denominaban como «pedestales» que servían para poder dejar sobre ellos desde el Compás o del Volumen de la Ley, como tal libro legislativo y que todos podían leer, por lo cual pierde un peso  cualitativo con relación a la visión católica.Pues bien, todo este conjunto de elementos, la pequeña mesita (pedestal) se verán convertidos en algunos casos y en épocas y lugares muy determinados en «altares», y por ejemplo el VLS, pasa a constituirse en la Biblia, y la espada del VM pasa a ser una espada flamígera, y ello se da fundamentalmente cuando nos hallamos en Francia.La pregunta sería ¿Por qué se da esa “descristianización” a lo largo del siglo XVIII en Inglaterra? Dichas cuestiones vienen de un proceso activo y directo de descristianización, por supuesto, pero no encabezado por los masones, que también, sino más bien es el producto de un proceso que va a provocar la Reforma luterana y calvinista que cambiará la forma de entender y desarrollar la vida social, política y religiosa de la sociedad anglosajona.Lo cual para para aquellos que estamos en el orbe católico no es fácil de entender, puesto que estamos ante una Reforma religiosa que va a cambiar de forma radical la concepción del mundo, y en este caso resulta humorística la paradoja, de que futo de la Reforma, con la “revuelta de los iconoclastas ingleses estos tiran las imágenes al mar, y cuando estas imágenes arriban a las costas católicas, como la españolas, presuponen dicho hallazgo como un “milagro”.Por tanto, esos cambios religiosos que afectaran a todas las ordenes de la vida anglosajona, se van a dejar ver en el mundo masónico, no bajo enunciados o declaraciones institucionales, sino sobre proyecciones personales de los propios masones sobre las distintas sociabilidades en las cuales están insertos, como en este caso, la masonería.Lo cual desatará diversas tensiones entre ambas concepciones, la católica y la protestante, y eso los vamos a observar en las Constituciones de Anderson en primer lugar, pero también durante la consolidación de la primera Gran Logia, pues hay que tener en cuenta que hay presiones y parte de ellas van hacer que en 1738 se aparezca en las Constituciones de Anderson, la «creencia en Dios» evidentemente dentro del mundo anglosajón, tensionado entre las presiones católicas y las reformadas.En ese contexto, esa búsqueda del Centro de Unión no deja de tener esa componente que se va a manifestar a lo largo de la molienda de los Modernos, de modernidad, aunque habrá momentos sobre todo en la Francia de mediados del siglo XVIII, donde los príncipes de sangre van a querer imprimir de nuevo los viejos clichés religiosos de corte católico a veces mezclados con ciertos tintes jansenistas o libertinos.Aunque la trayectoria de la propia masonería encabalgada en clave de modernidad y siguiendo las pautas de los reformadores e intelectuales de la época, irá cada vez más afirmando su alejamiento de las claves religiosas y mucho más de las escuelas esotéricas que pujaban por vehiculizar su mensaje a través de las propuestas herméticas, que será toda una constante dentro de la molienda de los Modernos, se dejar de lado las creencias religiosas y esotéricas.En ese sentido la masonería del siglo XVIII que va a vivir a caballo de los debates intelectuales y filosóficos sobre la libertad de conciencia y de religión va a necesitar hacer causa común en pro de la modernidad, pero con esa tensión constante de una parte de esa misma masonería interesada de corte noaquita interesada en  sentirse dentro de los cánones religiosos imperantes, bien dentro de la iglesia del Estado de carácter reformado, o bien intentando estar en el seno de las corrientes católicas, algo muy difícil de lograr, aunque se intenta por la hoy llamada «Masonería de Tradición».Sería interesante desde esa perspectiva de la radical transformación de los masones protestantes ingleses revisar los contenidos de las distintas divulgaciones y proto-rituales para deslindar distintos campos, buscando ese venero de la modernidad que será el mismo que en 1877, explote como fruta madura.Será la acción de los pastores protestantes con una presencia importante dentro de las logias francesas que a más allá de la mitad del siglo XIX van a empezar a tener un duro combate en pro de un estado republicano y laico, en el cual el Gran Oriente de Francia va a tener un papel importantes  en contra además de una iglesia  católica que pese a las numerosas revoluciones seguía presente gracias a los regímenes autoritarios, constituyendo de esta forma un renovado concepto sobre catolicismo y contra-revolución., muy al contrario de lo sucedido en Inglaterra donde el pragmatismo se impondrá y a partir de 1813 donde la masonería estará integrada  en las instituciones del Estado, y con la protección de la monarquía inglesa y de la Iglesia de Inglaterra. El «cliche masónico de Templo a cubierto» describe bien que mal una realidad social de una masonería en consonancia con la ideología dominante de la sociedad en la que ella se desarrolla». (A. Bauer.2018).En ese mismos contexto histórico la masonería y los masones franceses se encargan con el GOdF, en el debut de la República de lanzar una instrucción pública de carácter laico, que va a resplandecer durante la III República, en medio de fuertes embates con el cierre de varias logias.En 1849 se había introducido en el seno del GOdF la mención de la creencia obligatoria «en Dios y la inmortalidad del alma» bajo esa tensión siempre escondida en un país de vieja cultura católica como Francia, y de ahí que se mantuviera en el seno de los Juramentos Masónicos, el clásico lema de Que Dios me ayude, presente en buena parte de la molienda de los Modernos, que ya había sufrido una importante reforma con la codificación de 1785 de Roëttiers de Montaleau que dio como resultado el Régulateur du Maçon.En 1865 el GOdF planteará una nueva redacción de sus reglamentos y rituales y propone este corolario de tendencia católica: «la francmasonería tiene pro principio la existencia de Dios y la inmortalidad del ala y la solidaridad humana. Ella guarda la libertad de conciencia como un derecho propio de cada hombre y no excluye a ninguna persona por sus creencias».En este sentido el GOdF  hace un malabarismo al hacer coexistir el «principio de Dios y la libertad de conciencia», que se siguió conservando a lo largo de unos años pese a los fuertes debates internos, y será finalmente en 1877 cuando a la oposición del  Presidente del Consejo de la Orden del GOdF  R. Saint-Jean, intervendrá el pastor Fréderic Desmond (doctor en Teología)  como ponente de proceso verbal interno  y mediante un discurso largo y muy trabajo y argumentado, con frases de esta calado
«(...) Pedimos la supresión de esta fórmula porque, vergonzoso para los venerables y las logias, no es menos para muchos laicos que, animados con el sincero deseo de ser parte de nuestra gran y hermosa Institución que han sido retratados correctamente como una institución amplia y progresista, son detenidos repentinamente por esta barrera dogmática que su conciencia no les permite cruzar.Exigimos la supresión de esta fórmula porque nos parece bastante inútil y ajena al objetivo de la masonería. [...]No. Dejen que los teólogos discutan dogmas. No dejen que las iglesias autoritarias se encarguen de formular su plan de estudios. - Pero esa Masonería sigue siendo lo que debería ser, es decir, una institución abierta a todo progreso, a todas las ideas morales y elevadas, a todas las aspiraciones amplias y liberales (...)».Con la propuesta del reformado Desmond, no se deroga la obligatoriedad de la mención de los trabajos del Gran Arquitecto del Universo, que al arbitrio de las logias, aunque la tendencia quedará clara, y se irá relaborando el texto final que estará presente en la Constitución del GOdF, como una marca indeleble de la molienda de los Modernos, y de la lucha por la Libertad de Conciencia, que formara parte de los trabajos de Apertura de la Logia, sobre manera en los actuales rituales de Referencia del Gran Oriente de Francia: «La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad. Trabaja por la mejora material, ética, y el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad. Sus principios son la tolerancia mutua, el respecto a los demás y a uno mismo, la libertad absoluta de la conciencia. Considerando las concepciones metafísicas del dominio exclusivo de la apreciación individual de sus miembros, rechaza toda afirmación dogmática. Concede una importancia fundamental a la laicidad. Su lema es «Libertad, Igualdad, Fraternidad».No fue una lucha fácil, aunque siempre ha imperado bajo la oscura capa de los vaivenes históricos la premisa, no siempre escrita o enunciada, que el valor de la Libertad de Conciencia, y la Libertad de Religión, en suma, de las creencias y aspiraciones, estas siempre estuvieron presentes en la molienda de los Modernos, con muy diversas oscilaciones diferentes desde 1717-2019

He dicho.Victor Guerra. MM.:. Vª Orden de Sabiduría, 9º Grado

7º Ciclo de Estudios do Rito Moderno / Francés.. Academia Vº Imperio. Porto 2019.


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