Revista Psicología

8 Huellas Que Dejamos Al Morir

Por Carlos Postigo Moreno @cpostigom

Cuando pensamos en la huella que queremos dejar cuando hayamos muerto, normalmente pensamos en herencias efímeras: dinero y fama principalmente.

LANDSCAPE BUTTERFLY (EL GRAN MASTURBADOR EN PAISAJE SURREALISTA CON ADN), 1957-58

Landscape Butterfly (El gran masturbador en paisaje surrealista con ADN) – S. Dalí

Siempre he recordado la ingenuidad de aquel que quemó el templo de Artemisa para que su nombre (Eróstrato) quedara grabado para siempre en la historia.  Recordamos su nombre, pero él no está en el presente.

Me gustaría dejaros una serie de huellas que sí siguen presentes en nosotros y que a su vez dejaremos en el futuro:

  1. Valores

Principalmente se transmiten en el ámbito familiar. Los valores que recibimos han sufrido un proceso de selección natural que ha generado que recibamos aquellos que ayudaron a tomar las mejores decisiones. Nosotros podremos modificarlos y transmitirlos a futuras generaciones.

  1. Amor

El amor que transmiten unos padres queda integrado en el plano físico, mental y emocional del niño. Esta fuerza genera la expansión de su personalidad y su necesidad de ofrecer amor. El resultado es un hilo que nos atraviesa y que amplificaremos transmitiéndoselo a nuestros descendientes.

  1. Actos

Los resultados de nuestros actos nos enseñan a actuar de maneras que nos orientan hacia nuestra supervivencia y bienestar. Así, los que vengan, aprenderán cuales son los mejores resultados a partir de nuestras acciones en continuo flujo de mejora.

  1. Conocimientos

Los conocimientos que adquiramos en nuestra vida servirán a que otros puedan obtener más en un futuro. En la ciencia hemos llegado a un completo conocimiento del ser humano gracias a estudios realizados basados en conocimientos adquiridos previamente, en continua acumulación.

  1. Evolución

El ser humano como ser vivo está en continua evolución. Desde nuestro ser podemos ayudar a que esta evolución sea en beneficio de futuras generaciones. La conciencia, al formar parte de nosotros, evoluciona, por lo que si la ampliamos con el conocimiento sobre nosotros mismos, generaremos que futuras generaciones puedan ser más conscientes.

  1. Inspiración

Al igual que tenemos modelos del pasado en los que nos fijamos, nosotros podemos ser esos mismos modelos para nuestros descendientes. Aunque no recordamos a ese antepasado, sí hemos heredado modelos de conducta suyos. De esta manera está presente en nosotros.

  1. Felicidad

Si gracias a nuestro trabajo personal logramos una vida feliz, su influjo no dejará de sentirse en nuestros descendientes. Esta felicidad no solo se puede convertir en un ejemplo, sino que su fuerza es tan atractiva que queda integrada en la personalidad de quien la recibe.

  1. Sabiduría

No solo heredamos conocimientos e historias de nuestros mayores, sino que además, como complemento, recibimos una serie de enseñanzas y moralejas que nos marcan en nuestro ser. Esta sabiduría la podemos reelaborar con nuestras experiencias y autoconocimiento para poder ofrecérselas a nuestros descendientes.

Ciertamente son huellas no palpables ni personales, pero son las que dejan marca en nuestro interior. Al igual que las heredamos, nosotros se las regalaremos a futuras generaciones.

No dejamos de ser un cúmulo de huellas que reelaboramos para ofrecérselas a otros que harán lo mismo en el futuro.

¿Qué huella quieres dejar tú?

Carlos Postigo


 


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