Éste es el tiempo que invertimos de media, los usuarios en cada estímulo que nos llega.
Te preguntarás de ¿dónde proviene este dato?
Pues de los análisis de los usuarios de internet ya sea en páginas web o en las plataformas de redes sociales.
Es decir ese es el tiempo medio de atención que prestamos a cada estímulo y que cada vez se reduce con mayor velocidad, ya que en el informe del año 2012, el tiempo que invertía cada usuario era de 12 segundos.
Ésta es la velocidad que estamos imprimiendo a nuestras vidas.
Con éste límite de tiempo de atención mental es altamente improbable que seamos capaces de conectar con la calma interior reparadora y necesaria para nuestra salud física y mental.
Cuando sometemos a esta velocidad a nuestro cerebro sobre-estimulándolo con un input nuevo, no es de extrañar que después suframos las consecuencias a nivel físico y mental
Las consecuencias más frecuentes de esta hiper-activación son: falta de sueño, irritabilidad, baja capacidad de concentración, pérdida de memoria, un nivel de frustración mayor etc.
No sé si te reconoces en este patrón de comportamiento, pero eso no significa que no sea una realidad estadística.Así que te planteo ahora unas preguntas y tú mismo valorarás tus respuestas:
- ¿Cuánto hace que no te das tiempo a ver un amanecer o un atardecer con atención?
- ¿Cuánto tiempo hace que no le dedicas tiempo de escucha activa a tu pareja, tu hijo, tus compañeros de trabajo?
- ¿Cuánto tiempo hace que no te dedicas un tiempo para estar en silencio contigo misma sin hacer más que estar atenta?
Si no te han surgido las respuestas exactas es probable que te estés perdiendo momentos importantes de tu vida y resulta que esos momentos no son recuperables.
Solo puedes vivirlos con atención mental en el momento en que se producen.
Esta vida que transcurre entre dispositivos electrónicos, coches, semáforos, redes sociales y completamente alejada de lo verdaderamente importante.