Me gusta escribir sobre escritura. Y me gusta que los temas que trato sean temas que, en realidad, cualquiera que nos dedicamos a escribir, nos hemos planteado alguna vez. Por ejemplo, el estilo o la voz a la hora de escribir. No es fácil tener un estilo propio, una forma de escribir que nadie más tiene y, en definitiva, una voz única.
Al hablar, cada persona tiene su propia voz, y ninguna es igual a otra. Eso se puede trasladar a la escritura aunque claro, quitando todos los elementos referentes al tono, al volumen y, en definitiva, al oído. Sin embargo, para conseguir tu propia voz necesitas, ante todo, escribir como si hablaras, y hacerlo además de forma personal. Como sólo tú lo harías. ¿Te ha dicho alguna vez, alguien que te conoce y ha leído algo tuyo, que al leer era como si te escuchara? Eso es uno de los mejores halagos que puede recibir un escritor. ¡Y se puede lograr! Puedes conseguir escribir con tanto estilo, tantos matices y tanta personalidad como hablas.
Sólo necesitas dos cosas: práctica y no buscar la perfección absoluta (spoiler: porque no existe).
1. Escribe como si hablaras:
Si de lo que se trata es de invadir tu escritura con tu personalidad, necesitas escribir como si hablaras. Utiliza las palabras que normalmente utilizarías al hablar, no te tires el rollo con frases demasiado largas y sobre todo, no utilices palabras rebuscadas o demasiado técnicas que, ni en un millón de años, utilizarías si tuvieras que hablar de lo que vas a escribir.
2. Voz activa y estilo directo:
Si lo que pretendes con tu escritura es, además de que se note que lo has escrito tú, llegar a conectar con el lector, recuerda: voz activa y estilo directo. No es lo mismo decir: “mis deberes fueron comidos por el perro” que “el perro se comió mis deberes”. Busca la simpleza, la limpieza, lo directo y lo sencillo de leer y, por tanto, de asimilar.
3. No trates de impresionar:
¿No te ha pasado alguna vez que, tratando de impresionar a alguien con tu nivel de vocabulario o con tu interesante conversación, terminaste haciéndote un lío con todas las palabras y conceptos que pensabas utilizar y que al final no utilizaste o utilizaste mal? Escribiendo es algo parecido: impresiona más algo que cale (que llegue, que sea accesible y fácil de asimilar, sobre todo en estos tiempos en los que la prisa parece dominarlo todo), que un texto escrito con un lenguaje superelaborado y medido al milímetro.
4. Busca la máxima naturalidad:
No fuerces. Escribe de forma natural. Costará al principio, pero poco a poco, el filtro que hay entre tu cabeza y tus dedos al escribir, desaparecerá, o al menos, no será tan opaco como al principio. Recuerda que no sirve de nada analizar las ideas al milímetro, que lo importante es aportar fluidez, como harías en una conversación amena con un amigo.
5. ¿Cómo responderías si fuera una pregunta?
Cuando alguien, cara a cara, te pregunta, tú contestas con toda naturalidad. Al escribir, imagina que el tema sobre el que vas a trabajar, fuera una pregunta formulada por alguien conocido con quien tienes absoluta confianza o con alguien a quien tengas que enseñarle algo, sin que tenga ni idea de nada, y el objetivo es que lo entienda.
6. Analiza los estilos de otros:
¿Qué tiene ese blogger al escribir que tanto te gusta? ¿Por qué no puedes para de leer sus posts del principio hasta el final? ¿Qué rasgos destacarías de su estilo? ¿Por qué te parece tan genial? Analizando a los demás, puedes descubrir rasgos que hayan conectado contigo y que tú, puedes usar para conectar con tu audiencia al escribir. Eso sí: procura ser tu mismo, no imites a nadie.
7. No hables de un “nosotros” si sólo estás “tú”:
Creo que cada vez se hace menos, pero en alguna ocasión me he topado con un blog donde sólo hay un autor, donde en la página de “Acerca de” sólo se me presenta una persona y donde después, casi todos los posts están escritos como si hubiera alguna persona más ahí, escribiendo. Pasa sobre todo en los blogs en los que el autor ofrece alguno de sus servicios y los disfraza como “nuestros” servicios. Utiliza ese “nosotros” cuando seáis más de uno, si no, quedará demasiado raro y sobre todo, forzado.
8. Ten un objetivo:
Ya sea guiar a tu lector hasta el punto y final de tu texto o conseguir que haga una determinada acción o transmitirle uno u otro mensaje, recuerda: escribe con un objetivo. ¿Cuál es la finalidad de tu texto? ¿Quién lo va a leer? ¿Cuál es la idea principal que quieres transmitir con él?