Cada vez más cerca. La gente de San Lorenzo no iba a fallar. Y no falló. Más de 100.000 cuervos y cuervas llegados de distintos puntos del país colapsaron el centro porteño para llenar la emblemática Plaza de Mayo, que se tiñó de azulgrana y exigió un pedido: Justicia.
Lo más esperanzador que tiene San Lorenzo en su historia es la gente, aquella que genuina por el amor a estos colores planifica y organiza patriadas históricas como las de hoy, como las que se vivieron antes, las que cada uno y una, granito a granito formó parte de otra página dorada en la historia de nuestro club, nada que ver con títulos o goles, vale mucho más, vale por el sentimiento a lucha por nuestro pasado, a la pertenencia única e inclaudicable de nuestra tierra, Boedo. En ese apego, que no entiende de pésimos resultados futbolísticos, dirigencias nefastas y otras yerbas, pero que sabe mucho de compromiso colectivo y participación para modificar la realidad imperante, plagada de intereses económicos, a San Lorenzo lo hace grande exclusivamente su gente, vos, yo, cualquiera que cambia su vida, sus horarios, sus lazos, todo como bien dice la canción, por los colores de este amor.
Que quede claro. La vuelta a Boedo camina por otro carril que el andar de la institución. La concepción de mezclar aparece en algunos medios de comunicación que no debemos darle importancia, buscan agua y por sobre todo sangre para su propio molino, es decir el primero que ponga la guita y bien sabemos el lobby que viene desde Francia. Esta gesta sanlorencista, una más, una que deja al país atónito por semejante muestra de lealtad y amor por una causa de Justicia que, bien se ha dicho, San Lorenzo no pretende migajas de cualquier gobernante de turno que piensa solamente en 2015 y se caga en el día a día, San Lorenzo exige una indispensable restauración histórica que ha dañado a la pertenencia de la Ciudad, de cada uno de los porteños que lloró como propia, sin camisetas de por medio, la ausencia del club en Boedo, como un factor indisoluble de cohesión social. Repetimos, beneficencia para San Lorenzo no, nunca la tuvimos ni la tendremos, solamente pedir lo que le sacaron de forma ilegal y canallesca.
Llegó el 8M, llegó esa fecha que nos desveló desde hace meses, que tanta preparación tuvo, lo saben los visitantes de este sitio hecho por cuervos, la movida mediática por el comercial, el laburo, sin plata de por medio, que es sólo una muestra de agradecimiento a San Lorenzo del que no esperamos ni queremos recompensa. La movilización azulgrana, mientras se escriben estas líneas, no para, avanza, avanza y no para de avanzar. Volver a Boedo es nuestra ilusión, para las generaciones más viejas, para los que no volvieron a ser los mismos desde que San Lorenzo se fue de Tierra Santa, para los pibes que no vivieron en persona el Viejo Gasómetro pero se abrazan a esta ilusión que nos mancomuna como la hinchada que no entiende de imposibles. Señores, escuchen y vean, avanza San Lorenzo y el próximo destino es Boedo.