¡Ay, los viernes! Nunca un día había enamorado más, y nunca un día había recurrido tanto al postureo. Pero lo cierto es que algunos viernes no molan tanto como los pintan, y menos si te lo pinta un publicitario. ¿Por qué?
El viernes que sales a las 3PM, pero no.
Cuando el cliente te dice que no hay más cambios y, por lo tanto, te puedes ir a casa. Eso sí, nunca a la hora que toca.
Cuando le envías las últimas modificaciones al cliente y rezas para poder irte a casa pronto.
Cuando envías al cliente las últimas modificaciones, pero no quieres saber la respuesta hasta el lunes.
Cuando ya te estás poniendo el abrigo pero una llamada rompe tu felicidad.
Cuando todos salen antes que tú.
Cuando vas a cruzar la puerta de salida pero el jefe te llama para no sé qué.
Cuando empiezas el viernes a tope para adelantar e irte antes, pero no.
Cuando el cliente te dice que vuelvas a los primeros cambios, que como antes estaba mejor.