(Foto: Jim McIsaac/Getty Images)
Corría el minuto 8 del partido de anoche que enfrentaba a los Washington Wizards y los Charlotte Bobcats en el Verizon Center. El entrenador de los capitalinos, Flip Saunders, decide sentar a Andray Blatche porque no está contento con su actitud defensiva en el poco tiempo que se llevaba de encuentro. Cuando el coach intenta hablar con él, Blatche hace oídos sordos y no quiere escuchar a su entrenador. Lo intentan hasta tres entrenadores asistentes, pero el jugador no hace caso y se niega a prestarles atención.
Como es de esperar, el cabreo de Saunders es monumental, y Blatche no vuelve a jugar en todo el partido, a pesar de que es el jugador más en forma de los Wizards y que el encuentro se decide tras una prórroga. En ese tiempo extra, incluso los dos pívots de Washington son eliminados por faltas, pero ni aún así Blatche vuelve al parquet. Charlotte se aprovecha de su superioridad bajo tableros y establece un parcial de 13-4 en la prórroga que le da el triunfo y deja a los Wizards con doce derrotas seguidas, a sólo una del record histórico de la franquicia.
En sala de prensa, Saunders estalla contra la actitud de su pupilo. "No quería escuchar. Le dije: si no vienes y hablas, si no quieres ser entrenado, entonces no vas a jugar. Tres de nuestros entrenadores intentaron decirselo, y los tres dijeron que no quería jugar. En quince años no había visto nada parecido". "Puede estar enfadado conmigo, pero no puedes dejar a tus compañeros tirados de esa manera. No cuando has perdido once partidos seguidos y tienes una oportunidad de ganar un encuentro". Los periodistas también le preguntaron si Blatche jugaría en el próximo choque contra Indiana, a lo que Saunders respondió con un contundente: "Lo dudaría. No lo sé, pero lo dudaría".
La lamentable actitud de Blatche empaña la que estaba siendo la temporada de su confirmación en la NBA, después de cuatro años de adaptación después de pasar directamente desde el instituto. Desde que los Wizards desmantelaran el equipo y se desprendieran de sus mejores jugadores, Blatche ha promediado 23 puntos y 9 rebotes por partido, y era uno de los máximos candidatos al premio de Jugador de Mayor Progresión.
Saunders siguió despachándose a gusto contra su pupilo: "¿Sabes qué es lo que más me decepciona? Me decepciona que desde que lo pusimos de titular, el 60% de nuestro ataque pasa por él. Los entrenadores no se equivocan, no importa para qué. Cuando un entrenador quiere enseñarte algo, ¿crees que estás por encima de él sólo porque has hecho 16 partidos buenos?. Yo tuve a Kevin Garnett, y con ese chico, cuando querías decir algo él te contestaba ¿qué quiere, entrenador?. Quería mejorar cada vez. Nunca mostró ese tipo de actitud. Es ridículo".
Y así es. Ridículo. Resulta ridículo que un jugador quede de esa manera ante su cuerpo técnico y sus compañeros por una rabieta de estrellita recién llegada. Tal vez sólo sea un problema de inmadurez y acabe aprendiendo de sus propios errores. Porque tan importante es la aptitud como la actitud.