Revista Cine
Director: Jean-Luc Godard
"Sin aliento", la primera película de Jean-Luc Godard, un director odiado por muchos, no sé por qué, a mí me encantan sus películas, sus propuestas, sus ideas, su frescura, su atrevimiento, su indudable pasión por el cine mezclado con cierta iconoclastía (respetuosa iconoclastía, sea lo que sea), etc., qué puedo decir, parece un tipo que respira cine, tanto que, como todo autor innegablemente único, puede que se vuelva medio loco y haga cosas raras, cosas de difícil digestión, cosas ambiciosas, cosas fuera de norma, de convención, de cualquier tipo de obligación. Porque "Sin aliento" se hizo como, se supone, las películas no debían hacerse. Y así fue abriendo nuevas maneras, fue despejando mentes, avivando imaginaciones, provocando creatividad. ¿De qué sirve que Jean Paul Belmondo y Jean Seberg se queden hablando veinte minutos o casi media hora en una habitación de hotel sobre las cosas más comunes y silvestres y carentes, en teoría, de todo peso dramático? Perdón, no entiendo la pregunta, ni su fondo ni su intención. Supongo que es la gracia de la película, volver a un cine libre de teorías y manuales, como en los inicios, cuando aún no existían los teóricos del cine que dijeron "esto se hace así y punto", que encasillaron formas inicialmente amplias y llenas de posibilidades, que tomaron ideas revolucionarias e innovadoras para transformarlas en ideas fijas y mecanismos estandarizados. No deja de ser curioso o irónico que Godard haya sido crítico antes que cineasta; digamos, crítico profesional, si es que eso existe (sería estandarizar lo estandarizado, dios mío). No sé muy bien de qué estoy hablando. "Sin aliento" es sobre un criminal de poca monta que mata a un policía y que, mientras está, ejem, a la fuga, por un lado intenta conseguir un dinero que le deben y por el otro lado intenta acostarse con una mujer de la que está enamorado (o puede que no esté enamorado, que yo diga que está enamorado porque soy un maldito sentimental, un romántico empedernido, un iluso de tomo y lomo), y la sigue y le habla y la alaba y la insulta, y ella sonríe y camina y reflexiona y observa, y ambos conversan sobre música o naderías, sobre cine o sobre ellos mismos, sobre libros y sobre trabajos, y fuman, se besan, discuten, se visten y desvisten (no necesariamente en este orden), y "Sin aliento" es como un policial, es una comedia, un drama, es un documental, en cualquier caso, es cine, sí señores, damas y caballeros, "À bout de souffle" es un film esencial para la historia del cine y yo diría que para cualquier espectador, qué sería del cine sin Godard, me pregunto, mientras disfruto de una película tan deliciosa, tan genial, tan bien escrita y rodada e interpretada y editada como esta.
Que vivan los locos. ¿No decía Mark Twain que un loco con una idea es un loco hasta que la idea funciona? Oh, en fin, ya es hora de dormir. Y de soñar.