Cinco -en ocasiones tres- pantallas que proyectan material de archivo y la verbalización de cierto fluir de la consciencia conforman las seis (o cuatro) pistas por donde cabalga Cuatreros. Los espectadores digerimos como podemos la información derivada del relato autorreferencial de la realizadora, Albertina Carri, y de las imágenes exhibidas en simultáneo, con o sin sonido. La demanda de atención rinde sus frutos: permite descubrir nuevos senderos que conducen a la inagotable reflexión sobre el ejercicio (individual, colectivo, audiovisual, literario) de la memoria.
Los pormenores de un improbable proyecto de película sobre el bandido rural Isidro Velázquez constituyen el punto de partida de esta suerte de desprendimiento de una muestra audiovisual que Carri montó a fines del año pasado en el Parque de la Memoria. Operación Fracaso y el sonido recobrado se tituló esa obra que, según reseñó Mariana Lerner para la revista Los Inrockuptibles, estaba compuesta por varias secciones o instalaciones. Una se llamó ‘Investigación del cuatrerismo’.
En su película, Carri traza una línea histórica entre Velázquez, sus padres Roberto y Ana María (participantes de la lucha armada contra la dictadura de 1976 y desaparecidos desde 1977) y ella misma. Si los cuatreros transgreden la norma, atentan contra el orden, cuestionan el poder hegemónico, entonces estamos ante tres modalidades de insurrección, enmarcadas por distintos momentos de la Historia argentina.
Es extraordinario el material de archivo que Leandro Listorti rescató y recopiló para este film. Se trata de perlitas que difícilmente hayamos visto en otra aproximación audiovisual a nuestro pasado nacional. Por ejemplo, el fragmento de la entrevista televisiva que Betty Elizalde le hizo a Leopoldo Fortunato Galtieri a poco de haber asumido el mando de la Junta Militar que llevó adelante el eufemístico Proceso de Reorganización Nacional.
Los espectadores interesados en analizar la conducta de nuestros medios de comunicación -en especial de nuestros noticieros de televisión- encontrarán unos cuantos segmentos ilustrativos de la subordinación al poder de turno. Por si no dijeran demasiado por sí solos, la realizadora a veces los contrapone en una misma instancia.
El relato en off imita el discurrir de la conciencia en la mente humana. “Para sobrevivir también hay que olvidar” (se) dice Albertina en un intento por detener o disminuir el caudal de recuerdos erigidos en torno a anécdotas personales y familiares, declaraciones propias y ajenas, películas vistas, lugares visitados, reflexiones varias.