El otro día, mientras mis amigos miraban videojuegos en una tienda de segunda mano, yo echaba una ojeada a los libros. Cuál sería mi grata sorpresa al encontrar esta maravillosa novela, y nada menos que a un euro. El precio es insultante para una obra de tal calibre, pero eso facilitó que yo me hiciese con ella, pues hacía tiempo que la quería. Leí el libro hace años, prestado por la biblioteca. Me lo había recomendado mi hermano y sus frases citadas del libro me animaron a leerlo. Fue mucho mejor de lo que pensaba. A parte de las carcajadas que el medievalista Ignatius Reilly despierta con su "geometría y teología", la descripción de la sociedad y las personas que el protagonista va conociendo en su propósito de ganar dinero para subsanar una deuda es brillante, y en ocasiones las fealdades de ese mundo te golpean con su inmundicia y sus miserias. Da mucha pena que el autor, John Kennedy Toole, se suicidase a los 31 años sin ver su genial novela publicada. Pero por lo menos yo le estoy muy agradecida por habernos regalado un pedacito mordaz de Nueva Orleans.