La producción de Miguel Caeiro (Évora, 1975) es una encrucijada disciplinar. Una reflexión acerca de la pintura, el dibujo y la arquitectura que, aparte de un evidente despliegue espacial, también recurre al tiempo para potenciar su discurso. Un ejercicio de memoria, de pasión por el acto pictórico y la interacción con el público. En sus obras encontramos estructuras que se abren a distintos niveles, con una física propia que desafía a las dimensiones que transitan nuestros sentidos. Y ese viaje tiene una parada en la Galería Vilaseco Hauser, donde Caeiro expone hasta el próximo 8 de diciembre y bajo el sugerente título Amazing full emptiness, tres palabras que simbolizan la armonía y la contradicción existente en sus obras, así como la fascinación que generan a nivel pictórico.