Revista Sociedad

A cuerpo de Rey

Publicado el 15 abril 2014 por Oscar @olavid25

Se acaba el petróleo y nos resulta difícil imaginar un mundo sin gasolineras. Nos ha entrado un poco de miedo y nos hemos puesto a inventar coches eléctricos, que ya estaban inventados y bicicletas que aprovechan la energía que acumulan en una dinamo. Vamos, lo de siempre. Occidente tiembla, como hizo en los 70, ante la posibilidad, aunque sea remota, de un mundo que se vuelva loco, como en Mad Max, El guerrero de la carretera, por unos galones de gasolina sin plomo. A los dueños del petróleo, sin embargo, el asunto les trae sin cuidado. He leído que se han planteado tímidamente que hay que diversificar las vías de ingresos y que piensan en el turismo y en el medio ambiente. A mí, me suena a solución a la española. No se creen el cuento ni ellos.

Emirates_Palace

El Emirates Palace, amplio y bien iluminado, como corresponde a un hotel de siete estrellas.

Esta gente tiende al derroche. Y es por el dinero que acumulan. Son causas exógenas, no es que esté en su ADN. Son las familias que llevan años controlando el cotarro con la colaboración de las grandes potencias mundiales. Sin ir más lejos, Arabia Saudí, la cuna de Bin Laden, se encuentra entre los siete países del mundo que más gasta en armamento. El Rey de España está de trabajo en los Emiratos Árabes Unidos, que es el quinto país más rico del planeta, y le han alojado gratis, por razón de viejas amistades, en un hotel de siete estrellas. A cuerpo de Rey, nunca mejor dicho. En esta pensión, se gastan cinco kilos de oro al año en la cocina, pero no en el baño de los grifos dorados, que es una costumbre hortera. Se lo funden en los platos que sirven a sus clientes. Oro comestible.

No hay muchos hoteles de siete estrellas en el mundo. “Chaval, ponme una cervecita. ¿Qué te doy?”. No quiero ni pensar en la tabla de precios. El Emirates Palace, que así se llama, tiene 126 cocinas y despensas para atender a sus huéspedes. Debe ser gente de buen apetito. Les costó unos 3.000 millones de dólares y está correcto, limpio, luminoso y bien comunicado con el centro de aquello. A nosotros este país nos suena por las camisetas de nuestros equipos, que llevan el logo Fly Emirates, que va de volar. Pérez Rubalcaba se tenía que haber apuntado al viaje, porque aquello es una república federal monárquica, y la experiencia le hubiera servido para resolver lo de Cataluña. Lo de unidos, de Emiratos Árabes Unidos, no es broma. Son varios: Abu Dabi, Ajmán, Dubái, Fuyaira, Ras al-Jaima, Sharjah y Umm al-Qaywayn. Este último debe ser pequeño porque ni me suena. El sitio está bien, pero se vota poco y sin fundamento, porque no sirve para nada, así que como ejemplo democrático volvemos a Hospitalet. Ay, si Cataluña tuviera petróleo, vaya paraíso independiente.


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