Gaúcho é o caralho! Meu nome agora é Ronaldinho Mineiro.
Ronaldinho Gaúcho fue presentado como refuerzo de Flamengo con bombos y platillos ante 20 mil torcedores rubronegros en la Gávea, la sede del club, a mediados de enero de 2011. Pocos días atrás, había sellado su contrato por cuatro años en una parrilla de Río de Janeiro. A fines de diciembre de 2010 había casi asegurado su vuelta a Gremio de Porto Alegre, el club que lo vio nacer, del que se fue mal antes de su primera excursión europea (al PSG en el verano de 2001) y donde por estos días no lo pueden ni ver.
En su edición de febrero de 2011, la revista Placar, el equivalente brasileño a El Gráfico, publicó en tapa una nota firmada por el periodista Felipe Zylbersztajn donde presentaba una serie de motivos que podían llevar a Dinho triunfar o fracasar en el intento con la camiseta de Flamengo.
Un año y medio después de su llegada, Ronaldinho Gaúcho rescindió su contrato en la Justicia dejando atrás (muchos) actos de indisciplina, noches de y en exceso, (muy) poco fútbol y apenas un título: el campeonato carioca de 2011.
El primer motivo esgrimido en aquella nota era la presencia del siempre polémico Vanderlei Luxemburgo al frente del equipo. Luxa fue quien lo convocó por primera vez a la selección mayor brasileña, pero la relación entre ellos en el último tiempo solo provocó roces y chispazos. Durante 2011 el entrenador fue el encargado de “cubrir” las cada vez más frecuentes llegadas tarde de Dinho a los entrenamientos. Fue Luxemburgo, también, el que se cansó a comienzos de 2012 y se llevó la peor parte: fue despedido. Su reemplazante fue Joel Santana, con el que el 10 tampoco tenía relación.
Otra de las razones era Río de Janeiro. El otrora ídolo de Barcelona siempre es un amante de la noche y eso comenzó a molestar cuando los resultados dejaron de acompañar al Fla. Antes del inicio del Brasileirão de 2011, cuando el nivel futbolístico de Dinho mostraba una baja sensible, los dirigentes del club le pidieron a Assis, el hermano y representante, que lo convenciera de cambiar los boliches por las interminables fiestas privadas en su mansión de Barra da Tijuca. Es más, en el club hasta crearon una línea telefónica para denunciar las salidas bolicheras del 10. De no creer.
La selección, sus ganas de estar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y el mundial en su casa en 2014 también fueron detonantes para que el crack volviera a Brasil. Si bien jugó algunos amistosos durante 2011, todo hace pensar que Dinho, opacado por las apariciones de Neymar y Paulo Henrique Ganso, entre otros, ya no es indispensable para Mano Menezes ni mucho menos para la selección brasileña. Sus últimas convocatorias fueron más jugadas marketineras en busca de billetes frescos que decisiones futbolísticas.
La torcida de Flamengo, la más grande de Brasil, era otro de los factores que podían llevar a la gloria o Devoto (o Bangu, más cerca geográficamente) a Ronaldinho. El hincha, se sabe, es arleco por excelencia. Aplaude cuando las cosas salen bien y putea cuando los resultados no se dan. El 10 no estuvo exento de esto. El inicio prometedor se fue diluyendo a pasos agigantados y la torcida terminó pidiendo su cabeza tras el empate 3 a 3 ante Internacional por la segunda fecha del Brasileirão de este año. El enganche ya había quedado como el padre del fracaso tras la eliminación de la Copa Libertadores en la fase de grupos, donde tenían rivales, a priori, accesibles como Lanús, Olimpia y Emelec.
Sin banca del técnico, sus propios compañeros, hinchas y cada vez menos dirigentes, la salida de Ronaldinho, tan previsible como necesaria, quedó sellada el jueves pasado tras varios días de ausencia a los entrenamientos por la enfermedad de su madre, que fue operada en Porto Alegre. El enganche denunció al club ante la Justicia por sueldos impagos, que apenas (?) alcanzan los 40 millones de reales. Y el Fla le declaró la guerra. Patricia Amorim, la presidenta, dijo que su alejamiento es un golpe que dejará una cicatriz y llamó a los millones de hinchas rubronegros a movilizarse contra el jugador. En el medio, quedaron los 74 partidos disputados con el manto sagrado y los 22 goles.
Eso sí, ni la operación de su madre pudo apagar el ánimo fiestero de R10, que se despachó con una partuza en la que hubo música a mansalva, comida japonesa, cerveza en exceso y muchas, pero muchas mujeres. “Ahora voy a dejarme llevar por la vida y habrá fiesta todos los días”, dijo Dinho. Tranqui, 120.
Mientras tanto, Flamengo le apuntó a Palmeiras, que ya había intentado ficharlo antes de su llegada al Mengão, por incitar su salida del club.
Las dudas y acusaciones se diluyeron en el aire cuando este lunes Ronaldinho se presentó al entrenamiento de su nuevo equipo, Atlético Mineiro, donde jugará hasta fin de año. Esta vez no hubo fiesta ni ruido. “Fue una llegada bien discreta, el campeonato ya está empezado y llego para jugar. Voy a tener contacto con los hinchas durante los partidos. Ahora quiero entrenar y conocer a mis compañeros”, aseguró. Y agregó que eligió al Atlético “por la historia del club, pero principalmente por la torcida que tiene. Todo jugador quiere estar en equipos con hinchadas importantes y la forma en que Alexandre Kalil –presidente del Mineiro- habló conmigo fue fundamental para que viniera”.
El tiempo dirá.