Revista España
Orcas, cachalotes, delfines y hasta descomunales ballenas surcan las aguas del Estrecho de Gibraltar, punto de encuentro entre un mar y un océano y dos continentes.
Desde la gaditana Tarifa, la ciudad más meridional de Europa, es posible adentrarse mar adentro hasta avistar algunos de los cetáceos más imponentes de todo el planeta.
En el Estrecho de Gibraltar, declarado Reserva Intercontinental de la Biosfera por la Unesco, se pueden observar hasta siete especies distintas de cetáceos.
Las residentes que durante todo el año viven en estas aguas son el delfín común, el listado, el mular y el calderón común. Las especies semi-residentes cuya presencia está asociada a periodos de alimentación son la orca, avistable de julio a septiembre, y el cachalote, que habita estas aguas entre marzo y julio.
El rorcual común, una de las ballenas más habituales del Atlántico, es una especie migratoria que utiliza el Estrecho en sus rutas y que se puede observar mayoritariamente entre mayo y julio.
El barco de la empresa Turmares Whale Watching zarpa del puerto de Tarifa varias veces al día y se interna en aguas del Estrecho, una saturada autopista acuática donde los grandes navíos entran y salen del mar Mediterráneo y del océano Atlántico.
El barco recorre las primeras millas hasta que los delfines salen a su encuentro. Comunes, mulares o listados, los delfines son los cetáceos más numerosos y más fáciles de contemplar. El delfín común tiene un tamaño superior a los dos metros de largo y un peso de hasta ciento diez kilos. Se desplazan en grandes grupos y aletean a los lados del navío.