Revista Ciencia

A la caza del Halley II

Por Marathon

Monte Palomar detecta el cometa
Pero retrocedamos unos años atrás, era absolutamente necesario detectar el cometa para refinar la trayectoria en ese paso. En 1982 se empleo el mejor telescopio de esos años: el Gran Telescopio Hale del Monte Palomar y se le dotó de una de las CCDs de primera generación de tecnología punta, gemela al que tendría que llevar el Telescopio Hubble, que luego tardaría algunos años más en poderse lanzar. Tras varios meses de fracasos se detectó un cuerpo de magnitud 24 al límite del instrumento empleado y a tan sólo 9 segundos de arco de la posición calculada. A 11 UA de distancia (más allá de la órbita de Saturno). El avistamiento se produjo el 16 octubre de 1982.
A la caza del Halley IIEn esta imagen el cometa Halley volvía a ser visto después de 70 años.
Poco después observatorios menos potentes confirmaron el hallazgo. El lanzamiento de las sondas requería un calculo de la órbita muy preciso y estas observaciones fueron muy importantes. El factor tiempo era muy importante para el desarrollo de la misión espacial conjunta.
Aun hallándose tan lejos del Sol experimentó meses después un notable estallido debido probablemente a la sublimación de alguna molécula volátil, aunque poco después de este extraño suceso el cometa volvió a la normalidad. Aunque tales episodios se repitieron en los meses subsiguientes.
Hacia el final de 1984 podía ya detectarse con telescopios de 2 metros. Durante 1985 los aficionados apoyaron el seguimiento del cometa mediante medidas fotométricas. Pero el primer aficionado que realizó una fotografía del cometa fue Tsutomo Seki con magnitud 20.5 (no está nada mal para los 80)
Como recordamos algunos de nosotros la llegada del Halley 1985-86 fue particularmente pobre comparado con la de 1910. En ese año el cometa fue espectacular. La geometría de la aparición permitía desde tierra dos períodos menos desfavorables: Septiembre de 1985 (desde el hemisferio Norte) y Abril de 1986 (hemisferio Sur). La aproximación máxima fue 1.4 UA (0.6 UA del Sol en el perihelio). El mítico cometa alcanzó solamente una mediocre magnitud 4 y decepcionó a medio mundo.
Se realizaron espectros en el visible detectándose entre otras moléculas cianógeno y claro está agua, el componente principal del cometa. Incluso el KAO (Kuiper Airborne Observatory) a bordo de un avión reactor a 13000 metros de altura realizó un espectro infrarrojo, pues el satélite de observación del infrarrojo, IRAS, estaba fuera de combate al haber agotado su refrigerante. El KAO había realizado importantes observaciones entre ellas la famosa detección de los anillos de Urano al observar fotométricamente ocultaciones precedentes a la ocultación del planeta y posteriores a la ocultación del propio planeta. Por parte de una estrella de fondo y que ambas ocultaciones eran asombrosamente simétricas, con lo que estaba claro que había allí unos anillos muy oscuros para ser detectados ópticamente. La confirmación definitiva y gloriosa corrió a cargo del legendario Voyager 2 en su encuentro con Urano el 24 de enero de 1986.
Cabe apuntar que otro telescopio transportado a bordo de un Boeing 747 modificado se halla a punto de entrar en servicio su nombre es SOFIA (Stratosferic Observatory for Infrared Astronomy). En español observatorio estratosférico para el infrarrojo. Volará también a 13 km de altura por encima del 90% de la atmósfera y tendrá un primario mayor que el Hubble: ¡2,5 metros!
Continuará...


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