Desde que el cine es cine se ha venido demostrando que un cómico evoluciona en un magnífico actor dramático. Tom Hanks en Philadelphia,, Mary Tyler Moore en Gente Corriente, Robin Williams en El club de los poetas muertos, , Sandra Bullock en Gravity, Peter Sellers en Bienvenido Mr. Chance, Alfredo Landa en El crack, Andrés Pajares y Carmen Maura en Ay, Carmela. La lista continúa creciendo película a película. Este año una nueva inquilina logra un hito al alcance de muy pocos, ser candidata al Óscar a la mejor actriz principal al tiempo que opta al Razzie a la peor intérprete de la temporada, toda una medida de su versatilidad.
Este es el trabajo por el que Melissa McCarthy ha merecido el reconocimiento de la Academia de Hollywood. Costará reconocerla tras el estupendo trabajo de caracterización y el cambio de gestualidad y de tono de voz, pero se ha mimetizado de tal manera con el espíritu de Lee Israel que, desde el primer momento, vemos al personaje; la artista se ha diluido en su creación.
1991. 3:30 de la madrugada. Lee, con un vaso de whisky en la mano, responde indebidamente a un superior y pierde su precario empleo como correctora de documentos de turno de noche. Recorre las calles de Nueva York al ritmo de una agradable tonada sacada de una película de Nora Ephron de las de entonces (estupendo guiño a una de sus habilidades, imitar la voz de la directora de Algo para recordar por teléfono). Pronto varios detalles van a mostrarnos lo apurado de su situación económica y su personalidad. Alcohólica y misántropa, solo congenia con su gato. Acude a una fiesta con su agente literaria de la que sale con una negativa a publicar otra de sus biografías que le pueda sacar del bache, dos rollos de papel higiénico y un abrigo con el que no había llegado. Se ve obligada a vender su posesión más preciada, una carta autografiada de Katherine Hepburn, para poder pagar al veterinario, lo que le da una idea con la que poder tirar para adelante.
Marielle Heller da un paso adelante hacia la madurez como directora tras su sorprendente debut, Diario de una adolescente, extrayendo de un magnífico guion, adaptado de la novela de la propia Lee Israel, una cinta redonda, estupendamente realizada y con unas interpretaciones mayúsculas de sus dos protagonistas (fabuloso Richard E. Grant, aspirante al Óscar secundario). Un libreto, también postulante a la dorada estatuilla, repleto de mala leche, ironía, ingenio y sordidez que supone toda una oda a la creatividad y a la realización personal a través de la escritura de una mujer que se ha descrito a si misma como alguien que odia a todo el mundo y se odia a si misma y que huye de la amistad y del amor. Una tipa que, a regañadientes, acepta la ayuda de otro inadaptado, preso de las adicciones, con el que compone una nueva e irrepetible extraña pareja que ya ha quedado inmortalizada en la historia del séptimo arte.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Archer Grey, Fox Searchlight Pictures. Cortesía de 20th Century Fox Spain. Reservados todos los derechos.
¿Podrás perdonarme algún día?
Dirección: Michelle Heller
Guion: Nicole Holofcener y Jeff Whitty, a partir del libro de Lee Israel
Intérpretes: Melissa McCarthy, Richard E. Grant, Dolly Wells
Música: Nate Heller
Fotografía: Brandon Trost
Duración: 106 min.
Estrados Unidos, 2018
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