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A los esposos cristianos. Humanae vitae. Parte II

Publicado el 01 diciembre 2013 por Joseleg
A los esposos cristianos. Humanae vitae. Parte IIBiología de tejidos y Biología evolutiva del desarrolloDesarrollo embrionario y homólogosDesarrollo embrionario y fetal humanoEmbarazoDebate moral, ético y social sobre el embarazo y tecnologías asociadasLa concepción de ser humanoHumanae vitaecomo paradigma de discurso cristiano sobre el embarazoDominio de sí mismoDirectivas pastorales, La Iglesia, Madre y Maestra. Humanae vitaePosibilidad de observar la ley divina.Humanae vitaeDominio de sí mismo.Humanae vitaeCrear un ambiente favorable a la castidad.Humanae vitaeLlamamiento a las autoridades públicas.Humanae vitaeA los hombres de ciencia.Humanae vitaeA los esposos cristianos.Humanae vitae. Parte IA los esposos cristianos.Humanae vitae. Parte IIApostolado entre los hogares.Humanae vitaeA los médicos y al personal sanitario.Humanae vitaeA los sacerdotes.Humanae vitae. Parte IA los sacerdotes.Humanae vitae. Parte IIA los Obispos.Humanae vitaeLlamamiento final.Humanae vitae
A los esposos cristianos. Humanae vitae.Parte II
Autor: SS Pablo VI | Fuente: Encíclica Humanae vitae
No es nuestra intención ocultar las dificultades, a veces graves, inherentes a la vida de los cónyuges cristianos; para ellos como para todos "la puerta es estrecha y angosta la senda que lleva a la vida"33.
La esperanza de esta vida debe iluminar su camino, mientras se esfuerzan animosamente por vivir con prudencia, justicia y piedad en el tiempo34, conscientes de que la forma de este mundo es pasajera35
Afronten, pues, los esposos los necesarios esfuerzos, apoyados por la fe y por la esperanza que "no engaña porque el amor de Dios ha sido difundido en nuestros corazones junto con el Espíritu Santo que nos ha sido dado"
36; invoquen con oración perseverante la ayuda divina; acudan sobre todo a la fuente de gracia y de caridad en la Eucaristía.
Y si el pecado les sorprendiese todavía, no se desanimen, sino que recurran con humilde perseverancia a la misericordia de Dios, que se concede en el sacramento de la penitencia. Podrán realizar así la plenitud de la vida conyugal, descrita por el Apóstol: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia (...).
Los maridos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. Amar a la esposa ¿no es acaso amarse a sí mismo? Nadie ha odiado jamás su propia carne, sino que la nutre y la cuida, como Cristo a su Iglesia (...).
Este misterio es grande, pero entendido de Cristo y la Iglesia. Por lo que se refiere a vosotros, cada uno en particular ame a su esposa como a sí mismo y la mujer respete a su propio marido"37
33. Mat., 7, 14; cfr. Hebr., 12-11. 34. Cfr. Tit., 2, 12. 35. Cfr. I Cor., 7, 31. 36. Rom., 5, 5. 37. Ef., 5, 25, 28-29, 32-33. 
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