Los súperabuelos, increíbles atletas que pasan de 60 años...
Una maratón y una etapa de alta montaña a través de los Alpes suizos no es la manera más tradicional de celebrar tu 61º cumpleaños. “Juré que nunca más correría una prueba así”, explica Sunny Mckee, una atleta que ahora celebra sus 65 primaveras tras una vida dedicada al triatlón y que, con la edad, se ha pasado a las distancias más extremas.
Mckee no cumplió su promesa y este año compitió en el Campeonato del Mundo de Ironman. No es la única atleta en esta franja de edad que participa en pruebas atléticas de diferente signo. Olga Kotelko, por ejemplo, es una atleta de 93 años que compite en Canadá. Otro buen ejemplo de que los años, si se quiere, no son freno para nada.
Unas décadas atrás parecía imposible que personas de más de 60 años terminaran maratones y triatlones, e incluso pruebas de ultrafondo como un ‘ironman‘. Pero en los últimos tiempos, con la aparición de numerosas pruebas populares, la tercera edad se está convirtiendo en un grupo de atletas de primera.
¿Cómo afecta el esfuerzo con las limitaciones propias de la edad? Los expertos dejan la puerta abierta a la investigación y apuntan a factores socioeconómicos, de alimentación o regímenes de entrenamiento y experiencia deportiva previa como elementos determinantes.
Además, y esto vale para jovencitos envalentonados o expertos atletas, las pruebas de resistencia son más exigentes que los deportes de equipo tradicionales. Cualquier competición que dure más de seis horas en completarse se considera ya bajo el prefijo “ultra”. Los ‘ironmans’ constan de 3,86 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km de carrera a pie (maratón). La carrera tiene un tiempo límite de 17 h y un tiempo promedio de 12 horas.
Aunque los cuerpos de los atletas senior sufren como todos en estas pruebas, parece que, en competición, también se comportan de manera tan robusta. Obviamente los más mayores no copan los cajones del podio, pero con una preparación correcta el cuerpo humano es una máquina increíble. A cualquier edad. De hecho, los años juegan un papel clave en la preparación de estos súperabuelos.
Una vida sana, llena de experiencias deportivas previas, hace callo en los músculos y corazón de los corredores que, poco a poco, van aumentando su capacidad de resistencia en detrimento de otras cualidades como fuerza, elasticidad o velocidad.
En cuanto a la dureza mental para afrontar, por ejemplo, la Maratón de las Arenas o el durísimo ‘ironman’ de Hawaii, se podría decir que está al 50% con la facultades físicas. Por norma general, los atletas de más edad han cosechado los fracasos deportivos necesarios para fraguar una mente de hierro. Son inmunes al desaliento o a actitudes advenedizas que incurren en el error de pensar que con una bici más cara se pedalea más rápido.
“He visto gente más joven que tras disputar un triatlón han querido pasa al ‘ironman’ y no lo han hecho”, explica McKee. De hecho, tras reticencias iniciales por la distancia y lo costoso de completar estas distancias, afirma que un ‘ironman’ es una “experiencia increíble”.
Éstas evidencias deberían hacernos replantear nuestras actitudes con respecto al envejecimiento. No es necesario, tampoco, llevar a nuestros cuerpos hasta la extenuación física si no se está muy preparado para ello. Un ejercicio moderado y consensuado con el médico de cabecera puede servir para reverdecer sensaciones de juventud. Además, investigaciones recientes demuestran que el deporte puede retrasar la aparición de enfermedades relacionadas con la edad como la demencia senil.
En páginas especializadas, los consejos para atletas mayores se reducen siempre al sentido común. Dormir las horas necesarias para afrontar el entrenamiento, estirar, conocerse, alimentarse correctamente… Vamos, lo mismo que debería hacer un atleta de 25 años siempre para rendir el máximo. Eso sí, con los años, la faceta más importante es la de saber donde están los límites de cada uno y entrenar en consecuencia para evitar el riesgo de lesión.