Cuando vas a una entrevista de trabajo te preguntan muchas cosas y una, independientemente del puesto suele ser si te adaptas a los cambios a lo que tú muy ufana sueles responder que no te importa cambiar, que te adaptas a las necesidades del cliente o la compañía con facilidad.
Esa es la respuesta buena. Decir que eres una persona inmovilista, que no te gusta cambiar, que te gusta mantener todo tal cual está y cuando sale alguna aplicación nueva tardas meses en descargarla porque aprender algo nuevo te da pereza no te va a llevar a ninguna parte.
Eso es algo de conocimiento general. En el mundo actual ser flexible es lo que se lleva. Saben qué lo va a petar casi antes de que ocurra. Hacerte una cuenta en la nueva red social por si acaso (¿alguien se acuerda de Vero?).
Así que en rasgos generales se ve como algo positivo que introduzcamos cambios en nuestras vidas porque cambiar es crecer y adaptarse.
Menos cuando hablamos de maternidad.
Arrojando unos cuantos datos…
No estoy muy segura de que esto afecte a los padres de la misma manera pero me arriesgo a decir que sí. Creo que es un rollo que nos hemos tragado un poco entre el capitalismo y la niñofobia aderezado con esa idea que nos han vendido de que atrasar las cosas es algo positivo y opcional.
Sé que esto no es algo de lo que suela hablar en el blog así que por favor permitidme que dé un montón de datos antes de explicarme.
Con la que está liada en el mundo (y no me refiero al coronavirus) la gente joven no tiene acceso a ciertas cosas de forma fácil. Yo no me meto en esa “gente joven” pero en su momento me resultó complicado independizarme (lo hice trabajando en una beca y me mudé con 3 personas más). Con estas circunstancias me fui de casa a los 25, bastante antes que la media en España (29’7).
Cuando en mi trabajo dije que me casaba (a los 27) me miraban raro porque era muy joven para hacerlo. Loki nació a mis 29 casi 30 y todo el mundo me dijo que era una madre joven. La edad media a la que las mujeres son madres por primera vez en España va aumentando y se sitúa en los 30, este dato lo he sacado de un artículo del ABC de 2019 muy bonito con un montón de gráficos que se mueven por si quieres echar un ojo.
Edad a la maternidad – ABC – Luis Cano (2019)Si hasta los casi 30 no te independizas… ¿Cómo vas a formar una familia antes? ¿E casa de tus padres? No.
No me toques lo conseguido.
Como las circunstancias no son fáciles de cambiar lo hacemos nosotros y posponemos las cosas. Nos independizamos más tarde, conseguimos un contrato decente más tarde, nos juntamos en pareja de hecho o boda más tarde y por seguir el orden “correcto” de las cosas tenemos hijos más tarde.
Todo esto teniendo en cuenta que queramos seguir los ritmos establecidos por la sociedad y ojo a que no he metido el tema de comprarse una casa.
Una vez tienes (con suerte) ese trabajo soñado, de lo tuyo, con un contrato si no indefinido al menos con un sueldo decente. Sueldo que te ha permitido irte a vivir solo o con tu pareja. Cuando te hablan de familia y niños es normal que pienses que no quieres cambiar tu vida. Te ha costado tanto llegar a donde estás. Quieres mantener esa estabilidad un poco. Quizás disfrutar lo conseguido. Pero ahí está el tic tac que si no lo oyes ya te lo hace resonar la sociedad.
¿Para cuando? La boda, el piso, el bebé, el segundo…
Y aquí es donde te venden o compras aquello de voy a tener hijos “pero YO no voy a cambiar”. Voy a ser fiel a mí misma y seguir siendo la persona que soy. Voy a mantener mi ocio y mis perspectivas profesionales.
De repente cambiar no es bueno.
Si eres de los primeros en el grupo de amigos que aumentan la familia tienes que ir rompiendo el hielo. Que si en vez de cenar quedamos mejor a comer (por las rutinas de sueño). Y ya que quedamos a comer mejor temprano que tarde. Los planes mejor con antelación que de un momento para otro. Pasarse horas y horas fuera de casa trastoca demasiado. Vayamos a un sitio con espacio para el carrito.
En este aspecto yo lo tuve fácil porque con Loki vino la oleada de los “segundos” para muchos amigos y otros cuantos primeros… fueron años ocupados en los que salíamos con 2 o 3 carritos a comer.
Si con los amigos lo tienes fácil no pasa nada hay otras personas que te lo pondrán complicado. La familia si hace mucho que no tiene bebés cerca se habrá olvidado por completo de lo que son y sus rutinas. O recordarán las de hace 30 años y querrán imponerlas.
Y en el trabajo esperan que vuelvas después del embarazo, parto, lactancia y baja maternal como si no hubiera pasado nada. Que a los dos días de tu vuelta estés a tope. Quizás incluso que vuelvas a hacer horas y no se te ocurra reducirte la jornada.
Esperan que no cambie nada.
Entonces la sociedad te pide que te adaptes a todo, menos a tus propias circunstancias. Que seas flexible en tus horarios para adaptarte a las necesidades de la empresa pero no a la evolución natural de tu peque.
Tú como rueda que funciona en un sistema debes adaptarte a ese sistema, pero no esperes que te lo pongan fácil ni lo entiendan. Aún cuando muchas de esas personas también tienen hijos o familia dependiente y son capaces de reconocer tus necesidades. Las cosas aparentemente no pueden cambiar. Todo debe seguir igual.
Pero si de repente tu puesto ya no es necesario y te mueven a otro departamento entonces sí. Cambia rápido y aprende todo desde cero. Adáptate a los demás y sus necesidades.
- A las de tu hijo de 4 meses que quiere seguir con la lactancia materna no, a las de tu empresa.
- A las de tu cuerpo que te pide pasar más tiempo con ese bebé en vez de ocho horas lejos de él tampoco.
Me he debido levantar rebelde. A veces me pasa que veo el mundo girar a un ritmo y yo voy a otro, pierdo pie y me estampo contra el suelo. Llevo años intentando ponerme al ritmo que me piden, pero mi cabeza va por otro. Mi necesidad de curarme… o estar mentalmente estable y ser funcional es mayor. Porque la última vez que intenté ignorar que todo había cambiado en mí y me fui al trabajo acabé de baja por depresión y más tarde ingresada en psiquiatría.
Hay personas que no llevamos mal el cambio, somos flexibles y podemos adaptarnos pero quizás nuestro cuerpo y mente se rebela contra un ritmo impuesto que no es sano. Cada vez pienso más este tipo de cosas.
Que no es que yo esté loca sino que es el mundo el que lo está pidiendo cosas que no son lógicas.