Revista Coaching

A mis cuarenta

Por Junito @junito1977

09.03.2017 16:59

A mis cuarenta

A mis cuarenta puedo decir a voz en grito que me siento tremendamente afortunada por la mano y media de buenos amigos que tengo. Porque conocidos, muchos, pero aquéllos por los que realmente esconderías un cadáver sabiendo que también lo harían por ti, los justos. Y no hay que mirar atrás por quienes se quedaron en el camino, si no llegaron hasta el día de hoy es porque no merecían seguir a mi lado.

A mis cuarenta sé que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista y que lo que no te mata no te hace más fuerte, te hace indestructible, aun cuando siempre pensé que según qué cosas sí que me destruirían. Pero no, sigues, y vuelves a reír con ganas, para tu propia sorpresa; y a vivir con ganas, contra todo pronóstico.

A mis cuarenta tengo claro que encontré mi vocación y mi papel en el mundo, que no es lo mismo que encontrar el lugar al que perteneces. Eso nunca lo acabas de saber, porque a mis cuarenta sé que la vida te da mil vueltas y te pone del revés otras tantas más y que hoy te levantas en un sitio, pero te puedes volver a acostar en otro que nunca pensaste pisar.

A mis cuarenta me he sentido amada por algún que otro de los hombres que han pasado por mi vida; deseada por otros tantos con los que me topé; y del que más y del que menos ya ni me acuerdo de su nombre. Tropecé cien veces, me desengañé mil, lloré y me di trompazos contra la pared, pero siempre sentí y di lo que en ese instante me salió de dentro. Y la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, y lo mejor que se puede hacer es no esperar nada y vivir el momento. Que lo tenga que ser será, ahí está la gracia de no poder leer la última página de este libro llamado "Mi Vida".

A mis cuarenta soy consciente que, aun con un poco de suerte, ya me he comido la mitad del tiempo que estaré en este mundo. Y se me ha pasado volando. Así que lo que me quede lo pienso seguir viviendo a tope porque si no, no me va a dar tiempo a hacer todo lo que tengo en mente. Me faltan años para tanta realidad como tengo que crear.

A mis cuarenta sólo puedo darles las gracias a mis padres por TODO.

Y rescato este párrafo de una entrada anterior que sigue siendo un resumen esencial de lo que debe seguir siendo mi vida:

"Ahora, ahora que ya he recorrido un buen trecho me paro y miro y me pregunto a dónde quería llegar tan deprisa. ¿A esto? Aún me quedan muchos sueños por cumplir, pero ya puedo contar con un buen puñado de recuerdos. He encontrado un lugar en el mundo dónde encajo, pero me quedan muchos rincones por descubrir. Sigue intacta en mí la ambición de la juventud, pero ya no la acompaña la incertidumbre. Pese a todos los remiendos que ya me he cosido sigo creyendo en los amores apasionados, en los besos sinceros, en las noches en compañía de un abrazo verdadero, en los silencios que hablan, en las conversaciones en voz baja y que no llevan a ninguna parte, en una mano franca de tacto tibio. Me emociona una risa espontánea, un guiño de complicidad, quién aún sabe escuchar, la amistad sincera que no entiende de distancias ni de tiempo. Ahora me siento en mitad del camino, frente al mar, con la única compañía de una buena música y una lectura que atrapa y me doy cuenta que ya no me bebo la vida a tragos, que por fin la mastico saboreándola."

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