Con motivo del proyecto “200 metros” del artista Andy Gracie dentro de su residencia artística en LABoral Centro de Arte, ponemos al día algunas de las relaciones entre arte y ciencia.
Tercera entrega de 2015 de nuestro colaborador José Luis Calderón para el proyecto LABlog, en colaboración con LABoral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón.
Publicado originalmente en LABlog: 22/06/2015.
Andy Gracie.
¿Podemos considerar arte una foto sobre una constelación estelar o sobre una galaxia?, ¿o un aparato para medir diferentes tipos de fuerzas entre cuerpos?, ¿o un video sobre los lugares más recónditos del océano? Desde que los límites del arte se expandieran a partir de los años 60 más allá de lo exclusivamente plástico, es más que lógico que la sociedad se pregunte hasta dónde llega el arte. La relación entre el arte y la ciencia es una de esas, hasta hace nada, inusuales simbiosis; con muy escaso recorrido en España si lo comparamos con otros países en los que la inversión en investigación científica es muy superior. Y sin embargo, este campo va poco a poco ganando cierta visibilidad. A través de este artículo doy una breve y actualizada panorámica de esta relación entre arte y ciencia en nuestro país, al mismo tiempo que aprovecharé para hablar del último proyecto del artista Andy Gracie dentro de su residencia en LABoral Centro de Arte, vinculado a las ciencias del mar.
Los menos doctos en esta materia podríamos pensar inicialmente que esta relación “arte-ciencia” se da sobre todo cuando la segunda es un tema dentro de la primera -el arte-, o cuando una técnica artística (fotografía, video…) es el formato o medio que refleja el resultado de una investigación científica. Esta primera pregunta desde ambas caras de la moneda fue uno de los enfoques que el pasado 2014 puso de manifiesto en el museo MARCO de Vigo la exposición “Campos de la imagen”, comisariada por Alberto Ruiz de Samaniego y fruto del programa de investigación BALIZA. Sin embargo, tal y como aquella muestra y como tantos artistas vinculados a este campo han manifestado, los diferentes tipos de relaciones entre ciencia y arte van más allá de esta doble mirada.
El grupo de investigación “Arte, Ciencia y Naturaleza” de la Universidad Complutense lleva desde hace más de diez años ahondando en este tipo de relaciones, con un especial enfoque desde las ciencias naturales. El trabajo realizado por este grupo de investigación ha cristalizado en varias exposiciones, la última de las cuales, “Ars Herbaria”, tuvo lugar en los pasados meses de marzo y abril en el Real Jardín Botánico de Madrid, de mano de varios artistas que a través de esculturas, fotografías, pinturas y otros medios tecnológicos manifestaron diferentes tipos de vínculos que pueden encontrarse entre el arte, la botánica y la zoología.
Exposición de Marc Quinn en el CAC de Málaga.
Aunque a lo largo de la Historia de la Cultura ha habido algunos ejemplos de esta relación, no es hasta el arte contemporáneo y especialmente hasta la posmodernidad, cuando tenemos más evidencia de las posibilidades de este matrimonio. Uno de los primeros y más célebres artistas en este sentido a nivel internacional ha sido el británico Marc Quinn, miembro del grupo YBA, y cuyo vínculo con la ciencia gira en torno a la anatomía y el propio cuerpo humano dentro de su proceso artístico y creativo. El CAC de Málaga le dedicó precisamente el pasado otoño 2014 una exposición.
También hay muchos artistas cuyos principios de trabajo o de investigación no han girado principalmente o fundamentalmente en torno a la ciencia y sin embargo, han utilizado temáticas vinculadas a dicho ámbito. Un buen ejemplo en este sentido pueden ser la serie de constelaciones estelares del archiconocido Thomas Ruff.
Thomas Ruff. Cassini 13. 2009. Cortesía de Thomas Ruff y Johnen Caler. Berlín.
Muchos han sido los artistas que durante los últimos años han utilizado la tecnología y la ciencia como herramienta fundamental de su proceso creativo, pero las perspectivas desde las que se trata esta temática son tan diferentes como personales; obviamente, dirigidas en cada caso a los intereses o inquietudes de cada artista. Lo que además cabe destacar es cómo en muchos casos, la tecnología y la ciencia, más que una sola herramienta más, son parte integrante de la investigación y de la obra de arte en sí misma. Esto es lo que encontramos en el trabajo de artistas como Andy Gracie, que desde hace ya bastantes años viene investigando sobre los diferentes tipos de relaciones entre ambas disciplinas. Durante varios años Gracie ha investigado en los campos del universo y el espacio, la astrobiología y la robótica. Las suyas son obras de lenguajes y formatos muy diferentes (instalación, robótica, sonido, video…) que reflejan las diferentes formas de relacionarse el ser humano con su mundo. Y algo fundamental: en ellas la investigación científica forma parte de la obra de arte, y la obra de arte se basa en una investigación científica al mismo tiempo, ya que la simbiosis es total, y una no sería posible sin la otra.
En lo que atañe este año a LABoral Centro de Arte, la participación de Gracie con la obra “200 metros” tiene lugar como resultado de ganar la residencia artística que convocaron el propio centro de arte y la Autoridad Portuaria de Gijón hace algo más de medio año. El objeto de dicha residencia gira en torno a un proyecto de investigación en la relación del arte con las ciencias del mar y los océanos. Su proyecto consiste concretamente en meter a 200 metros bajo el mar una sonda submarina que recorre el interior del cañón de Avilés, para con una cámara y sensores, obtener datos (lumínicos, sonoros…) de ese límite entre el mar y el mar profundo; entre el lugar habitable por la flora y la fauna marina y el mundo desconocido e inhabitable. Al artista le interesa tanto el resultado final como el proceso, e insiste en la importancia del equipo de trabajo –artistas y científicos- que acompaña en estas investigaciones. La exposición se inaugurará el 17 de julio en la sala de exposiciones La Antigua Rula del puerto de Gijón, y podrá visitarse hasta comienzos de otoño. En el enlace aquí incrustado puede verse un video que explica brevemente este proyecto y su posterior exposición.
Gracie empezó a investigar a fondo sobre el tema de la relación entre el arte y las ciencias del mar el pasado septiembre, cuando coincidió con la comisaria experta en el tema “arte y ciencia” Mónica Bello, durante unas jornadas en el Museo del Ferrocarril de Asturias (Gijón), junto a artistas de la talla de Jean Painleve, Jorge Chachero y el colectivo de investigación de arte y ciencia Hackteria. Anteriormente, hace algo menos de dos años, Andy Gracie participó también en una exposición colectiva sobre esta relación entre arte y ciencia en Bilbao, organizada por la Fundación BBVA, y en la que se expuso obra de alumnos de la Facultad de Bellas Artes del País Vasco junto a la de tres artistas invitados más consagrados: el propio Gracie, Christma Sommerer y Laurent Mignonneau. En aquel caso acompañó a la muestra el foro “Overload” sobre arte y ciencia.
“Deep Data Prototype _ 2″, dentro del proyecto “200 metros” de Gracie.
Es precisamente esta última labor de los foros, talleres y actividades educativas anexas a la exposición el otro pilar esencial en el camino de esta productiva y nueva brecha abierta entre el arte y la ciencia. Muchas veces van unidas a las exposiciones, y lleva siendo un tema en boga (suficiente o insuficientemente difundido) dentro de las instituciones del arte más punteras. Algunas, desde enfoques históricos más tradicionales; otras, desde perspectivas más tangibles o actuales.
En marzo del pasado 2014 la Fundación Telefónica celebró las jornadas “Arte y Ciencia” en las que participaron ponentes tan relevantes como los artistas Rafael Lozano-Hemmer, Daniel Canogar y la recién citada comisaria Mónica Bello, directora de Arts@CERN. Hablando de los tres grandes museos de la capital, el pasado otoño 2014 el Museo del Prado organizó unas jornadas sobre la relación entre arte y ciencia a través de obras de la propia colección del museo, algo que repitió el mismo otoño el Museo Reina Sofía, en su caso enfocando dicha relación a la conservación y restauración de obras de arte.
En estas próximas semanas el Museo Thyssen-Bornemisza dará que hablar también sobre este tema, con dos actividades esenciales. Por una parte, la exposición temporal “Arte y Ciencia”, que se inaugura el próximo 22 de junio dentro de su programa de exposiciones “Miradas cruzadas”. En ella podemos contemplar diez obras de sus colecciones permanentes que dan fe de los diferentes tipos de vínculos entre la ciencia y el arte a lo largo de la Historia de la pintura de los últimos siglos. Al mismo tiempo, en los días 24 y 25 de este mismo mes, el museo celebrará unos encuentros profesionales sobre Arte y Ciencia en los que participarán algunos de los mayores expertos en esta materia de estudio, procedentes de universidades americanas y europeas, además del consagrado artista Antoni Muntadas.
Confiemos por ello en que estas investigaciones en torno a este interesante maridaje “ciencia-arte/ arte-ciencia” prosperen, y que dichas aportaciones contribuyan de la manera más fructífera posible, en otros ámbitos de la sociedad, ya que como vemos, en ocasiones, pocos metros parecen separar a unas de otras.
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