"A propósito de Llewyn Davis" es la historia de un perdedor con una agenda de amigos a los que poder pedirles pasar la noche en su casa. Un cantante de folk que se va apuntando a lo que surge sin demasiado entusiasmo, que se refugia en una forma de vivir que no le da dinero y que no encuentra nadie en el camino que le anime o intuya en él un gran talento por descubrir.
Dicen que es lo mejor de los Coen, sin duda exagerando, pero quizás sí que sea el trabajo que más se acerque al rollo intimista.
La película es tan folk como su música, y creo que diciendo eso nos entendemos. Ritmos no demasiados acelerados, letras que provocan alguna reacción química en el interior de los cuerpos y un largo suspiro una vez finalizada la música. Como pasa en la vida misma del protagonista, no váis a llegar a los títulos de crédito creyendo que habéis aprendido algo, no sentiréis un aliento en la nuca, esa carga de adrenalina que dejan algunas historias y que te invitan a salir con la cabeza bien alta y con la intención de querer cambiar el mundo-tu vida-tu dedicación.
Eso sí, váis a salir con la música debajo de vuestro cuero cabelludo, ya que "A propósito de Llewyn Davis" es, para empezar, y aunque sea dicho al final de un post, un elegante, tierno, sentido y connmovedor homenaje a la mejor música folk.