Revista Ciencia

¡A proteger los testículos!

Por Robertotherium @Robertotherium
Cuando hablamos de evolución de los mamíferos siempre salta el tema de los primeros. Y se suelen decir dos cosas: 1) que los primeros mamíferos evolucionaron al mismo tiempo que los dinosaurios y 2) que éstos les tenían miedo o algo así y se escondieron de ellos, saliendo sólo de noche (bueno, exageré, en realidad se habla de un particionamiento de la actividad, la diurna para los grandes reptiles y la nocturna para los mamíferos de sangre caliente).
¡A proteger los testículos!Mamífero mesozoico nocturno. Ilustración de April Isch.
La cosa es que descubrimientos recientes indican que ambas son mentiras contadas 1000 veces. Los primeros mamíferos evolucionaron mucho después de que los dinosaurios se hicieran diversos. Específicamente, nuestros peludos ancestros aparecen hace 160 millones de años, durante el Jurásico tardío. Para esto, ya habían pasado al menos 73 millones de años desde la evolución de los primeros dinosaurios. Para que se hagan una mejor idea: pasó más tiempo entre el surgimiento de los dinosaurios y el de los mamíferos que el tiempo que ha transcurrido desde el impacto que puso fin al Cretácico.
¡A proteger los testículos!Distancia en el tiempo entre la extinción de los dinosaurios no avianos y nosotros, así como entre los primeros mamíferos verdaderos y dicha extinción.
Y con la creciente evidencia, apuntando a que los dinosaurios y sus ancestros pudieron haber tenido metabolismos activos, eso de dividirse el día y la noche, pierde cada vez más sentido. Pero entonces ¿por qué nuestros ancestros eran nocturnos? Pues un estudio reciente parece haber dado con la respuesta. Y seguro que ya lo sospechas, pues está en el título de esta nota.
¡A proteger los testículos!Visión tradicional de los mamíferos Mesozoicos como habitantes nocturnos. Autor desconocido.
Pues resulta que todo tiene que ver con mantenerse fresco o mejor dicho, mantener frescas las gónadas. Esto es de vital importancia pues si éstas no están a una temperatura estable, la espermatogénesis (la generación de espermatozoides) puede verse detenida o incluso, el mamífero puede quedar estéril. De ahí que los testículos sean una de las partes del cuerpo que mejor regula su temperatura. Y ¿Qué bola dan aquí los primeros mamíferos? O mejor dicho, los protomamíferos, pues este estudio que les cuento se llevó a cabo en criaturas del Triásico tardío.
¡A proteger los testículos!Bienotherium yuannanese (autor desconocido), uno de los protomamíferos que probablemente poseía hábitos nocturnos para proteger su progenie.
Bien, pues a diferencia de muchos mamíferos escrotados modernos (como nosotros), la mayoría de los mamíferos no llevan colgando los buenos deseos, sino que éstos están contenidos en la cavidad abdominal y si rastreamos este carácter en la filogenia, notaremos que los protomamíferos tendría que ser sí o sí de testículos internos. Además, estas criaturas estaban dando sus primeros pasos hacia una regulación efectiva de la temperatura, es decir, hacia la homeotermia. Con lo que estas pobres criaturas tenían testículos internos extremadamente sensibles a los cambios de temperatura. Si los colocáramos en un ambiente cálido como lo fue el Triásico tardío, tenemos a animales a los que el simple hecho de salir durante el día los podría dejar sin descendencia.
¡A proteger los testículos!Trucidocynodon riograndensis del artista Gabriel Ugueto. Otro potencial protomamífero que se resguardaba en las frías noches.
Esta curiosa hipótesis se ajusta perfecto como modelo que explica el por qué de los hábitos nocturnos y nos enseña a pensar fuera del saco (pun intended). Y desde luego, se acopla con lo que los biólogos sabemos hace mucho: no hay nada como salvaguardar dos cosas: la vida y la reproducción. Después de todo, ese es el objetivo de la vida.

Fuente

Lovegrove, B. G. (2019). Obligatory Nocturnalism in Triassic Archaic Mammals: Preservation of Sperm Quality?. Physiological and Biochemical Zoology, 92(6), 544-553.


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