¿Por qué algunas personas responden de forma distinta al arte? ¿Qué hace que una obra sea maestra para algunos y para otros la excusa perfecta para mirar en otra dirección? Un grupo de investigadores de la Universidad de New York han llegado a la –puede que esperada– conclusión de que la relevancia de una obra de arte esté directamente relacionada con las regiones más emotivas de nuestro cerebro.
ROBERT MORRIS, BRAIN
Los sujetos de estudio, que iban de recién llegados al mundo del arte –práctico e histórico– a licenciados, examinaron 109 imágenes del Catalog of Art Museum Images Online, una amplia base de datos que se adentraba en distintas tradiciones culturales (americanas, europeas, indias y japonesas) y recorría los últimos cinco siglos de historia. De la figuración a lo abstracto, incluyendo clasificaciones genéricas como “mujer”, “figura masculina”, “grupos”, “paisaje”, etc., así como imágenes poco conocidas que ahuyentaran las predilecciones.
La siguiente fase del estudio planteó la siguiente pregunta: “¿Con qué fuerza te llega esta pintura?” y obligaba a responder usando una escala de 1 (poca) al 4 (mucha). Siguiendo la actividad neuronal de los sujetos y posteriormente invitándoles a responder a un cuestionario en el que podían describir la intensidad de las emociones involucradas en su experiencia, confirmaron que cada persona respondía de forma distinta a cada obra. Entre las conclusiones inamovibles encontramos que las regiones sensoriales del cerebro (occipito-temporales) respondieron de la misma forma sin que influyera la puntuación dada a la pieza. Por otra parte, las pinturas que recibían un 4 implicaban un proceso neurológico adicional que incrementaba considerablemente la actividad en una red neuronal específica de las regiones frontal y subcortical.
Esto no explica porque unas piezas alcanzan la categoría de obra maestra, pero sí que los procesos vinculados a esta percepción son siempre los mismos y que caminan paralelos a la evocación de asuntos personales de gran relevancia, nuestros rasgos de personalidad, ensueños o contemplaciones del futuro.