Revista Arte

¿A quién no le gusta que le cuenten una historia?

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Creo que no hay nadie a quien no le guste que le cuenten una buena historia, y si incluye situaciones tenebrosas, heroicas mezcladas con hechos reales, el cóctel está servido.

Puede que Toledo sea el mejor lugar de España para poder disfrutar de estas historias que convierten la visita a la ciudad en una experiencia para todos los sentidos. Pero permítanme que les de un consejo: lleven zapatos cómodos. Ni que decir que debido al urbanismo, para las personas con movilidad reducida le será un poco complicado transitar por algunos lugares.

Si se va a Información y Turismo, o si se consulta alguna web, vemos que hay más cosas para visitar que las que tal vez pensábamos en un inicio, y por el otro nos encontramos con un tiempo reducido, y la duda surge ¿me va a dar tiempo a exprimir bien la ciudad? La respuesta es no, pero se puede intentar. Hay que tener en cuenta que hay algunos monumentos que se encuentran masificados, y que tal vez tengamos que hacer cola para poder entrar. Esto nos resta un tiempo valioso para poder ver o hacer otra cosa, pero si lo que nos interesa está en ese lugar no tendremos más remedio que armarnos de paciencia.

Cuando llegamos a Toledo, bien por autobús, tren o coche, debemos ser conscientes de que los vehículos no están permitidos en el centro, a excepción de los de los propios habitantes del casco antiguo, así que hay tres formas de llegar: andando (generalmente tomando las escaleras mecánicas), en taxi o en autobús urbano. Una vez arriba nos encontraremos en la plaza Zocodover, casilla de inicio de toda visita.

Toledo histórico-artístico

Si algo abunda en Toledo, son la cantidad de monumentos y museos que se pueden visitar. Mi consejo es comenzar por la Catedral Primada, puesto que es una visita que llevará al menos una hora. Lo que no nos cuentan y pocos se paran a leer (yo me incluyo), es que la misma entrada con la que accedemos a la Catedral también nos da acceso al Museo de los Tapices, dos por uno, no está mal ¿no?. Después de la visita, se podría aprovechar para tomar un descanso y saborear alguno de los platos típicos, como las carcamusas, o alguna tapa de queso manchego o de mazapán. Para los vegetarianos, como siempre, añadir que hay restaurantes veganos y otros tantos con alternativas. Para bajar la comida, no hay nada como dar un paseo por las callejuelas hasta las Termas Romanas y la Cueva de Hércules, ambas de acceso gratuito. Ya que se está por la zona, acercarse hasta la iglesia de San Ildelfonso para subir a sus torres y poder tener unas vistas desde arriba de la ciudad. Para terminar la jornada, no hay nada como ver el atardecer desde el Mirador del Valle, donde se tendrá una panorámica que solo se puede obtener desde ese punto, y ya de paso visitar por el camino el puente de Alcántara y Cerro del Bú.

Al día siguiente, y tras reponer fuerzas con un buen desayuno, nos podemos encaminar hacia San Juan de los Reyes. Por la zona se encuentran Santa María la Blanca y el Museo Sefardí, dos enclaves básicos para aprender sobre la cultura y costumbres de la cultura judía y su historia en la ciudad. Cerca también se encuentra el puente de San Martín, desde donde podemos acceder a otro mirador de la ciudad. Al medio día, recomiendo visitar Santo Tomé, pues es el único momento en el que la visita a este lugar se encuentra con menos afluencia de gente, ya que en otro horario nos encontraremos grupos turísticos que nos hará un poco imposible poder contemplar una de las obras más famosas del Greco, El entierro del conde Orgaz. Si se quieren contemplar más cuadros del pintor, podremos hacerlo en el Museo del Greco, o en el Museo Santa Cruz, donde se encuentra una amplia colección procedente de los monasterios y conventos toledanos, entre otras obras. Se exponen desde restos arqueológicos hasta pinturas, monedas, armas y esculturas en un edificio que ocupó un antiguo hospital. La escalera monumental de Covarrubias y la portada de acceso al edificio son las joyas del lugar. Se puede afirmar sin ninguna duda que por las colecciones que albergan sus almacenes lo convierten en uno de los museos más importantes de España. Ojalá se amplíe en un futuro cercano su exposición y que muchas de las piezas que duermen en dichos depósitos salgan del sopor para asombrar al visitante. Siguiendo con el Greco, su supuesta tumba puede ser contemplada en el Convento de Santo Domingo el Antiguo. Para los amantes de lo visigodo, es obligatoria la visita de la iglesia mudéjar de San Román, donde se concentra una importante colección de esta cultura, ya que es la sede del Museo de los Concilios. No me puedo olvidar de la visita a los restos del circo romano, un lugar olvidado por las rutas turísticas, cuando debería ser un orgullo, pues se trataría del más grande de España. Sería un plan ideal para finalizar la jornada, o la visita, pues al subir de nuevo a la ciudad por las escaleras mecánicas, se tiene unas vistas a la Vega Baja, que al igual que sucede con el atardecer desde el Mirador del Valle, ofrecen una imagen hipnótica a la caída del sol, tiñéndose todo de un tono dorado.

Toledo oculto

Lo tengo que admitir, en esta ciudad siempre dejo de lado lo ortodoxo y lo académico y me dejo contagiar por la magia. Al igual que de día, por las noches hay empresas que ofrecen rutas diferentes, por lo que se puede admitir que hay dos Toledos, el que se ve por el día y el que se disfruta de noche. Pero esto no quiere decir que por el día no se pueda disfrutar de este otro Toledo. Para comenzar existen unos cuantos museos de temáticas alternativas que harán las delicias de grandes y pequeños. Carteles por todo Toledo nos lo anuncian, solo tenemos que dejarnos ir y disfrutar. Para los puristas de la historia, recordar que estas atracciones se pueden enfocar desde un punto de vista educativo, pues existen investigaciones y contra investigaciones al alcance de todos para poder saber qué es verdad y que es solo un atractivo turístico más, lo cual no impide que nos lo pasemos en grande con las diferentes recreaciones.

Al caer la noche, mi plan favorito. Callejear hasta altas horas sin rumbo, sin mapa, jugando a encontrarnos con curiosidades, con algún gato que salga raudo a nuestro encuentro y nos ponga los pelos de punta, a respirar la quietud envuelto en el frío de la noche (o fresquito veraniego, que se agradece en esta época) Y si hay niebla, mejor. Casi se palpa el silencio espeso y el ruido de nuestros pasos a veces se juntan con los de otros que parecen que nos acompaña en nuestra aventura. Lo admito, alguna vez he tenido que salir corriendo para encontrar de nuevo civilización (la poca que por las noches queda) hacia Zocodover, pero con una gran sonrisa en la cara y el corazón bombeando a tope (¡qué gran poder tiene la sugestión!). Pero en nuestra aventura nocturna podemos jugar a encontrar esos azulejos que nos informan que en ese lugar Bécquer situó alguna de sus famosas leyendas, o si tenemos conocimientos de leyendas de la ciudad, podemos hacer lo mismo, intentar localizar el sitio exacto dónde dicen que tuvo lugar tal historia fantástica. Pero para encontrar los escenarios de las leyendas, claro que no es necesario esperar a la noche, simplemente era una idea de efectos especiales, de énfasis del relato al encontrarnos en un escenario más cercano a lo fantasmagórico que a lo real, ideal para lucirnos con aquellos que nos acompañan y que no conocen estas historias. Es obvio que hay lugares que no abren por las noches, como es normal, como la ermita del Cristo de la Vega, lugar de una de las historias más famosas de Toledo. Por lo que leyendas que suceden en interiores visitables, las dejaremos para el día. Para el resto, mi consejo, visitas nocturnas, o bien acompañados en alguna de estas rutas turísticas alternativas.

¿A quién no le gusta que le cuenten una historia?
Para que no sea un chasco, recomiendo que antes de contratar alguna, busquemos por internet qué rutas realizan y opiniones, pues como en todo son muchas empresas que se suben al carro sin tener una buena formación u ofrecer una buena inmersión que puede estropear un poco la experiencia. Lo mismo ocurre con las rutas diurnas que enseñan la ciudad. Ante tanto freetour y empresa turística, recomiendo hacer una investigación previa al viaje y no dejarnos llevar por la primera que se nos acerque, ya que alguna que otra vez me he parado a escuchar qué decían, y a más de uno lo he cazado en un gazapo histórico imperdonable. Por ese motivo, recomiendo primero consultar qué rutas nos ofrecen en el Consorcio de Toledo, que son gratuitas, y generalmente quien la realiza son profesionales.

Muchos dirán al leer el artículo ¿y qué pasa con Puy du Fou? Para mi es mención aparte, así que a todos aquellos que se hagan esa pregunta les diré: próximamente...

¿A quién no le gusta que le cuenten una historia?
Sandra B. Sánchez

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