Con la proyección de Una vida oculta de Terrence Malik, empezó ayer al mediodía el 34° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata que se extenderá hasta el lunes 18 de noviembre. Por la noche tuvo lugar el acto de apertura oficial: en ese marco fueron distinguidos José Antonio Martínez Suárez con el Premio Astor de Oro in Memoriam, y Graciela Borges con el Premio Astor a la Trayectoria. La estatuilla para el presidente del festival durante más de diez años, la recibió su hija María Fernanda Martínez Suárez. La entrega del galardón integra la serie de homenajes dedicados al también realizador y maestro de directores que falleció el 17 de agosto pasado.
«Mi papá es peronista pero no lo sabe» dijo mitad en broma, mitad en serio María Fernanda cuando Betina Casanova y Mariana Scarone la entrevistaron para Soy lo que quise ser, documental que se estrenó en junio pasado. Desde la porción de paraíso que aloja a las almas cinéfilas, Don José habrá sonreído con los dientes apretados cuando su hija recibió el Astor de Oro póstumo con los dedos en V.
Resulta raro no cruzar a Martínez Suárez en alguna proyección o actividad especial del festival. Acaso por eso muchos espectadores aplauden cuando lo reencuentran en ésta y otras citas que se exhiben después del corto institucional y antes de cada película programada
Algunos lo visitan en la pequeña instalación montada en el mismo Teatro Auditorium donde se realizó la ceremonia inaugural, y concebida para repasar la trayectoria del autor de Los muchachos de antes no usaban arsénico. Otros lo buscaron detrás de cámara, en la versión restaurada de aquella ficción de 1976 que se proyectó anoche en la misma apertura de esta 34ª edición.
Es notable la cantidad de público presente en las funciones que se desarrollan en el transcurso de este primer fin de semana. Ni la playa soleada, ni el resplandor estelar del duelo futbolístico entre Gimnasia y Aldosivi, ni las dramáticas noticias provenientes de Bolivia desvían las miradas concentradas en la nueva entrega festivalera.
La cita marplatense con el cine nacional y extranjero resiste distracciones varias y partidas definitivas, como antaño resistió suspensiones, cambios de gobierno, de manos, de fechas e incluso de lugar (una sola vez, cuando lo mudaron a la Ciudad de Buenos Aires). Con casi el doble de años que se le atribuye oficialmente, el MDQ Film Fest –así lo llama la gestión actual– parece gozar de buena salud.