Revista Música
Hoy quiero contaros una historia, la salvaje y desgarradora historia de Alexander Pierce. Alexander Pierce fue un granjero irlandés que nació en 1790, y en 1819 fue condenado por robar seis pares de zapatos y sentenciado a cumplir su condena en la isla entonces conocida como Van Diemen´s Land (ahora Tasmania), donde los presos eran obligados a trabajar sin descanso además de ser maltratados constantemente. Después de protagonizar varios incidentes en la prisión, Alexander escapa por primera vez, aunque es capturado y enviado a la temida cárcel de Maquarie Harbour, famosa por las torturas a los que eran sometidos los reos. Allí pasó unos meses hasta que un día, en compañía de otros siete prisioneros, aprovechó el despiste de un guardia para asesinarlo y escapar a través de los desconocidos y espesos bosques tasmanios. Llevaban comida para un día, y como única herramienta un hacha. No tenían un destino, e ignoraban por completo la geografía por la que se movían. Vistas las pocas opciones de sobrevivir en tales circustancias, dos de los fugados decidieron dar marcha atrás y entregarse, pero los seis restantes continuaron con su huída en busca de la libertad. Pasaban los días, y eran incapaces de cazar o pescar ningún animal, y además del hambre, comenzaron a sufrir las consecuencias de caminar sin cesar y de la incesante lluvia. La situación cada día se hacía más tensa, y las diferencias entre los huídos cada vez eran más notables. A punto de morir de hambre, sólo había una solución posible, y aprovechando que uno de ellos dormía, lo asesinaron a hachazos para después comérselo. Este fue sólo el principio de un baile macabro en el que ninguno de ellos se atrevía a cerrar los ojos por miedo a ser el siguiente, y así fueron cayendo uno a uno, traición a traición. Cuatro fueron los compañeros asesinados y devorados en las siguientes semanas por Alexander y Robert (el líder del grupo, una persona enferma y sin escrúpulos) hasta que sólo quedaron ellos dos. Ya no les quedaba ningún compañero al que comer, y sin ninguna esperanza en el horizonte, ambos sabían que uno de los dos tendría que asesinar al otro para sobrevivir. Robert era quien tenía el único arma, el hacha, pero Alexander aguantó mejor el sueño, se lo quitó y lo mató al amanecer. Un par de días después al fin contactó con la civilización, pero fue rápidamente apresado y llevado a juicio de nuevo. Alexander declaró lo que había pasado, que él y sus compañeros se habían asesinado unos a otros para comerse y sobrevivir, pero el juez pensó que mentía para encubrir a los fugados y facilitarles la huída, así que fue condenado a ingresar en prisión de nuevo...
Nadie creyó la historia de Alexander, así que lo envíaron a Sarah Island como a un preso vulgar, uno más. Un año después, volvió a escapar, esta vez en compañía de Thomas Cox, pero su huída sólo duró diez días. Lo encontraron cerca de la prisión, con restos del cuerpo amputado de Tom en sus bolsillos. En su petate, frutas y pan para dos días... El 19 de julio de 1824 Alexander era ahorcado, dicen que con una sonrisa en su boca. Nadie sabe si la historia de su primera fuga fue real, pero nadie volvió a saber de sus compañeros nunca jamás...
¿Que por qué os cuento esta historia tan macabra?. Pues porque estos días he visto una película australiana llamada Van Diemen´s Land que cuenta la historia de Alexander Pearce bastante gráficamente, y me ha impactado muchísimo. Y me impactó muchísimo más aún comprobar que la historia era real, que Alexander realmente existió y cometió tales atrocidades en una situación tan extrema. Y me picó la curiosidad, y me puse a buscar. Y, claro, encontré una canción, de los Wedding Parties Anything (banda australiana), que cuenta con detalle la historia de Pearce, y quería que la escucharáis...