Revista Cine

A través del espejo (I)

Publicado el 23 septiembre 2011 por Francissco

El origen del Hombre Verde. A través del espejo (I)

Por fin la tenía delante, aunque no parecía la misma que le hablaba a través de los correos. Javier, a su vez, tambíen estaba presente en la pantalla de Pilar, pero de haberse podido ver se habría quedado confundido igualmente. De hecho y pensándolo bien, los dos estaban perplejos al verse reducidos a un mosaico de píxeles, al dictado del ritmo de la conexión y la benevolencia de los monitores.

Tanto el como ella vestían insinuantes y ligeritos. Ella llevaba una camiseta con tirantes, que apretaba sus senos redondos  y el una bata de estar por casa.  Además de eso y por decirlo todo, también tenía una erección de caballo al mirarle sus pezones resaltando en la camiseta, oh, mon dieu.

Las miradas se encontraron expectantes; ella tenía una boca preciosa, entreabierta y con los labios gordezuelos y reventones…pero ay, que esa vez había poco tiempo para contemplaciones y los dos se percataron pronto.

-”Pilar ¿…qué tal? ¿Como lo llevas? Eeeh, te comenté que hacía falta estar, eh, calientes..¿recuerdas?” preguntó el. Se notaba la mente avanzando despacio, probáblemente  tenía todo el riego sanguíneo agolpado en la parte genital, buuf. Aquello era de locos…

-”¿Que como lo llevo, dices? Genial. Ya ves, aprovechando el parón carnal, por viaje de mi legítimo. Me he pasado varios días sin tocarme donde ya sabes. Estoy que ardo, yo soy así, un auténtico putón verbenero que ejerce -eso sí-  a tiempo completo de mujer normal. Y sí, tengo las llaves de ese apartamento y ahora estoy sola en casa ¿Y quieres hacerme el puñetero favor de explicarme toda esa mierda de la traslación no sé qué…?”

-”Oooh, tesoro, si te doy la explicación pierdo la erección, jaja. Ya te contaré todo eso de las alteraciones solares, el caos en la decoherencia cuántica y lo de la proliferación de superposiciones de estado. Lo que importa ahora es que el mundo se ha vuelto loco, la mente influye en la materia y yo estoy empalmado justo en este momento. Venga ya, pon los dedos en la pantalla, corazón lindo…”

-Jajajajajaja, jajajaj, pero que gilipollez más grande, madre mía, jajajajja. Allá van los deditos míos, cariño, como tu digas. Y si no funciona te la cascas con los tuyos, jajajajaja, aaayyyy, que desvarío, señor…A Pilar se le alborotaba la melena, mientras soltaba lágrimas de risa.

Unieron las puntas de los dedos y un icono apareció simultáneamente en la bandeja inferior de los dos PCs con pantalla táctil:  ”Transoft cargando…” Y un marco pulsante rodeó el area abarcada por las puntas. Ese programita circulaba por Internet en esos días de locura, acompañado de rumores desquiciados acerca de alienígenas.

-”Uuy, qué marco tan bonito sale ¿y no podríamos haber juntado los morritos a ver que pasaba? jajaja”. Pilar reía, pero se notaba una especie de jadeo. Quizá era por la humedad de la entrepierna; nunca había estado en una situación tan rara y desquiciada y aquello la alteraba de mil maneras. Y total, caliente, lo que es caliente, casi siempre lo estaba. Pero notaba algo raro también..

-”Por mí, encantado de juntar los morritos como peces besucones, dulzura, pero…a ver como lo digo. Se trata de que, en cierto momento, empieces a “tirar” de mí. Y creeme, las manos para eso vienen de maravilla”.

Javier iba a decir más todavía: que, por un presentimiento estúpido y por si pasara algo malo, la quería con locura y que a veces llegaba de la calle sin recordar nada del camino, por haber ido reviviendo todos sus diálogos online, todos los correos que se mandaban…Iba a decírselo, pero “aquello” empezó. El salón de pronto se volvió borroso, le entró una especie de descarga por los dedos y se los notó apegados a la pantalla, con una fuerza insuperable que parecía querer machacarlos. El laptop vibraba y Pilar echó el rostro para atrás, abriendo la boca y gritando fuerte, muy fuerte.

-”Aaaaayyyyy, diosss, que da corrienteee, eeh ¡Javier, los dedos, no puedo soltaarr…!” La voz se distorsionaba por los auriculares, el rostro de Pilar se paralizó en el monitor con un gesto de éxtasis y dolor a la vez y Javier notó como un millón de alfileres atravesándolo por todo el cuerpo, dioss, que doloor. Se sintió levitar ingrávido, flotando hasta quedar en perpendicular a la pantalla, unido a la misma por los dedos y luego…

Aay, que luego empezó a notar el tacto de las yemas de Pilar. Eso sí, lo que es ver lo veía todo borroso y como si estuviera encajado en un tubo. Sentía oprimidas las costillas, parecía que estaba en una prensa que lo estrechaba más y más y le faltaba el aire. Pilar tenía que estirar, aaag

-”Pili, estira hacia tí, porfa, anda. Estira o me quedaré para siempre en el limbo este…”

¿Acaso le oía quizás? El gesto de Pilar se veía borroso y congelado. Pero notaba algo. Joder, la leche, notaba que entraba por una especie de marco, poquito a poco ¡Pilar parecía estar tirando hacia ella! ¡Waw!.

Pronto notó como si avanzara por una especie de sierra que lo cortara en transversal…hasta que la luz le cegó. Frente a el estaba el rostro de su -hasta ahora y por el momento- ciberamiga. Se la veía con la cara desencajada y llena de lágrimas, con las manos por delante, sus yemas pegadas a las de el y andando hacia detrás.

Retrocedía atrás y más atrás, poco a poco y con cara de pasmo. Y de pronto, Javier cobró conciencia de que estaba flotando encima de una alfombra, en horizontal y con el miembro viril hinchadísimo y casi pagado a la barriga ¡Santo cielo ¿acaso tenía ahora priapismo? Dioss…

Y de pronto volvió nuestra amiga la gravedad. Javier tuvo el tiempo justo, cuando notó que los dedos se despegaban, para girarse de costado y proteger su preciado “instrumento” de la caída ¡Baaam! Menos mal que la alfombra era mullida.

Consiguió girar el cuello y mirarla. Pilar estaba acuclillada en una esquina mirándole a su vez, con camiseta y braguitas y con unos ojos como platos. Se agarraba fuerte las rodillas, mirando a lo imposible. Allí estaba el, tirado en su alfombra y con la bata arremolinada por encima, con todo el culito al aire.

Javier se levantó poco a poco. La erección seguía, el pelo lo tenía de punta y veía todo con una especie de brillo. Agarró a Pili por la mano y la ayudó a incorporarse. Se percató de que su piel brillaba débilmente con cierto tono verdoso, lo que faltaba. Menos mal que parecía ir atenuándose…

Pilar se sacó la camiseta por la cabeza, agarró a Javi por el pelo encrespado con una mano y con la otra le cogió el miembro viril. Su mirada era la más intensa que recordara ver jamás. Su amiga mostraba la piel de gallina y temblaba. Tiró del pelo de el hacia abajo y lo tumbó otra vez, esta vez de espaldas, ensartándose en el miembro viril.  Aah, bendita madonna.

Javier notaba en todo lo que sucedía una especie de fluidez onírica, como si fuera un sueño muy vívido. -“Sí, eso, ya sabes, hay que consumar…” dijo el. Pilar le puso un dedo en la boca, como diciéndole : “cierra ese pico y no hables tanto”

Prontó notó los muslos de ella apretando los suyos y su vagina contrayéndose con intensidad, encajándolo como un pistón, cada vez más y más dentro y más fuerte. Ya le había contado lo de los ejercicios Kegel, uuf, Pili, que salud tienes, dios te bendiga. También le agarró la tetilla y empezó a mordisquearle el cuello. Javier pronto perdió la cuenta del tiempo. Una mirada perdida al azar le reveló una vista de otra ciudad. Y el orgasmo de ella que llegaba, santo cielo.

Un “¡ooooooooohhhhh! y unas uñas clavándose. Y un silencio, jadeantes y sudando los dos.

Y el ruido de una puerta abriéndose…

*Basado en una experiencia real. Tan solo han sido modificados los detalles que describen la alfombra para proteger la privacidad, claro.

Saludines a través de la pantalla.


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