La venus embustera.
La mano de Pilar cayó encima de la boca de Javier y preguntó: -”¿quien es? ¿quién ha entradoo?”
-”¿Quien va a ser? Tu mamita que te trae tomates de la huerta. Te los dejo en la cocina. Por cierto, no hay luz y el ascensor no funcionaba. Menos mal que aún es de día..”.
-”Aah, ya vooy, espeera”. Pilar se “desencajó” y se incorporó. Javier, debajo tumbado, pudo apreciar las piernas fuertes de gimnasta, los labios del pubis y los senos apuntando respingones, con los pezones al rojo oscuro. Vió como se embutía en unas braguitas diminutas que se le metían por la rajita, realzando unos glúteos que parecían medias sandías.
Al tiempo que agarraba un batín le indicaba, con gesto nervioso y frenético, que se metiera bajo la cama de una habitación que había al lado.
Javier se incorporó medio aturdido. Le volvió de golpe el dolor del costalazo que se había dado en la alfombra. Oía las voces de Pilar y las de otra mujer al tiempo que se metía bajo aquella cama. Al hacerlo topó con algo peludo y que gritó con furia: “¡miaaaaawww!”. La voz de la madre se oyó al pronto: -”Perlitaa, chiquitina ¿que te hacen a tí?”
Una gata blanca con collarín salió disparada de los bajos, no sin antes pegarle un bufido. Procuró estarse bien quietito. La estrechez del espacio le recordaba la sensación de aplastamiento vivida al ¿…al atravesar el Pc? ¿De verdad había ocurrido eso? Santo cielo ¿Pero en qué lío de locos se había metido?
Nunca supo con precisión el tiempo que pasó allí debajo con su pensamiento en bucle. En algún momento, las voces que hablaban cesaron y se oyó un portazo ¿Había sido la madre marchándose? ¿O aún permanecía en la casa? Era difícil precisarlo. Se empezó a escuchar un taconeo, seguido de unos pasos descalzos que llegaban hasta la habitación contigua, la del ordenador y la alfombra…
-”Vaaya, madre mía. Si el portatil brilla y la pantalla tiene estática y todo, entonces ¿lo has hecho, cariño? ¿Tengo entonces uno de esos casos aquí, en tu casita?…uuuf ¿Y que ha hecho? ¿Ya se ha marchado? ¿Y dejándote sola después de darse el lote? Vaya mamoncete…”
-Para ya, mamá, por partes. Ha atravesado la pantalla en pelota picada (bueno, con batita) hemos follado como leones, sobre todo yo, porque el estaba empalmado pero grogui. Y, cuando tú has tocado el timbre, le ha entrado un ataque de timidez y se ha, jajajajajajja -Pilar tenía aquí dificultades para hablar- y se ha metido corriendo bajo la cama, aaaaayyy, jajajajajaa, mira, aquí está…”
Y diciendo esto levantó el cubrecama por una esquina. Cuando lo hizo pude ver los pies descalzos de Pilar junto a los de otra mujer, calzada esta con unos elegantes botines de calle.
-”Uuuuahhh, jajajajaaj, pobrecillo, aaay, que remala eres cariñín. Otro a quien le has gastado lo del escóndete que viene mami, jajajaa” Debido a las carcajadas, pateaba el suelo con los botines…
Las oía partirse vivas de la risa, allí encajado bajo aquella cama asquerosa. Me dolía el costado, la erección del pene no bajaba y la vergüenza que sentía era fortísima, al punto de que no podía ni vocalizar. No era únicamente la sensación de ridículo sino también confusión y perplejidad, que se tornaban rápidamente en enfado progresívo. Empecé a estar muy, pero que muy cabreado, y es por eso que abandono ya la tercera persona, qué demonios.
Lo peor fue que de pronto callaron, como conteniéndose la risa. Me dió la impresión que se separaban, dirigiéndose a los dos extremos de la cama y, ay …que la cogieron y la desplazaron, el dios que las afeitó…
Y no, no pude hacer nada. No podía soltar mi pene -siempre erecto, aaah- porque la punta se me lastimaba contra el somier y, por tanto, no podía retener el mueble. Ni, por la misma, pude impedir que me dejaran expuesto del todo, cegado por la luz que entraba por un ventanal.
-”Bieen, aquí está el caballero. Dale algo que se tape, Pili, hija. Y no te me alarmes, eeh ¿Javier te llamas, según me dice? Yo, Carmen. En esta familia somos todos superliberales y no eres el primer noviete desnudo que le veo a mi hija. Sí, cierto, parecemos hermanas porque la tuve prontito. E investigo estos casos de teletransporte en el CSIC. No veas cuando mi hija me contó que tenía un cibernoviete que se arriesgaba a “saltar”…”
-”Toma, Javi, anda, eh…ponte este batín más abrigado o pillarás frío. Y no pongas esa cara, porfa, que no es lo que parece. Te quiero y me gustas. Lo que pasa es que a ella se lo cuento todo, es madre y amiga. Tu y yo solo nos veíamos por la pantalla, pero desde que me separé, desde aquel infierno -del que me sacó ella- has sido el único tío al que he podido querer y…”
Pilar empezaba a componer un gesto dolido y Carmen -viéndolo- la acarició y salió de la habitación, dejándonos solos. Antes de eso me lanzó una mirada dubitativa y rápida. La emoción inesperada de la hija -al parecer- había roto su pose de Mamá Frivolona y la urgió a despejar el patio.
Me vestí con el otro batín que me dieron. Mantuve la expresión feroz y la mirada en el vacío, mientras Pili dejaba caer una lagrimilla: -”Te necesito, Javi, de verdad, te lo juro. Has hecho esta salvajada por mí, que te podía haber costado la vida, leches. Eso, hoy en día no lo hace nadie. Perdóname por meter a mi madre en medio, por…”
-”Y por mentirme mientras lo hacías, por contarme que te las apañabas sola en casita y -al parecer- no te faltan los tomatitos de mamá. Y por darle a tu mami un ratoncito de laboratorio. O sea, yo. Y por descojonarte de mí mientras yo me aguantaba este nabo que duele y que no baja nunca. Y..”
-”Hiperestimulación límbica, efecto del “saltito” -intervino de pronto Carmen- Bolsa de hielo, vendaje compresivo y un vasoconstrictor que te consigo ahora mismo en la farmacia, Javier. Perdonadme que me entrometa. Mi hija es una cabra loca, en buena parte por mi culpa, pero es un pedazo de pan. Y es verdad, te necesita.” La madre dijo esto acercándose y acariciándonos brevemente a los dos en la cara, saliendo después por el pasillo hacia la puerta y marchándose.
Yo me giré hacia el Pc, hacia mi “portal” de entrada, metiéndole de paso otro susto a aquella gata estúpida que tenían. En el monitor, supuestamente, debería verse mi casa -si es que Pili no había cerrado el Transoft y parecía que no por el icono- pero solo se veían puntos de estática. La carcasa parecía fosforescente y el icono de la batería indicaba poquita carga.
-”Se ve que al irse la luz en la casa empezó a consumirla y…” me interrumpió un sollozo de Pili, que me apoyó la mano en el hombro y hablaba entrecortado: -”Lo siento, Javier, cielo. Es que una relación por email no parece tan real, muchas veces resultaba tan solo un ejercicio de escritura. La cosa cambió cuando pasamos a hablar. Y sobre todo, ha cambiado ahora que te toco…”
-”Bueno, déjalo ya, venga”. La verdad es que verlas llorar me ablandaba. Aún seguía dolido -a que negarlo- por el engaño continuado con la madre por medio. Ella me abrazó y empezó a frotarse fuerte contra mí otra vez, abriendo los muslos y golpeándome la entrepierna. -“Oye, que yo estoy palote, ya lo ves, pero me da miedo que no me baje nunca si entro dentro otra..” Asintió comprensiva, pero me puso -otra vez- el dedo en los labios y esta vez me abrió la boquita, tocándome la punta de la lengua y mirándome con intensidad.
Se sentó encima de la mesa, abriéndose la bata, desparramándosele los senos y abriendo las piernas en jarras. Yo me agarré a sus ancas goyescas y dejé que sus piernas se me cerraran en torno al rostro, aprisionándome. Y apañándome para respirar empecé a lamer. Y a lamer y lamer. Algunas veces ella me refrenaba y otras me reorientaba. Incluso hubo una que me propinó un humillante cachetito, aay.
Pero, cuando al parecer le pillé el ritmo, empezó a agitarse durante un rato y a apretarme más y más la cabeza. Me golpeaba los con los talones por la espalda, dioss, y a mí ya me dolía el cuello y la lengua, impaciente por parar porque -lo juraría- para mí que la muy cabrona llevaba ya varios orgasmitos.
Y sonaron entonces golpes en la puerta…
-”¿..qué, ziempre paza ezto pod aquí?” me quejé, aunque no podía hablar bien, por tener la lengua molida por el “trabajito” oral.
-” ¿Como? ¿Quién es ahora?-exclamó Pili- si mi madre tiene llaves…
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