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A tres metros sobre el ruedo

Por Njimenez79

A tres metros sobre el ruedo

De izda. a dcha., Carlos Abella, Uceda Leal, Miguel Abellán, Jaro, Noelia Jiménez, Juan Mora, El Fundi y Ángel Gómez Escorial, en la presentación de "Tinta y oro" en Las Ventas (Foto: Javier Arroyo).


Llevo dos días en una nube. Es lo que tiene ver cumplido un sueño: te descuidas y emulas a Moccia flotando A tres metros sobre el cielo.
Evidentemente, no caerá la breva de convertir Tinta y oro (Ed. Eutelequia) en un best seller, pero ahora mismo es lo que menos me importa. En estas últimas 48 horas han pasado tantas cosas y me han sacudido tantos sentimientos que lo demás es lo de menos.
Tendría que escribir otro libro para dar las gracias a todas y cada una de las personas que se están volcando conmigo, y no es cuestión, que anda el papel muy caro y los ebooks aún no viven su gran momento; sin embargo, no puedo dejar de recordar a quienes me han tocado el corazón y me han arropado con el capote inmenso de su cariño.

A tres metros sobre el ruedo

Paco Macías, El Cid, Noelia Jiménez y Juan Ramón Romero (Foto: Javier Arroyo).


Entre ellas destaca una mujer a quien dedico unas líneas en Tinta y oro:
"A Carmen Esteban, por tener los ovarios siempre bien puestos y ser el mejor de los ejemplos de bravura con la pluma en ristre. Gracias por tantas horas al teléfono, por escucharme llorar y hacerme reír".
A veces el orden de los acontecimientos resulta demasiado caprichoso, y en esta ocasión ha querido que este párrafo vea la luz cuando Carmen salta al ruedo de una polémica maniquea para, en un gesto de bravura, reivindicar el respeto hacia mi persona.
Lo cierto es que las escribí hace meses, pero ahora estas líneas cobran mucha más fuerza porque Carmen ha convertido la tinta en hechos constatables y ha demostrado que no regalo los cumplidos: digo las cosas como las siento y porque las siento. No insulto, pero tampoco adulo. Si algo no me llama, sencillamente, callo.
De Carmen Esteban cabía esperar que se cruzase, se echase la muleta a la mano izquierda y tirase de valor sin cuento. Es habitual en una torera como ella. Pero de quien no esperaba palabras tan bellas y líneas abiertas en canal, sangrando por la herida de un corazón embelesado en la nostalgia de la torería, era de alguien a quien ni siquiera tengo el gusto de conocer:
  • Pablo Hernanz me ha tocado el alma con un post titulado "La chica del chaleco grana y oro", que no olvidaré mientras viva.
  • Conchita Rodríguez me ha mirado con la infinita serenidad de sus ojos claros y ha visto en mí la sensibilidad que ella misma refleja al dibujar en la eternidad doliente del papel en blanco "Cuando se escribe con el alma".
  • Aleyda Baz me ha revestido de una torería que ya me gustaría tener en la sentida crónica burladeril del 'bautizo' de mi hijo.
Y entre los conocidos, gente buena de verdad, de los que nunca fallan, de los que siempre tienen el capote presto al quite y la verdad en la panza de la muleta. Entre ellos, y muy especialmente, Óscar Ruiz Ruaza. Me prometió que iría con su torero, Juan Mora, y lo cumplió. Y después me regaló dos preciosas crónicas, una en su blog (feliz descubrimiento) y otra en Mundotoro.
Lo cito sobre todo porque es un ejemplo de afición. De saber estar. De esperar el momento, siempre templado, siempre con las muñecas dispuestas a romperse en el muletazo perfecto.

A tres metros sobre el ruedo

De izda. a dcha., Ruaza y Constante (Foto: Javier Arroyo).

Muchos le tomaban por friki cuando proclamaba a los vientos que su torero era Juan Mora. Creían que su ídolo tenía los pies de barro. Y resulta que el tiempo le ha dado la razón: ahora, como por obra y gracia de un espíritu no demasiado santo, Juan Mora es la gran promesa del toreo, la redención del clasicismo, la esencia de la torería. Ahora se lleva ser del de Plasencia. Y Ruaza, con señorío, aún no ha dicho "Eso ya lo decía yo". Se limita a sonreír, a seguir al lado de su torero y a embelesarse en ese desmayo de un hombre que se ha propuesto envolver los tiempos proscritos en la caricia sublime de un muletazo eterno.

Vídeo: AVNC

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