Hay muchas formas de ir de un lugar a otro. Puedes ir en transporte público, en coche, en bicicleta, en moto o en patinete. También podrías ir a pie. Podrías, porque pocas veces lo harás. Caminar tiene mala fama. Si hace calor, llegarás sudando. Si hace frío, te enfermarás. Y si llueve, todavía peor. Además, es muy lento y pierdes un montón de tiempo.
¿Para qué tanta justificación?
Es curioso que una actividad tan poco espectacular como caminar de un lugar a otro despierte tanta pasión. La pregunta “Y por qué no vas a pie?” siempre recibe una respuesta de lo más elaborada: la situación climatológica, la distancia, el esfuerzo físico, el tiempo que requiere, la ropa no adecuada. No quiero cuestionar la validez de tus argumentos. Tan solo me pregunto porqué hace falta tanta justificación. ¿Acaso no estás tan convencido de tus propios argumentos?
Donde hay voluntad, hay un camino
Literalmente. Si quisieras desbancar todos los argumentos en contra del caminar, lo conseguirías. Utilizarías zapatos con menos tacón. Saldrías de casa media hora antes. Te llevarías una chaqueta a prueba de viento. Cambiarías el gimnasio por el desplazamiento a pie (enlace). Y te darías cuenta de que tu cuerpo está hecho para caminar, y a tu cerebro le encanta recibir el oxígeno y el enfoque extra para procesar toda la información que le llega en el día a día mientras caminas.
A primera vista parece un problema de hábitos: ¿cómo puedo incorporar más movimiento en mi día a día, sin que interrumpa mis rutinas ya establecidas? O quizás la pregunta es todavía más complicada: ¿qué hago con mis pensamientos cuando estoy caminando? ¿Y cómo se lo explico al resto del mundo?
¿Tienes miedo a caminar?
Caminar es una actividad muy particular. Es una actividad física que además te permite pensar y reflexionar. Dificulta el multitasking (a no ser que quieras tropezarte con algo o alguien) y por lo tanto induce a que te concentres tan solo en caminar. Y en lo que pasa por tu cabeza. Es una actividad relativamente lenta que ofrece espacio para cuestionar lo que haces durante el resto del día. Para conectar con el conocimiento. Para descubrir nuevas conexiones. ¿Te da miedo estar a solas con tus pensamientos?
Caminando vengo, caminando voy
Si caminas, cambias. Te descubres a ti misma como descubres el camino. Me imagino que fue esta la razón por la cual se inventaron los peregrinajes. La idea principal no es llegar a un lugar concreto, el aprendizaje está en el camino. Quizás, no, probablemente, te tropezarás con una u otra piedra, que te ayudará a sentirte viva. Y si apagas el iPod y guardas el móvil, a lo mejor consigues escuchar un pajarito.
¿A dónde puedes caminar hoy?
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Imagen: aka Kath / flickr