Duele bien el sucumbir a tu sonrisa
por mucho esté lejos, mientras yo sepa
que despierta cada día a lontananza
y mil promete alegrías a la aurora.Así es como empiezas a atraparme:
son muy pocos los minutos de las horas
en que fiera me reclamas los excesos
que no viva el aquí y viva ahora.Te hago caso, aunque intente resistirme:
bien yo sé que me desarmas, mi señora,
que me va curando soledades
con esa risa fresca que enamora.Pero a veces, —y lo sé porque lo he visto—
cuando ríes algo extraño desentona.
Tan feliz te muestras, más tus ojos
te desdicen con tristeza que se asoma.Para siempre yo quisiera que te ahorraras
cualquier duda, toda pena que es traidora.
Es por ello que prometo firmemente
aliviarlos con mis besos, seductora.–Álex Padrón, marzo 2025
