"...Hasta el siglo XVIII o XIX, la tortura pública de animales y en especial de toros ha constituido el entretenimiento favorito de un populacho grosero y de sensibilidad embotada. Esto no tenía nada de típicamente español, lo había en toda Europa. En Inglaterra, por ejemplo, se ataba un toro a un poste y se azuzaba a los perros a morder al toro en sus partes blandas y al toro a matar a coces a los perros, todo ello en un ruedo con gradas para los espectadores. Con la suavización de las costumbres que trajo la ilustración, estos espectáculos de la crueldad desaparecieron de casi toda Europa, pero en España apenas penetró la ilustración. En el siglo XIX, bajo el reinado del retrógrado y absolutista Fernando VII, España cayó en la orgía de la reacción anti-ilustrada. En ese ambiente surgió la actual corrida de toros con toreros de a pie como espectáculo popular, y el Estado, en vez de prohibirla, como en el resto de Europa, la fomentó, reguló y convirtió en un acto oficial, presidido por una autoridad gubernativa. Tal desaguisado fue justificado. mediante una serie de mitos sobre el toro basados en la más crasa ignorancia de la biología de este animal..."
Jesús Mosterín
Lo que acaban de leer es un fragmento del artículo "Los toros y otros bovinos", del filosofo Jesús Monsterín, pueden leerlo integro aquí.
Ismael Pérez Fernández.