Revista Ciencia

ABA en el tratamiento de autismo

Por Davidsaparicio @Psyciencia

El Análisis Conductual Aplicado o ABA, por su sigla en inglés (Applied Behavior Analysis) es una tecnología que aplica los principios del aprendizaje de forma sistemática para incrementar, disminuir, mantener o generalizar determinadas conductas que se toman como objetivo1 . También lo podemos encontrar en trabajos en castellano bajo la sigla ACA2, que en realidad sería la traducción exacta al español.

Encontramos los inicios del análisis de la conducta alrededor de 1920, con autores tan destacados como Pavlov, Watson, Thorndike y Skinner, entre otros. Del análisis del comportamiento se derivan por un lado el análisis experimental, dedicado al estudio de la conducta en laboratorio; y por el otro el análisis de la conducta aplicada. Éste último se dedica a aplicar los principios del aprendizaje para desarrollar conductas específicas, evaluando luego los resultados producidos por la técnica.

Si bien desde los años cincuenta ABA se encuentra presente en el ámbito infantil, trabajando en el campo del retraso mental y luego llevando los principios del aprendizaje al ámbito educativo, hubo que esperar a la década del sesenta para que empiece a aplicarse en TEA. Fester fue el primero en ocuparse de este trastorno por medio del Análisis Conductual Aplicado, y “a diferencia de ver el autismo como un trastorno emocional subyacente, como se concebía en ese momento, propuso que los problemas derivados del autismo eran el resultado de una dificultad para aprender, este hallazgo fue el precursor para un continuo de investigaciones desde el Análisis conductual.”3

ABA es una tecnología que aplica los principios del aprendizaje de forma sistemática para incrementar, disminuir, mantener o generalizar determinadas conductas

Cuando se habla de un trastorno emocional subyacente, se hace referencia a una hipótesis que, si bien el mismo Kanner4 descartó parcialmente, cobró mucha fuerza entre las teorías de corte psicodinámico, y es la que afirmaba que el autismo era originado por una fría relación inicial de parte de los padres hacia el niño. Tanta fuerza cobró esta idea, que en los comienzos se pensó que era preferible separar a los padres de sus hijos, internándolos, como parte del tratamiento. Actualmente ese enfoque ha sido totalmente dejado de lado por la ciencia psicológica. Si bien no hay una respuesta concluyente, hoy en día está aceptado que el trastorno posee una fuerte carga genética5. Es en este contexto que las intervenciones conductuales hacen su aparición para el abordaje del TEA.

ABA en el tratamiento de autismo

Ivar Lovaas (1973) es una de las personas más representativas de ABA en autismo. En 1973 presentó un estudio que demostraba lo eficaz de los tratamientos implementados. A lo largo de los años, todas las investigaciones han mostrado la eficacia del método para tratamiento del TEA, aunque los resultados originales fueron demasiado optimistas. Esta primera aproximación, además de su utilidad para sentar las bases teóricas y prácticas sobre las que se desarrolla, sirvió también para aprender de los errores cometidos, los cuales podría decirse que principalmente fueron:

  • En primer lugar, el hecho de trabajar con niños que se encontraban internados. Los distintos programas de trabajo fueron eficaces, aprendiendo conductas que antes no poseían. El problema sin embargo fue la falta de generalización. Los niños aprendían cosas que luego no trasladaban a sus casas y escuelas.
  • El segundo error fue excluir a los padres del tratamiento. Inicialmente se pensó que, dado que estos no eran profesionales, no iban a estar lo suficientemente capacitados para tratar a los niños. El error fue doble, por un lado los terapeutas no podían seguir con las cargas horarias extensas que tenían estos primeros abordajes. Por el otro, si los padres desconocían los principios y los objetivos del tratamiento, los resultados obtenidos eran más difícil de mantener. Los padres debían conocer tanto el tipo de tratamiento, como ser capaces de manejar conductas y de reforzar o extinguirlas apropiadamente.

Ivar Lovaas es una de las personas más representativas de ABA en autismo

Por último, el tercer error importante fue el de esperar resultados rápidos. Los avances dados en los tratamientos fueron siempre lentos y progresivos. Salvo raras excepciones, no hubieron saltos o avances espectaculares en períodos cortos de tiempo.

En la actualidad estos errores han sido corregidos. El trabajo se realiza en los ambientes en los que los niños se desenvuelven. A su vez, se asesora y entrena a los padres en los principios reguladores de la conducta. Éstos están al tanto de todos los detalles del tratamiento de sus hijos, conociendo además los fundamentos teóricos y prácticos de los mismos. De esta forma, en los momentos en los que no hay terapeutas con los niños, los padres están capacitados para conocer como reforzar comportamientos, también de que manera manejar berrinches y conductas disruptivas. Conocen los objetivos del tratamiento, que capacidades tienen sus chicos, sobre cuales aún se trabaja, y aquellas aún no adquiridas. Los padres actúan como promotores y continuadores de los cambios producidos en terapia.

El tratamiento es concreto y altamente estructurado. A mayores dificultades del niño, más estructurado se vuelve el procedimiento, al menos en sus fases iniciales. Se entiende al autismo no como una etiqueta diagnóstica global, sino en un sentido preciso, estableciendo que comportamientos se poseen y cuales no. En palabras de Lovaas6: Los pasos más importantes en la modificación de conducta se dieron en la reducción del problema grande y bastante general de la <<incapacidad>>, a unidades de conducta con variables ambientales más manipulables.

El tratamiento es concreto y altamente estructurado

Previo al inicio se evalúa exhaustivamente al niño y a partir de eso se confecciona lo que se denomina línea de base, esto es, el inventario de los comportamientos y habilidades del sujeto. La misma tarea se hace con los refuerzos (un refuerzo es todo aquello capaz de incrementar la posibilidad de producir una conducta). Es imprescindible conocer que cosas son agradables y cuales no para la persona, porque lo que puede ser reforzador para un sujeto X, por ejemplo cosquillas, puede ser molesto para otro. A su vez, el catálogo de reforzadores de cada chico debe revisarse periódicamente, ya que los gustos e intereses pueden cambiar con el paso del tiempo o por estar saciado del mismo: el helado de dulce de leche me resulta espectacular, pero luego de comer medio kilo ya no tengo tantas ganas de probarlo. Esto significa que cada niño tiene una programación de trabajo exclusiva, de acuerdo a sus necesidades y capacidades.

No se puede hablar de un tiempo estimado en los tratamientos, aunque suelen durar de meses a años. Esto es así porque hay una serie de variables que pesan en el éxito y los resultados buscados; tales como la edad de comienzo (lo ideal es una atención temprana), la carga horaria dedicada al tratamiento, las particularidades de cada niño (en autismo, si bien hay afectadas varias áreas del desarrollo, no todas lo están de la misma manera), etc. No obstante, hay que matizar esto que a simple vista parece desalentador, con el hecho de que el autismo es un trastorno para el cual no existe cura, que no hay ningún abordaje terapéutico disponible que pueda ser llamado breve, y que el método es de los más eficaces en la actualidad, siendo recomendado por múltiples guías de buena práctica en TEA.

Este artículo intentó explicar la forma en que surge el Análisis Conductual Aplicado para TEA, y sus consideraciones generales. También, expresar de forma breve, la idea que se tenía de autismo cuando comenzó a estudiarse. Próximamente estaré explicando de manera más detallada en que consiste específicamente la terapia, como es su formato de trabajo, como así también los principios generales en los que se sustenta.

Bibliografía


  1. Mulas, F., Ros- Cervera, G., Millá, Etchepareborda, M., Abad, L., Montserrat Téllez de Meneses (2010). Modelos de intervención en niños con autismo. Rev. Neurol. (3) 77- 84. ↩
  2. Matos, M., Mustaca, A., (2005). Análisis Comportamental Aplicado (ACA) y Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD): Su evaluación en Argentina. ↩
  3. Valencia, C., García; H., (2005). El autismo: una revisión desde el Análisis Aplicado de la Conducta. ABA Colombia – Asociación Colombiana para el Avance de las Ciencias del Comportamiento. ↩
  4. Kanner, L., (1943). Trastornos Autistas del Contacto Afectivo. Artículo extraído de la revista Siglo Cero. ↩
  5. Morant, A., Mulas, F., Hernández, S. (2001). Bases neurobiológicas del autismo. Rev.Neurol. Clin. 2 (1) 163-171 ↩
  6. Lovaas, I., (1989). The Me Book. Traducción española en PDF. ↩

Volver a la Portada de Logo Paperblog