Es esta, sin duda, una de las piezas más excepcionales y únicas que posee este museo, cuya visita, si se pasa por Madrid, es más que recomendable.
Es una pieza única, no sólo en España, sino también en Europa. Se trata de un ábaco neperiano, , que data del siglo XVII, cuyo original fue diseñado por el inglés Napier. Este, en concreto, cuenta con el escudo de la Orden Jerónima en sus puertas, desconociéndose quién fue su autor, pero que consta en los Inventarios de Palacio, desde donde pasó primero a la Biblioteca Nacional y luego al MAN:
El ábaco de Napier fue inventado por John Napier quien publicó la descripción del mismo en una obra impresa en Edimburgo a finales de 1617 titulada Rhabdologia. Por este método, los productos se reducen a operaciones de suma y los cocientes a restas; al igual que con las tablas de logaritmos, inventadas por él mismo se transforman las potencias en productos y las raíces en divisiones.
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Además del ábaco anterior, Napier construyó un ábaco de fichas. Ambos reunidos en un único aparato constituyen una joya histórica, única en Europa, que posee el Museo Arqueológico Nacional español.
El aparato es una magnífica caja de madera con incrustaciones de hueso. En la parte superior contiene el ábaco rabdológico, mientras que en la inferior se encuentra el segundo ábaco que consta de 300 fichas almacenadas en 30 cajones de las que 100 están cubiertas de cifras y doscientas muestran pequeños taladros triangulares que permiten ver únicamente ciertas cifras de las fichas de números cuando se superponen a aquellas, de forma tal que merced a la hábil colocación de unos y otros pueden realizarse multiplicaciones hasta el asombroso límite de un número de 100 cifras por otro de 200.
En las portezuelas de la caja se encuentran además las primeras potencias de los números dígitos, los coeficientes de los términos de las primeras potencias del binomio y los datos numéricos de los poliedros regulares.
Se desconoce quién fue el autor de esta riquísima joya, ni si es de autoría española o vino del extranjero, aunque es probable que originalmente perteneciera a la Academia de Matemáticas creada por Felipe II o que la trajese como regalo el Príncipe de Gales. Lo único que puede asegurarse es que se conservaba en Palacio, de donde pasó a la Biblioteca Nacional y posteriormente al Museo Arqueológico Nacional, donde aún se conserva.
En 1876, el gobierno español envió el aparato a la exposición de instrumentos científicos celebrada en Kensington, donde llamó extraordinariamente la atención, hasta el punto de que varias sociedades consultaron a la representación española acerca del origen y uso del aparato, lo que motivó que D. Felipe Picatoste escribiera una monografía que fue posteriormente enviada a todas las naciones, sorprendiendo el hecho de que el ábaco solo fuera conocido en Inglaterra, país de origen de su inventor.
En la página DiverMates tienen mucho más sobre este invento tan especial. Y es que España, en el Siglo de Oro, también estuvo interesada en la ciencia, aunque ello nos resulte hoy raro.
Lo más interesante es que puede hacerse en casa, según las indicaciones del propio Napier… aunque su libro esté escrito en latín y sus instrucciones puede que no sean muy claras… pero montar esto quizás sea mucho más entretenido que la tele, ¿no?

