Un paso de cebra, patrimonio cultural del Imperio Británico. Eso sólo lo consiguen los Beatles, a cuarenta años de su muerte y resurrección. Todo un detalle peatonal. La emblemática foto que ilustró la portada de Abbey Road tiene la culpa, así como los legendarios estudios donde se registró la postrera grabación de los fabulosos de Liverpool, aunque el último disco en editarse fuese Let It Be, la sangrante historia de una disolución, la tragedia final. Pero Abbey Road fue el adiós, y la foto de marras, una excusa la mar de rentable para alimentar el mito de cara a la memorabilia.
Abbey Road mató temporalmente a Paul Mc Cartney. "Ni siquiera vi que iba descalzo, me di cuenta cuando nos entregaron las fotos. Sólo nos preocupaba que el fotógrafo hiciese rápido su trabajo, pues había demasiada gente mirando", señaló John Lennon años después. Diez minutos duró la sesión. Y se dispararon los rumores. Analizaron la estampa de cal y de canto. John Lennon de blanco, el sacerdote. Mc Cartney con un cigarro en la mano derecha, pese a ser zurdo. Un coche escarabajo con matrícula misteriosa que alguien interpretó de aquella manera para atribuir la viudedad a Linda Eastman. Ringo dice que el rumor lo lanzó un pinchadiscos radiofónico, aunque recuerda que ya se dio por muerto a Pual con motivo de Magical Mistery Tour, en cuya carátula apareció con una rosa negra en la mano; y el resto, con flores blancas. "No había forma de demostrar que Paul estaba vivo, la cosa creció de tal manera que dirían que el de la foto era un doble".
Paul rememora con guasa: "Me miraba detrás de las orejas, resultaba muy extraño tener que insistir en que de verdad era yo".
John, con su habitual sarcasmo: "Paul Mc Cartney mo podía morirse sin que el mundo lo supiera. Fue una publicidad excelente".
Paul, para zanjar la cuestión: "Los rumores sobre mi muerte son muy exagerados".
Abbey Road ofrece también algunos detalles curiosos, amén de varias canciones inolvidables como "Here comes the sun", que escribió George Harrison en casa de Eric Clapton, y "Come together". Por cierto, la placa contiene el primer y único solo de batería de Ringo Starr, en "The end". Lo dicho, el final eterno de los Beatles, que siempre vuelven por Navidad, basta con echar un vistazo a las estanterías de las tiendas de discos y librerías.
Un paso de cebra para hacerse la foto de la banda sonora de varias generaciones de terrícolas. Si en Cádiz, donde triunfaron los Beatles de Cádiz, del mítico Enrique Villegas, hubiese que declarar algún rincón musical patrimonio cultural, no sería peatonal. El mar, la mar. La Caleta Records al atardecer, la foto indispensable para el álbum de la boda del siglo, gran cuarteto, tres o cuatro notas musicales ...