Esta vida concentrada, como buen caldo, y bajo el principio de "eterna acción" teatral da lugar a héroes y villanos, a trabajadores y "fantasistas", a orgullos y vanidades, y a humildades y benevolencias. Todo ello cabe porque de eso está construido el fútbol de la materia concentrada de la vida en la figura y personas de gladiadores y satélites.Hoy traigo una historia algo triste pero también muy inspiradora de como el futbol crea estos heroes y lleva en su pequeñez y concentración la bondad, o maldad, del mundo y la vida entera.El futbolista del FC Barcelona Eric Abidal fue dignosticado de cáncer de hígado el año pasado durante el tiempo de su convalecencia y tratamiento abandonó el fútbol pero se recuperá volviendo de nuevo a la primera plantilla del equipo para conquistar la Copa de Europa. Durante el tiempo en el que no pudo jugar sus compañeros le dieron muestras de cariño y apoyo que sin duda le ayudaron a superar ese trance donde, según sus propias palabras, comenzó a ver la vida de otra manera y apreciar como las personas, la familia, los amigos crecían en valor, como gigantes, frente a las cosas materiales que ni ayudan ni sirven puestos en ese trance. Hoy felizmente recuperado Eric Abidal juega con su equipo e incluso ha sido renovado para un año más por el F.C. Barcelona terminando con una historia de superación y de miedo que ha servido a la totalidad del equipo para enriquecer la experiencia de grupo y endurecerse frente a la adversidad y las pequeñas inconveniencias del mundo de la competición.También en este tiempo surge la historia de un niño que fue diagnosticado de un tumor cerebral y al que sus padres, como él aficionados al fútbol y al FC Barcelona, le explicaron su enfermedad en términos que el niño podía entender: "Tenía en la cabeza lo que Eric Abidal tuvo en el hígado". Ese modelo, esa comparación y la imagen de Abidal volviendo a jugar en su equipo sirvió de ánimo y de esperanza al niño que afrontaba, y afronta, una recuperación con un desierto de dolores y de malestares por el tratamiento.En una de las visitas que los jugadores de fútbol suelen hacer a los hospitales infantiles por navidad para llevar a los pequeños internados esperanza y regalos Eric Abidal conoce de la historia del niño con el tumor y como él ha significado ese ejemplo para superar ese momento duro de enfermedad. En una conversación con los niños enfermos sobre lo que es para ellos la felicidad cada cual dío una respuesta, poder jugar, poder correr, pero el niño aquejado del tumor dió su respuesta taxativa: la felicidad es Abidal. "Cómprame su camiseta. Lucharé como él y ganaré mi propia Champions", le pidió el niño a su padre. Vía Marca.Cuando el futbolista conoce la ilusión y modelo que significa para el niño acude al hospital donde el niño recibe tratamiento y habla tanto con el niño como con la familia insuflándoles ánimos, dándoles, o prestándoles quizás, esa fuerza necesaria para afrontar la cuesta de la enfermedad. Al irse como metáfora increíble o quizás como necesaria redención para volver al mundo a una arquitectura más sencilla pero más lógica el futbolista, millonario como todos los deportistas de élite, se desprende de su reloj personalizado y caro para regalárselo al niño. Una forma material de mostrar que la ilusión, en estado puro y químicamente sin traza ajena, solo puede mezclarse con ilusión y no puede mancharla ni marcarla las vicisitudes pequeñas y prosaicas de ese día a día que de gris e indeterminado hace volar a las agujas del tiempo. Que el tiempo sufrido por Abidal se lo "regala" al niño para que no tenga que sufrirlo y para que la esperanza del gladiador, del hombre fuerte, ágil y rápido, se transmita al niño enfermo. Una épica del futbol.Futbol y personas. Recuerdos del día de mañana. Imagen: http://newspaper.li/eric-abidal/Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.






