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Aborto self-service

Publicado el 20 junio 2010 por Alchavida
Cataluña facilitará la píldora RU-486 a las embarazadas de hasta siete semanas. El Departamento de Salud de la Generalitat será el primero en distribuir la controvertida píldora RU-486. Se trata de una píldora abortiva que impide la fijación del embrión y provoca la expulsión del feto. En realidad no es un medicamento, sino un preparado sintético que actúa como poderosa alternativa al aborto quirúrgico.
El fármaco llamado Mifepristona es un esteroide que interactúa con el receptor de la progesterona, produciendo un aborto químico al bloquear la acción de la progesterona, que es una hormona necesaria para la anidación y desarrollo del embarazo. Por eso, tiene un claro efecto abortivo, ya que, tras su administración después de la implantación, se origina una lesión en el endotelio del útero con un incremento en la producción de prostaglandinas, descamación de la mucosa uterina y aumento de la contractilidad del miometrio, y provoca un desprendimiento de la placenta.
Aunque el gobierno de Cataluña lo está presentando como algo sencillo, lo cierto es que hasta un 10% de las mujeres que han tomado la píldora han necesitado transfusiones de sangre y un 5% ha requerido después una operación quirúrgica por complicaciones varias. En el 97% de los casos, se dan calambres y pérididas de sangre; hay diarreas y vómitos en el 24%; se producen hemorragias en el 7%. Como puede verse, no es que falten precisamente los riesgos y efectos secundarios.
Tiene el enorme atractivo a ojos del profano de eliminar el problema mediante la simple ingestión de cuatro pastillas sin pasar por el quirófano. Asimismo, consigue salvar el escollo que plantea el rechazo mayoritario de los médicos en España a practicar el aborto. Y convierte un tema tan controvertido como el aborto en algo banal. Los promotores de la RU-486 aseguran que disminuye los traumas psíquicos que produce el aborto quirúrgico. Esto implica reconocer ímplicitamente que el aborto produce trastornos psíquicos, pero pasa por alto el hecho de que durante el proceso de expulsión (no menos de 72 horas), la responsabilidad recae por entero en la mujer, que vive en solitario la eliminación paulatina de su feto.
Dejo un vídeo, con imágenes duras, que no esconden la realidad del problema.

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