Esta es una técnica rápida y disponible porque podemos realizarla en cualquier momento, podemos en cualquier circunstancia abrir los brazos y ser abrazados.
El abrazo nos permite de forma inmediata, profunda, intensa y eficaz activar las emociones positivas, subir el sistema inmunológico y recuperar y fortalecer la vinculación, la paz y el equilibrio con nosotros mismos y con nuestros vínculos más cercanos: pareja, padres, hijos, hermanos, amigos…
Sin duda el abrazo terapéutico, en cuanto interacción emocional psicofísica intensa, sana las heridas más profundas y despierta el amor a la vida y a los demás. Cuando abrazamos y somos abrazados recuperamos la confianza en nosotros mismos, redescubrimos nuestras potencialidades e incrementamos nuestros niveles de seguridad, sentimiento de afinidad y pertenencia y la alegría.
Lo mejor del abrazo es que siempre que das uno, recibes otro o varios, y no pierdes energías, sino que recargas la tuya propia, y al ponerla en comunicación con la energía amorosa del abrazado, se produce una mutua descarga potentísima de energía positiva.
Cuando no encontramos palabras para decir lo que sentimos, o no sabemos cuáles pueden ser las adecuadas, el rico, variado e intenso lenguaje del abrazo nos da la solución, porque los abrazos tienen su idioma propio y pueden decir: “Cuenta conmigo”, “te quiero”, “lo siento”, “sé por lo que estás pasando”, “perdóname”, “comparto tu alegría”…
Cuando abrazamos se crea un círculo y un clima cálido de afecto y seguridad, porque quien abraza le transmite al abrazado un mensaje claro: “En mis brazos puedes sentirte seguro, sabes que cuentas conmigo”.
El abrazo nos infunde seguridad, protección, confianza, autovaloración positiva y sentimiento de pertenencia, de formar parte de alguien o de un grupo que te quiere, valora y protege.
Aplicación:
- Cuatro abrazos al día para sobrevivir.
- Ocho abrazos al día para mantenernos bien.
- Doce abrazos al día para potenciar nuestras energías positivas.
Os propongo estar pendientes esta semana de cuántos abrazos os dan o cuántos dais. De esta forma podemos comprobar si debemos hacerlo más a menudo. Así la próxima vez que nos veamos y no te abrace no dudes en hacerlo que estaré encantada de abrazarte.