Cada año, en estas fechas, cuando la celebración de la Navidad se aproxima, comienzan a proliferar los mensajes de afecto, cariño, amor, felicitación, que se dirigen unos a otros los familiares, allegados, amigos, conocidos y hasta desconocidos.
Bella costumbre que habría que desear se repitiera en más ocasiones y por muy diferentes motivos, ya que cualquier tiempo es óptimo para transfundir y practicar bondad y caridad.
Sea, pues, este mensaje el vehículo de proclamación de mis mejores deseos para todo el mundo, sean familia, amigos, enemigos, de cualquier país y de cualquier credo, porque en la Navidad se genera el mensaje de caridad cristiana entre los creyentes y también para todos aquellos “hombres y mujeres de bien”, pues ellos siguen siendo los pilares del mundo que nos rodea, gracias a los cuales la maldad y el abuso quedan relegados y surge y trata de mantenerse la fraternidad universal.
Que el Buen Dios de cada cual (y hasta de quienes no sean afectos a ello) siga protegiendo al mundo y a sus moradores y consagre la Paz universal.
“…deja el odio
y ven, amigo,
porque llega Navidad”
(Paráfrasis de un bello poema cantado de un autor español)
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA