Bacon-Giacometti, una de las muestras más esperadas del año, abrió el 29 de abril en la Fundación Beyeler en Basel. Curada por Ulf Küster, Catherine Grenier, el director de la Fundación Giacometti y Michel Peppiatt, experto en Bacon, Peppiatt observa fuertes paralelismos en el arte y en las vidas de estos artistas. Ambos fueron influenciados por el surrealismo y trabajaron con un estilo figurativo cuando la abstraccion se ponía de moda. Fueron existencialistas, ávidos lectores, profundamente afectados por la Segunda Guerra Mundial y sus vidas muchas veces fueron inocultablemente caóticas. Ambos demostraron ser sobrevivientes de sí mismos.
Se encontraron por primera vez en París, en los tempranos 60s. Se citaron en un café de St Germain, posiblemente haya sigo Les Deux Magots or Flore. Está documentado que en ese primer encuentro cada uno expresó su admiración por el otro.
Más allá de ciertas recurrencias temáticas comunes usadas a veces como simples dispositivos -entre ellas las jaulas y la expresión del grito- (siempre según Peppiatt), Giacometti fue quien lideró el camino e influenció a Bacon el que reconoció ante su amigo Daniel Farson mientras le presentaba a Giacometti, que ése hombre había sido el hombre que más había influenciado en su obra. Por supuesto existen notables diferencias en sus creaciones. Si bien ambos experimentaron con los rayos X en sus procesos creativos, Giacometti encogía sus figuras humanas al máximo, en tanto Bacon se destacaba por representaciones más pulposas.
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