Leo en una “carta al director” en un medio local el desespero de una madre a quien la escuela nunca notificó que su hijo no asistía a clase prácticamente nunca. Lamentable. No vamos a descubrir aquí lo que es “hacer novillos”, una imagen algo de la tauromaquia, de cuando los adolescentes se saltaban la escuela para irse al campo a torear vaquillas. En Cataluña dicen “hacer campana”. En inglés dicen “truancy“, que se asocia con “truhán”, un término con otras connotaciones más negativas, delincuenciales, en español (en inglés, dejar de devolver un libro prestado a la biblioteca hace de uno un “delinquent“).
El texto que sigue ya ha sido publicado, pero entendemos que mantiene su vigencia.
El absentismo escolar figura como antecedente de la mayor parte de las situaciones de patología social del adulto: delincuencia, toxicomanías, desempleo, embarazo precoz, prostitución, gamberrismo, pandilleo, violencia familiar, abusos sexuales, pobreza, marginación, inmigración ilegal, accidentabilidad o muerte precoz.
Nuestra sociedad ha consagrado toda una serie de libertades como base de su desarrollo. En cambio ha decidido hace ya tiempo que la enseñanza sea obligatoria. La obligatoriedad de la enseñanza contiene, además de ofrecer una igualdad de oportunidades a toda la población de acceso al conocimiento, a la educación y a la cultura, el compromiso de que esta opción no se vea alterada por la desidia o la ignorancia de los padres o la inmadurez y desconocimiento de los menores.
En este contexto, el absentismo escolar queda identificado como una forma de patología social. El pediatra está situado en un lugar privilegiado para vigilar la estabilidad de la escolaridad y contribuir a ella. Además debe evitar que sus actuaciones y recomendaciones en relación con aspectos de la salud física o mental, sirvan de coartada para absentismos más o menos justificables.
Según los datos de los departamentos de enseñanza, el absentismo afecta por igual a las escuelas del sistema público y a las escuelas privadas concertadas.
Tipos de absentismo.
Se reconocen varios tipos en relación con su duración o intensidad:
Absentismo puntual. Se trata de un absentismo ocasional, irregular, con motivaciones diversas y que cuando acumulado alcanza un 5% de las jornadas escolares merece atención.
Absentismo cíclico. Ocurre cuando las ausencias coinciden con un día de la semana o bien una parte de la jornada escolar, siempre los lunes, o sólo las tardes, etc., y que reconoce motivaciones sociales o familiares que conviene explorar.
Absentismo crónico. Períodos de absentismo que se alargan en el tiempo, con periodos intercurrentes de escolarización mínimos.
Absentismo de temporada. Coincide con épocas en que la familia pueda ver su ciclo anual alterado como sucede en épocas de cosecha o de ocupación de trabajadores temporeros, ferias ambulantes, etc.
Absentismo selectivo. La ausencia se produce en días concretos, cuando hay ejercicios o exámenes, cuando hay competiciones deportivas en la escuela o a una clase o asignatura determinada
Abandono escolar. Cesación de la escolarización antes de concluir el ciclo.
Las causas del absentismo pueden ser varias y, a menudo, se solapan y complementan en los distintos tipos.
Causas familiares. Las más comunes, especialmente en los grupos de edad más pequeños. Se incluyen las dificultades económicas y la incompetencia social, entre aquellas familias incapaces de comprender que la escolarización es obligatoria por los extraordinarios beneficios que comporta para el futuro de sus hijos. La presión laboral y el desempleo que obliga a desplazamientos, así como la imposibilidad de dejar los niños pequeños nada más que al cuidado de los hermanos mayores, ocasiona que éstos abandonen la escuela.
El hacinamiento, la mendicidad, el nomadismo y, también las viviendas en zonas remotas contribuyen al absentismo.
Las enfermedades físicas o mentales de los padres impiden la escolarización por negligencia o por obligar a los hijos a hacerse cargo de los cuidados de sus padres enfermos.
Causas infantiles. Las enfermedades recurrentes, aún banales, unidas a una interpretación muy amplia de los períodos de convalecencia alargan las ausencia de la escuela por enfermedad.
Los retos constantes del progreso escolar pueden hacer que algunos niños presenten múltiples quejas y excusas para no acudir a la escuela a los que se asocia la angustia de separación vivida igualmente por niño y padres.
Las dificultades del aprendizaje y la inadaptación escolar pesan sobre niño y padres para evitar el reto de la asistencia a la escuela.
En la adolescencia el absentismo puede ser espontáneo del joven y desconocido por los padres. Hacer novillos forma parte de la experiencia de crecer, pero su persistencia es augurio de una escolarización deficiente.
Causas sociales y culturales. Además de todas las situaciones sociales indeseadas que inciden sobre la familia, existen otras que pueden afectar al grupo familiar por su extracción sociocultural. Así los grupos de inmigrantes de otras culturas y religiones pueden encontrar dificultades en adaptarse al sistema escolar vigente. Algunos grupos religiosos integristas o sectas pueden impedir que sus miembros accedan a escuelas públicas o confesionales. Igualmente algunas minorías discriminan el acceso o la continuidad de la escolarización según el sexo de los hijos, generalmente obligando a abandonar la escuela a las hijas adolescentes.
Por otro lado, la intransigencia o intolerancia del sistema escolar ante algunas preferencias culturales con relación al vestido o al comportamiento, como puede suceder con las adolescentes musulmanas, constituyen dificultades añadidas a la continuidad de la enseñanza.
Evidentemente la detección del absentismo corresponde al sistema educativo. Sin embargo el pediatra o el médico de familia puede conocer la regularidad de la escolarización en las consultas rutinarias cuando se suceden en el período escolar o las visitas espontáneas por problemas intercurrentes y, también, cuando la cuestión es planteada por los maestros al indagar una ausencia mal justificada.
La continuidad de la escolarización debe figurar entre las materias a tratar en las consultas infantiles de forma regular. Se debe preguntar a los padres sobre el rendimiento escolar y a la conclusión de los cursos comprobar que se han superado los objetivos. Es conveniente llevar el tema de la escolarización a la entrevista pediátrica incluyendo al niño en la conversación y escuchando sus opiniones y pareceres.
El tratamiento del absentismo escolar es el de sus causas. La colaboración con la escuela, los maestros y las autoridades académicas es crucial para conseguir una normalización de la asistencia.
Las causas médicas de absentismo deben valorarse en su justa medida y deben proponerse alternativas a la escolarización como la domiciliaria en la medida que el sistema local lo permita.
X. Allué (editor)