Revista En Femenino
Últimamente, he estado desconectada del blog y de las redes sociales. Y es que el viernes falleció mi abuela: la única que me quedaba en la tierra. Tenía 94 años y un buen puñado de hijos, nietos y biznietos, así que como os podéis imaginar ha sido algo natural, aunque eso no quita que uno tenga su pena y la vaya a echar de menos siempre. Además, en nuestra familia somos creyentes, y en estos casos, esto siempre ayuda bastante.
De mi abuela puedo decir que era una señora de los pies a la cabeza, y además de muy piadosa, era muy presumida y golosa. Me siento una persona afortunada por haber tenido mucho trato, y del bueno, con ella, a pesar de no vivir en la misma ciudad. Tengo una gran cantidad recuerdos y vivencias guardados en la memoria. De los últimos, me quedo con el primer verano de mi hija, la niña estaba encantada con “bisa” y viceversa; la peque se pasaba el día echándole unas sonrisas increíbles a mi abuela que disfrutó muchísimo de la biznieta.
La verdad, que tengo que agradecer mucho en ese sentido a mis padres que siempre nos han inculcado, desde bien pequeños, el cariño y respeto hacia nuestros abuelos, y no sólo hacía ellos, sino hacia los mayores en general. Las visitas eran frecuentes, y tengo un perfecto recuerdo de muchísimos momentos disfrutados con todos ellos. Creo que es fundamental, hoy en día, que nosotros también traslademos estas enseñanzas a nuestros hijos, se aprende mucho de las personas mayores y ellos nos necesitan, sobre todo, necesitan compañía.
Yo intento, dentro de nuestro complicado horario de trabajo, guardería y terapia, que Paula tenga bastante relación con sus abuelos y lo cierto es que la niña se pone muy contenta cuando los ve, va de buena gana a sus casas y les echa grandes sonrisas. Y a ellos, se les ilumina la cara y se les cae la baba...En definitiva, la niña les alegra el día.
Actualmente, los abuelos tienen un papel fundamental en la sociedad. Muchos mantienen a sus hijos y sus familias o colaboran de forma muy activa, y en ocasiones diaria, del cuidado de sus nietos. En mi caso, mi hija va a guardería porque es lo que a ella le conviene, pero siempre he podido contar con sus abuelos para cualquier ayuda. De hecho, durante los dos primeros meses de trabajo tras la maternidad, mis padres se hicieron cargo de la peque. Siempre hay que saber mantener el equilibrio, ya que no podemos olvidar que ellos ya han cumplido su papel de padres y ahora les toca desempeñar el de abuelos.