Revista Coaching

Acabar con el trabajo asalariado

Por Vivirsintrabajar
En el trabajo asalariado propio de la vida moderna la servidumbre lo envuelve todo, servidumbre que incluso un orden social sin desigualdades aparentes, no podría eliminar. Pues la servidumbre, se trata de una condición inherente al propio trabajo asalariado. Este componente de servidumbre aparece como consecuencia de que la realización del trabajo en la vida moderna viene gobernada por la necesidad de realizar ese trabajo (impuesto por un orden social del tipo que sea) y no por la finalidad, el deseo íntimo que orienta a una persona a realizar ese trabajo. 
El trabajo asalariado obliga al hombre a desear vivir en el estancamiento, va contra el principio de la vida. Pues la vida es movimiento, basada en algo que podemos identificar como el deseo vital, esa fuerza interna que nos mueve hacia un punto nuevo, diferente al anteriorEl ser humano está vivo para experimentar la vida. Si el movimiento se desarrolla en torno al punto de partida, al igual que lo hace el hámster en la jaula, este girar continuamente conduce de manera rápida al desfallecimiento.
Toda condición humana en la cual una persona se encuentra necesariamente en la misma situación el último día de un período de un mes, de unos años, de veinte años de esfuerzos, que el primer día en que se comienza, guarda cierta semejanza con la esclavitud.La semejanza consiste en la imposibilidad de hacer otra cosa distinta de la que se hace, de no poder orientar el propio esfuerzo. Todo es interminable en esta existencia; su finalidad no se ve por parte alguna: la cosa fabricada es un medio; alguna cosa que será vendida. ¿Quién puede hacer de ella su fin? vivir sin trabajarUna de las grandes causas del dolor insoportable y permanente que destruye hoy a los seres humanos, se encuentra en la esencia del trabajo asalariado. El trabajo asalariado nos mata lentamente y es mucho más doloroso que el hambre. El pueblo, si aún existe, debe saber que la lucha que centra todas sus reivindicaciones en el terreno económico, que únicamente desea obtener mayor parte del pastel, es muy limitada. Es como el que se encuentra preso injustamente y está tan obsesionado por recibir mayor ración diaria de pan que acaba por dejar de ver los barrotes que le envuelven. La lucha fundamental es la lucha por su libertad, por vivir sin trabajar, por la fusión entre vida y trabajo en un todo armónico. Es decir, que el trabajo venga marcado por el deseo propio que orienta a una persona a realizar ese trabajo, y se encuentre inscrito dentro de su biografía vital. El sistema cooperativo no ha salido del cerebro de un sabio o de un reformador, sino de las entrañas del mismo pueblo. Charles Gide

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