Revista Arquitectura

Accesibilidad Universal, una asignatura pendiente.

Por Arquirehab @arquirehab
Accesibilidad Universal, una asignatura pendiente.          Hace más de tres años, publique el post “Normativa sobre accesibilidad en los proyectos de construcción” en el que se intentaba hacer una radiografía de la evolución de dicha normativa aplicable, pero siempre enfocada a la construcción.
          Es cierto que a nivel de construcción hemos avanzado mucho a partir del año 2007 cuando se aprobó el RD 505/2007, ya que éste establece la modificación del Código Técnico de Edificación (CTE) para incluir las exigencias básicas de accesibilidad universal y no discriminación en su parte I, como una de las condiciones básicas que todo edificio debe incluir, algo que sucedió en febrero de 2010. En la misma fecha y de forma simultánea se modificó la Parte II del CTE en le documento básico de seguridad de utilización (DB-SU) que pasó a denominarse de “Seguridad de Utilización y Accesibilidad” (DB-SUA).
          Hasta aquí todo correcto, se ha hecho y se sigue realizando un buen trabajo en los proyectos de edificación de obra nueva y se está intentando mejorar el parque existente con la implantación de Informe de Evaluación de Edificios (IEE) en el que se acredita la situación en la que se encuentran los edificios, en cuanto a su estado de conservación, cumplimiento de la normativa vigente sobre accesibilidad universal, y grado de su eficiencia energética.
          Pero aunque la Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal de las Personas con Discapacidad (LIONDAU) data de diciembre de 2003 (Ley 51/2003), a día de hoy, después de haber pasado 13 años, nos encontramos con infraestructuras con infinidad de barreras arquitectónicas y servicios públicos esenciales imposibles de utilizar por personas con cualquier tipo de discapacidad, pero en particular aquellas que sufren discapacidades que afectan a su motricidad.
          La descripción que hace la Ley de “Accesibilidad universal”es la siguiente: condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible. Presupone la estrategia de «diseño para todos» y se entiende sin perjuicio de los ajustes razonables que deban adoptarse.
          Pues bien, a día de hoy seguimos viendo accesos a comercios, restaurantes, comunidades de vecinos, centros de salud, colegios e incluso a administraciones públicas que resultan infranqueables para una silla de ruedas. Se siguen haciendo rampas con pendientes que no sirven ni para practicar deportes de riesgo, por no hablar de las estaciones de trenes de Cercanías, que convierten a Renfe y a Adif en líderes en exclusión. Aunque claro, pensando en que sus trenes tampoco están adaptados, ¿para qué invertir en estaciones?
          En cuanto al metro de Madrid (hablo de éste que es el que más conozco), aunque llevamos muchos años viendo la construcción de nuevas estaciones perfectamente adaptadas, de poco sirven si no se adaptan los transbordos y las estaciones ya existentes, en las cuales en los últimos años se vienen realizando intervenciones de bajo coste, como señalización de zonas de seguridad en andenes y colocación de apoyos isquiáticos, útil para cierto colectivo de discapacitados (invidentes), pero que no aportan ningún valor al resto de personas pertenecientes al colectivo con movilidad reducida, por lo que parece más una maniobra de “postureo político”, que un acto con verdaderas intenciones de integración de la Accesibilidad Universal en la sociedad.
           Si no estáis convencidos de lo que os aquí os describo, os animo a transitar por el mundo con otra actitud. La actitud de activar la mirada crítica.
           En la mayoría de los casos deambulamos por el mundo, abstrayéndonos de lo que ocurre a nuestro alrededor, miramos a todos los sitios pero sin ver absolutamente nada. De igual manera que no es lo mismo oír que escuchar, tampoco es lo mismo mirar que ver, por lo que tenemos que aprender a ver a través de nuestra mirada, y porque no, que ésta sea una mirada crítica.
           Si queréis refrendar esta realidad, os recomiendo que sigáis a @OscarJim3nez en Twitter, que mediante su actividad en las redes sociales, nos muestra las dificultades con las que se encuentra una persona en silla de ruedas desde un punto de vista totalmente objetivo, ya que él lo vive en sus propias carnes.
          En estas letras, únicamente enumero algunos ejemplos, para mi muy importantes, de lo que tiene que mejorar, pero hay muchos más… así que si conoces más y estás de acuerdo con el planteamiento, no dejes de escribir tus comentarios. Nos ayudarán a todos a conocer la realidad del lugar donde vivimos y posiblemente ayude a crear una conciencia social más amigable para con TOD@S los que vivimos en ella.
Por: Mario Ortega Pascual.

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